Quienes integran grupos de riesgo son los que están más expuestos a las complicaciones que genera el virus de la influenza. Existe consenso generalizado y recomendaciones mundiales sobre la importancia de su inmunización. Los grupos son los siguientes:

- Niños sanos de entre 6 y 59 meses (fundamentalmente los menores de 24 meses).

- Niños y adultos entre 2 y 64 años que sufran enfermedades crónicas (respiratorias, cardiovasculares, renales, hepáticas, diabetes, obesidad mórbida, hematológicas).

- Embarazadas en cualquier mes de gestación (para protegerse ellas mismas y transmitir anticuerpos, que protegerán al bebé los primeros meses de vida).

- Mujeres que tienen bebés menores de 6 meses (puérperas), para que no padezcan la enfermedad y no se la transmitan a los niños, que recién puede recibir la vacuna a partir de los 6 meses.

- Los inmunocomprometidos (trasplantados, pacientes con cáncer, HIV).

- Mayores de 65 años (en algunos países también se recomienda la vacunación a los mayores de 50 años).

Adicionalmente se recomienda que se vacunen trabajadores de la salud y aquellos que tienen contactos cercanos con niños de 0-59 meses y con pacientes que sufren enfermedades crónicas. Es para que puedan brindarles una protección denominada "capullo" (estrategia de vacunación utilizada contra otras enfermedades, como la tos convulsa) y cortar la circulación del virus.

También puede vacunarse toda persona que desee prevenir la gripe y sus complicaciones.

"Es indispensable aplicar la vacuna anualmente, ya que las cepas del virus de influenza que producen la gripe cambian todos los años y los anticuerpos (defensas) que se originan duran de 10 a 12 meses", advirtió Pablo Bonvehí, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología