El fútbol no tiene lógica, eso está bien claro. La justicia tampoco tiene su lugar asegurado. En este deporte, lo impensado está a la orden el día, pero hay ocasiones en las que los planetas se alinean para que el círculo cierre perfecto. Ayer, todo estaba preparado para que Bella Vista y San Juan regalen una semifinal a toda orquesta. Y así fue.

El público colmó el estadio de Central Norte y se fue lleno de fútbol. Los equipos regalaron un partido vibrante con juego, roce, goles y mucho lujo. Sí, todo al precio de uno. Las emociones llegaron de entrada. A los 22'' Carlos López mostró sus credenciales de depredador del área y adelantó al "santo". Gol, 1 a 0 y a otra cosa. El golpe fue tan duro para el "gaucho" que no pudo reponerse. Con el ánimo por el piso, regaló terreno y balón; y lo pagó. A los 22', López corrió una pelota que parecía perdida; obligó el error de Hernán Aguirre y sentenció a Alejandro Apud. La historia parecía terminada. Pero no.

En el entretiempo, Rodolfo Díaz les lavó la cabeza a sus dirigidos, que salieron renovados. El "gaucho" se llevó por delante a su rival y con mucha actitud y además acompañada de buen fútbol comenzó a torcer el rumbo. Víctor Castaño y Álvaro Cantos -con un tiro libre de atrás de mitad de cancha, en complicidad con la floja reacción de Carlos Porven- nivelaron la balanza.

De ahí en más, el duelo se tornó luchado y con mucha fricción. Nadie quiso regalar nada y comenzaron a regular las fuerzas de cara a la revancha. En siete días seguirá la historia, aunque por lo hecho ayer, ambos equipos merecen un lugar en la final.