BEIRUT.- El presidente sirio, Bashar al-Assad, prometió golpear a los "terroristas con mano de hierro" y ridiculizó a la Liga Árabe por sus intentos de detener la violencia en una revuelta de 10 meses contra su mandato.

En su primera intervención en público desde junio del año pasado, el líder sirio hizo vagas promesas de reforma, pero no hubo concesiones amplias que puedan dividir a una oposición ahora determinada a poner fin a más de cuatro décadas de dominación por parte de la familia al Assad. "No soy alguien que va a abandonar la responsabilidad", declaró. "Estoy en esta posición debido al apoyo del pueblo y si me voy será debido al deseo del pueblo", apuntó.

En el último derramamiento de sangre, las fuerzas sirias mataron a tiros a 10 personas, la mayoría de ellos manifestantes anti Assad, en la oriental ciudad de Deir al-Zor, dijo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Disparos realizados desde un puesto de control también mataron a un hombre en Homs.

Las autoridades han prohibido la circulación de medios de comunicación independientes en Siria, por lo que es difícil verificar las cifras de activistas o funcionarios. Al Assad hizo mordaces declaraciones sobre la Liga Árabe, que envió observadores para juzgar si el régimen cumple con un plan de paz que ordena la retirada de las tropas de las ciudades, liberar a prisioneros y emprender un diálogo político, luego de que el país fuera suspendido del grupo en noviembre. "La Liga Árabe fracasó durante seis décadas en tomar posición a favor de los intereses árabes. No deberíamos estar suspendidos", indicó, y agregó que Siria "no cerraría la puerta" a cualquier propuesta árabe que respete su soberanía y unidad.

Siria, indicó al Assad, fue el blanco de una campaña despiadada de la prensa extranjera. Su abordaje de los disturbios, vinculándolos a una conspiración extranjera y enfrentándolos con una represión violenta y promesas vagas de reformas, hace recordar a otros líderes árabes confrontados con protestas masivas el año pasado.

Tres de ellos fueron derrocados. Pese a los persistentes levantamientos en Siria, en los cuales los insurgentes comenzaron a eclipsar a los manifestantes civiles, las fuerzas de seguridad del gobierno parecen llevar la delantera. "El régimen sirio probablemente retendrá el poder a lo largo de la mayor parte del 2012", advirtió Ayham Kamel, de la consultora de riesgo político Eurasia Group. "Pese a que se incrementarán las deserciones militares, el Ejército probablemente mantendrá la cohesión", indicó, y planteó que poderosos líderes comerciales en Damasco y Aleppo sólo abandonarían a al Assad si surgiera una alternativa de liderazgo creíble.

La oposición siria, desgarrada por divisiones internas, tiene aún que formar un consejo ampliamente aceptado. Opositores de al Assad sugieren que la misión de la Liga no ha conseguido detener el derramamiento de sangre y sólo da al líder sirio más tiempo para aplastar a sus oponentes. Un funcionario anticipó que la delegación se ampliaría desde 165 observadores a 200 miembros. (Reuters)