El otoño ha comenzado a transformar el paisaje de los cerros tucumanos. El verde claro que abundaba en el verano va mutando hacia el ocre y, en algunos casos, se perciben los primeros destellos rojizos. Pasear por las localidades que integran el circuito chico es, por estos días, una suma de placeres visuales. Y, si a eso se agrega la vista a algunas de las capillas de ensueño que existen a lo largo del recorrido, la aventura puede convertirse casi en un éxtasis espiritual.

En Raco, por ejemplo, existe un templo consagrado a San Pío de Pietrelcina, que realmente quita el aliento. No por su majestuosidad, sino justamente por su cuidada y abrumadora sencillez. Se encuentra en la cima de una loma, dentro de la casa de retiros Complejo María. Sin embargo el nombre del Padre Pío (el religioso italiano convertido en santo, al que se le atribuyen milagrosas curaciones y que recibió los estigmas de Cristo) atrae, desde hace casi 10 años, a una multitud de devotos que se dan cita todos los 23 de cada mes, día en que murió el santo. Allí celebran la misa a las 17 y luego comparten la merienda con el pancito del Padre Pío, elaborado con los mismos ingredientes que le gustaban al religioso. Luego de la merienda, los que quieran pueden ver la película sobre el santo. Para los que tienen dificultades para subir hasta la capilla, se instaló un ascensor con capacidad para cuatro personas.

El estilo de los Pirineos
En Villa Nougués, la parada obligada es la capilla del lugar, que es ya un emblema de las postales tucumanas. La construcción se inició en 1902 y se inauguró dos años después. Aunque en las décadas posteriores, se fueron realizando modificaciones. El ingeniero Luis F. Nougués; su hermano, el doctor Juan Carlos Nougués y su prima, Sofía Avellaneda de Etchecopar, fueron quienes costearon la construcción del templo, con dinero de la herencia que recibieron de su abuela Hipólita Silva de Terán.

La arquitectura de la capilla buscó intencionalmente reproducir el aire medieval de Boutx, el pueblo de los Pirineos franceses, de donde eran oriundos los Nougués. Por eso se usaron piedras de la zona y los techos tienen fuertes pendientes. También se la dotó de un campanario en forma de torre coronada por un aguzado chapitel. El efecto es realmente asombroso. Cuando uno se baja del auto en la base de la capilla, tiene la sensación de encontrarse ante una pequeña iglesia de las montañas europeas. Un hechizo que no pierde su efecto.

En honor a San Pío de pietrelcina
Alta en la cima

La capilla del Padre Pío es pequeña y de una sencillez que abruma. Su encantador entorno de pinos y plantas con flores la convierten en un lugar único para el retiro y la oración. Construida en la cima de un cerro, tiene una espectacular vista de toda la villa de Raco. Posee una campana que suena cada vez que hay misa.

Novedoso ascensor
El templo se encuentra en la parte más alta de la loma y acceder a él requiere de un poco de esfuerzo. Por eso, para que todos puedan llegar, se instaló un ascensor desde la base del predio que posee dos asientos con capacidad para dos personas cada uno.

Color y sencillez
Decorada con madera, el aire rústico del templo es evidente. Lo más asombroso son los vitrales con escenas bíblicas.

Con decidido aire medieval
Emblema de la villa
La capilla de Villa Nougués, inaugurada en 1904, es hoy una postal ineludible de los cerros tucumanos. Realizada íntegramente con piedra de la zona, posee techos con fuerte pendiente. Su arquitectura está inspirada en las construcciones de Boutx, el pueblo de los Pirineos franceses. El entorno verde de la capilla la convierte en la elegida para eventos como casamientos o cumpleaños de 15.

Sencillez
En el sobrio interior de la capilla se destaca el gran óleo "La adoración de los pastores" (1917), obra de fray Guillermo Butler.

Recorrido y oración
El pintoresquismo regional de la capilla se completa en la lomada oeste con un vía crucis que lleva hacia la gruta de la Virgen de Lourdes, réplica de la imagen original. Las estaciones están indicadas por cruces de madera y discos que contienen las escenas del calvario realizadas en bajorrelieves.