Un adiós agradecido. Con esa sensación de tarea lograda, de amplia satisfacción y, a lo mejor, hasta de afecto y anticipada nostalgia, terminó oficialmente ayer la primera gestión del Consejo Asesor de la Magistratura (CAM) de Tucumán.

Presidido por Antonio Gandur, vocal de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán (CSJT), el cuerpo de autoridades saliente celebró un acto de cierre en el Centro Cultural Virla. En ese ámbito, el órgano de selección de jueces presentó la memoria bianual, y entregó certificados a los consejeros, a los jurados de los concursos, y a los representantes de los poderes del Estado y de las instituciones académicas e intermedias que prestaron su colaboración para el desarrollo de los concursos que sustanció el CAM.

La ceremonia de una hora de duración comenzó 20 minutos más tarde de lo previsto, ni bien llegó el consejero y legislador oficialista Regino Amado, presidente subrogante de la Legislatura. Sin dilación, Amado subió al estrado donde lo esperaban Antonio Estofán, presidente de la CSJT, Gandur, y Carolina Vargas Aignasse, vicepresidenta del CAM y legisladora justicialista.

Tras el himno, el conductor del acto leyó el prólogo de la memoria, un cuaderno negro de 409 páginas. Aquel texto define al CAM como un deseo genuino de toda la comunidad. Y sobre sus orígenes -un capítulo de la judicialización de la reforma constitucional de 2006- afirma: "luego de un proceso de aprendizaje y debate social, se entendió que la organización y el procedimiento para designar a los futuros magistrados no era una cuestión menor en el andamiaje del sistema republicano puesto que, en gran medida, de ello dependía la independencia de uno de los poderes del Estado (la Justicia)".

Aplauso larguísimo

Aquella tensión inicial quedó superada por la valiosa tarea que desplegó el CAM durante sus primeros dos años de vida, según Gandur. En su discurso, el primer presidente del Consejo calificó a este de "institución que sacude viejas prácticas (en la designación de magistrados)" y recordó a los numerosos disidentes que plantearon dudas sobre si el nuevo órgano podría resolver la crisis del Poder Judicial derivada de las numerosas vacantes pendientes de cobertura. "Gracias a la cohesión, la inteligencia y el incesante trabajo de los consejeros dimos por tierra aquellas oscuras predicciones y cumplimos con creces el objetivo legal de elegir magistrados independientes y altamente capacitados", reflexionó Gandur, que concluyó su discurso con un "Dios derrame bendiciones sobre todos ustedes". La intervención del -desde hoy- ex titular del CAM (será reemplazado por Daniel Posse, vocal de la CSJT) fue recompensada con un aplauso larguísimo.

La evaluación positiva del camino andado impregnó también la alocución que pronunció Vargas Aignasse. La legisladora alperovichista subrayó que el trabajo en el seno del Consejo se distinguió por el debate, la búsqueda de consensos y el intercambio de experiencias: "sobre todo, por la manifiesta voluntad de deponer intereses sectoriales para honrar la confianza depositada, y entregar un CAM cuya organización y dinámica trascienda los tiempos y las personas, asegurando transparencia y excelencia".

Los rostros se renuevan, las instituciones permanecen. "Mucho es lo que falta por hacer", dijeron Gandur y Vargas Aignasse. Y hay que aprovechar el tiempo: dos años, ya está visto, se van en un imperceptible pispás.