"Los lobbistas son producto de los gobiernos corruptos y antipatrias"; "son los grandes oportunistas de turno"; "buscan conseguir beneficios para su propio interés", son algunas de las opiniones vertidas on line por los lectores de LA GACETA, en respuesta a la invitación para que definan a quienes realizan gestiones en los despachos oficiales de los tres poderes del Estado. La lectura popular sobre la actividad del lobby se distancia sensiblemente de su aplicación constante y diaria, en defensa de múltiples y diversas necesidades sectoriales de la comunidad. La interpretación negativa se facilita por la falta de una legislación adecuada, tanto en la Nación como en la provincia, que regule esta labor.