Después de dos décadas actuando en series y películas de televisión, sobre todo alemanas, Christoph Waltz, nieto de actores de teatro, saltó a la gran pantalla. Y fue de la mano de Quentin Tarantino, haciendo el papel de un cazajudíos en "Bastardos sin gloria" (2009). Por eso rol obtuvo su primer Oscar.

El austríaco volvió a imponerse en esa categoría -Mejor Actor de Reparto- nuevamente al amparo de Tarantino. En "Django sin cadenas" intepreta a un dentista devenido en cazarrecompensas, papel por el que ya había ganado el Bafta y el Globo de Oro.

La elección no era fácil: competían nada menos que Alan Arkin ("Argo"), Robert de Niro ("El lado luminoso de la vida"), Philip Seymour Hoffman ("The Master") y Tommy Lee Jones ("Lincoln").

"Mi gratitud ilimitada va hacia el Dr. King Schultz", dijo Waltz, refiriéndose al alemán que interpretó en este sangriento homenaje a los spaguetti western. "Me refiero, por supuesto, a su creador y al creador de este inspirado mundo, Quentin Tarantino", continuó. Agradeció además a sus compañeros de reparto, Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio y Samuel Jackson. LA GACETA