En pleno corazón de la peatonal Muñecas, en el número 145, se levanta un antiguo edificio que es patrimonio urbanístico de Tucumán. En su frontispicio se lee “Escuela Fábrica”. Sus orígenes, en 1945, forman parte de la historia tucumana, cuando la mujer aún no votaba y su vida se limitaba al hogar y al cuidado de los hijos. Fue en ese marco que esta institución se propone ayudar a “la formación integral a la mujer”, gracias a sus talleres de corte y confección, hoy convertidos en trayectos profesionales para la formación de diseñadores de indumentaria y arte textil.

“Lo que hacemos es moda sustentable, trabajamos con una de las industrias que más contamina el planeta, por eso tenemos una perspectiva de cuidado del ambiente. Reutilizamos todo, las camisas y viejos jeans se convierten en distintos objetos, volvemos a darle nueva vida a cada prenda”, dice la ingeniera Esther Jaime, docente del área textil de la escuela. Pero eso es sólo un aspecto de todo lo que se enseña: los alumnos aprenden todo el proceso y egresan, según la especialidad que elijan, con los títulos de “productor textil artesanal”, “confeccionista a medida- modista-modisto” y “confeccionista textil industrial. La carrera dura un año lectivo.

La Escuela de Formación Profesional Mercedes San Martín de Balcarce N° 2, como se llama la institución desde 1951, cuenta con una amplia oferta. Además del área textil ofrece formación en peluquería, maquillaje de fantasía, marroquinería y calzado, y orfebrería. Las clases se dictan por la noche, de 18.30 a 23, lo que permite a los estudiantes trabajar o realizar otras actividades. Por la mañana, en el mismo edificio, funciona la escuela Hogar y Patria, donde se enseña confeccionista textil industrial, productor textil, marroquinería textil y gastronomía. Y por la tarde, en el mismo lugar, desarrolla sus actividades la escuela secundaria Alicia Moreau de Justo.

Obras en movimiento

En su reciente muestra anual, los alumnos exhibieron sus trabajos y realizaron un desfile de modas con apoyo de la diseñadora Fernanda Suárez. En el taller textil los alumnos confeccionan todo tipo de indumentaria pero también fabrican juguetes y material didáctico de tela que luego donan a centros de estimulación infantil, hospitales y hogares de niños. Este proyecto, a cargo de la profesora Jaime, fue galardonado el año pasado con el Premio Presidencial Escuelas Solidarias.

En el sector de marroquinería y calzado se exhiben todo tipo de objetos, desde llaveros hasta sandalias y sombreros. “Yo vine al taller sin tener conocimientos previos y con una idea fija: hacer mis propias sandalias, en base a un diseño mío”, relata Viviana Aramayo. “Si bien no fue tan fácil como yo pensaba, y me llevó tres años aprender a curtir el cuero, teñirlo, cortarlo y repujarlo, entre muchas otras cosas, hoy me doy el gusto de decir lo logré, aquí están las sandalias que hice yo”, dice mostrando sus impecables sandalias.

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“En el taller comenzamos con cosas sencillas, llaveros, y vamos complejizando hasta continuar con billeteras, bolsos, mochilas, cintos, bandoleras, canastas materas, pantuflas, zapatos, y todo lo que quieran hacer los alumnos”, explica Leandro Barrionuevo, docente del taller. “Se empieza con técnicas básicas de cortado, cincelado, costuras con hilo y con tientos hasta que el alumno domina la técnica”, afirma.

Inscripciones

Las inscripciones en todos los talleres se realizan la última semana de febrero. Las clases son gratuitas pero los alumnos deben llevar los materiales con los que quieren trabajar. La escuela provee de toda la infraestructura y maquinarias. Los cupos son limitados.

En orfebrería- esta es la única escuela de la provincia que la tiene como trayecto profesional- la calidad de los objetos hechos por los alumnos nada tiene que envidiar a otros artesanos con trayectoria. avezados. “Los alumnos aprenden diseño, elaboración y limpieza de objetos de joyería. Trabajan en cobre, bronce, latón, alpaca, oro y plata” explica el orfebre José Luis Aráoz, docente del taller. En este caso los grupos son reducidos, de 12 a 15 alumnos.

Tulio Héctor Hércules Peresin es jubilado y aunque comenzó el taller como terapia, hoy sorprende a propios y extraños por la prolijidad y belleza de sus piezas en alpaca, bronce y otros materiales. Fabrica cuchillos, bombillas, dijes y todo tipo de objetos.

En el otro extremo de la vida, Luz Turnes, de 20 años, practica todo lo que aprendió en el taller de maquillador de fantasía y muy pronto comenzará a tener sus primeros clientes.

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Esther Jaime reconoce que en su vida personal, la escuela de Formación Profesional cumplió ampliamente sus objetivos: “yo estudié en esta escuela, me especialicé en trabajo textil, con esto me gané la vida, estudié en la universidad, me recibí de ingeniera en Sistemas y de profesora de Disciplinas Industriales, y volví a mi querida Escuela Fábrica a enseñar a las nuevas generaciones”.

La Provincia ofrece una amplia oferta de trayectos profesionalizantes. Una muestra de lo que hacen los alumnos podrá verse el viernes, en la plaza Urquiza, de 9 a 15, donde alumnos y docentes de diferentes instituciones educativas exhibirán y venderán sus productos. También habrá actividades culturales y recreativas para toda la comunidad.