Ecléctica. Variopinta. Cumplidora. La noche tucumana se abre ante sus usuarios como un inmenso buffet que invita a saborear los más diversos platos. Veladas picantes, light y calientes: el menú es tan amplio que satisface a cualquiera y, al final, deja al noctámbulo relamiéndose los labios.
Cuando el crepúsculo destiñe el cielo, las opciones de los andariegos se multiplican. A cada estilo corresponde un bar; a cada antojo, un rincón céntrico. Tan generosa es la movida en la provincia que hasta cuida a sus usuarios de una caminata cansadora, y reescribe el dicho: establece que lo bueno viene en envase concentrado y compila a la mayoría de los locales en unas pocas cuadras.
Barrio Norte es un arquetipo de esa ventaja. Bares y restaurantes para todos los gustos se codean y presumen lo que más los caracteriza. Están los de sillas rústicas y paredes cubiertas de artesanías; los que al lado de las mesas presentan un teatro o una muestra de pintura de modo que la gente combine arte, charla y gastronomía; los que tienen más parlantes que platos y así hacen la previa al boliche mejor que el boliche mismo; los que ofrecen una bebida o un plato que no se vende en otro lado; los muy caros y los más baratos, y muchísimos otros.
No hay descanso para ellos porque tampoco los hay para los amantes de la noche. De miércoles a domingo se aprecia el mayor desfile de trasnochadores, pero el movimiento es incesante hasta cuando es lunes y hay que levantarse temprano o cuando es fin de mes y no hay dinero en los bolsillos. El equipo multimedia de LA GACETA se internó en la vorágine de la noche en Tucumán y captó sus mejores momentos. Aquí, un mapa de los sitios más concurridos.¿Te animás a acompañarlo? LA GACETA ©
 

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