Jorge Horacio Gentile - Constitucionalista - Ex diputado nacional

La Presidenta dejará abierto hoy el 132° período de sesiones del Congreso, desde que funciona en Buenos Aires (1862), pero que en realidad es el 140, si contamos los años que las cámaras sesionaron en Paraná, entre 1854 y 1861. El traslado del gobierno federal a Buenos Aires se hizo porque el gobernador de esa provincia, Bartolomé Mitre, derrocó en la batalla de Pavón, al segundo presidente constitucional, Santiago Derqui.

La primera sesión del Congreso reunido en Asamblea, y presidido por Salvador M. del Carril, vicepresidente de la Nación, y José B. Graña, presidente de la Cámara de Diputados, se produjo el 22 de octubre de 1854, en la Iglesia Matriz de Paraná, con la presencia de 19 diputados y 21 senadores. El mensaje del primer presidente constitucional, Justo José de Urquiza, lo leyó el ministro del Interior, José B. Gorostiaga, que concluyó diciendo: “quedan abiertas las sesiones del primer Congreso Legislativo Federal”, fórmula que, recientemente, algún Presidente olvidó decir en su mensaje.

Desde la presidencia de Domingo F. Sarmiento, los mensajes fueron orales, algunos como Yrigoyen lo mandaron escrito y otros directamente no lo hicieron. Desde 1946, con el presidente, Juan D. Perón, las sesiones se iniciaron el 1 de mayo, como indicaba la Constitución, y desde 1995 el 1 de marzo, como fue reformado en la Convención del año anterior.

La Constitución confiere al Presidente la atribución de que: “hace anualmente la apertura de las sesiones del Congreso, reunidas al efecto ambas Cámaras, dando cuenta en esta ocasión del estado de la Nación, de las reformas prometidas por la Constitución, y recomendando a su consideración las medidas que juzgue necesarias y convenientes”. Muchas veces, el discurso sobre el “estado de la Nación” es un largo y aburrido informe, referido a lo que la Constitución obliga hacer a los ministros, cuando reza: “luego que el Congreso abra sus sesiones, deberán los ministros del despacho presentarle una memoria detallada del estado de la Nación, en lo relativo a los negocios de sus departamentos”.

En EEUU, el Presidente hace su mensaje ante el Congreso el 25 de enero, y desde 1966, dos o tres congresistas opositores le responden, práctica que no estaría mal imitar en nuestro país, para así escuchar más voces.

Estatuas

El 1 de marzo de este año, además, se repondrán, a los costados de la escalinata principal del Congreso -a 107 años de su remoción-, las réplicas de las esculturas de la artista plástica tucumana Dolores Lola Mora, que representan La Libertad, El Comercio y Los Leones, a la izquierda de la escalera, cerca de la calle H. Yrigoyen-, y La Justicia, La Paz y El Trabajo, del lado de Rivadavia, en el mismo lugar donde estuvieron sus originales desde 1907 hasta 1915, que fueron retiradas por escandalizar a Buenos Aires por contener desnudos. Luego de dormir seis años en galpones municipales, en 1922 fueron trasladadas a Jujuy donde están actualmente.

Queda pendiente cambiar en la Plaza del Congreso el Monumento a los dos Congresos -el de 1813 y 1816- por el de Los tres Congresos, agregando el de 1853 -que sancionó la Constitución-, como lo propuso el diputado Ponciano Vivanco, en 1809, y fue votado por la Cámara que integraba, diciendo: “un monumento al Congreso de Tucumán de 1816, y otro al Congreso Constituyente de Santa Fe, de 1853”.

El Senado sustituyó este último por el Congreso de 1813, y así se sancionó la Ley 6.286, que dispuso su construcción, dejando afuera al Congreso de Santa Fe.

Este año algunos legisladores opositores anunciaron que se retirarán del recinto si los palcos y los alrededores del Congreso son copados por los habituales aplaudidores del oficialismo, para convertir la sesión en un mitin partidario, inundando el recinto con volantes, como ocurrió el año anterior. Es de esperar que ello no suceda y que la Presidenta y alguno de los opositores -en la sesión o fuera de ella- nos hablen con franqueza del “estado de la Nación” y nos despejen las dudas que tenemos sobre el futuro.