El discurso jurídico es una herramienta de poder que delinea prácticas sociales como legales y tiene la virtualidad de incidir en la conformación de toda organización política y social. La realidad de hoy nos muestra un modelo de sociedad con proyectos diversos y plurales como visibles y posibles, con familias tipo, ensambladas, homoparentales, divorciadas, separadas, monoparentales, etc. Pienso que otorgar a ambos progenitores el poder de nombrar legítimamente a sus hijos y de resolverlo en el ámbito privado de sus vidas, como propone el anteproyecto, implica una redistribución de poder familiar. Es un indicio de ruptura en la lógica política patriarcal que tiene una cosmovisión androcéntrica como eje y a la familia tipo como única referencia, lo cual responde más a mandatos culturales que a una lectura real del contexto social. Entiéndase bien, el apellido paterno no habrá de desaparecer, pero si será elegible. Tanto como el apellido materno.
El discurso jurídico, como canal político e ideológico de un Estado, resulta idóneo para reinterpretar realidades y desarticular inequidades. Con lo cual, un proyecto de reforma que redistribuye entre ambos progenitores de una pareja el poder de elegir un apellido para sus hijos no sólo da voz a la mujer sino que por sobre todo, habla de igualdad y de libertad en el diseño de la propia biografía.