La mañana comenzó tensa en las puertas del Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán, donde se deberán definir dos puntos clave: el aumento del boleto de colectivo -que pasaría de $950 a $1.250- y la regulación del uso de aplicaciones de transporte como Uber, DiDi y Cabify.

A metros del edificio, cientos de trabajadores de apps se concentraron para reclamar contra los alcances de la ordenanza que se discutirá. La protesta se desarrollaba en silencio, aunque cerca de las 10 un ruido alteró el clima: una bomba de estruendo explotó sobre calle Monteagudo. La policía intervino de inmediato y exigió a los manifestantes evitar el uso de pirotecnia por la cercanía con sanatorios y hospitales.

Protestan los trabajadores de apps de transporte que rechazan las nuevas exigencias en la capital tucumana

La mayoría de los choferes se mantenía reunida en grupos, conversando y esperando novedades sobre un posible diálogo con los concejales. Entre ellos surgieron voces que, con nombre o sin él, describieron una realidad laboral marcada por la precariedad y la falta de alternativas.

FOTOS DE ANALÍA JARAMILLO

“Trabajamos 12 horas por día. Todos los días. No existe el frío, la lluvia, nada. Así tratamos de llegar a fin de mes”, explicó uno de los motociclistas a LA GACETA. “Somos muchos los que no tenemos otro trabajo. Esto no es un hobby ni una elección: es lo que nos permite poner un plato de comida en la mesa”.

Uno de los puntos que más rechazan es la restricción para tomar pasajeros fuera de la capital. La ordenanza establece que un chofer no podrá levantar viajes en Yerba Buena u otros municipios y luego regresar con pasajeros hacia San Miguel de Tucumán, salvo que cada distrito adhiera a la regulación.

“Nos perjudica muchísimo”, señaló otro trabajador. “Si llevo un viaje a Yerba Buena, tengo que volver vacío. Eso es combustible perdido y horas perdidas. Queremos que los otros municipios se adhieran, porque si no, nos dejan sin trabajo”.

Los propios conductores reconocen que, ante la falta de representación formal, se organizan a través de administradores de grupos de WhatsApp. “Somos alrededor de 7.000 motos que trabajamos todos los días en Tucumán”, indicaron.

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Detrás de los números, la dimensión humana se repite en cada testimonio. Una trabajadora explicó por qué eligió el sistema de aplicaciones: “En un bar te pagan $17.000 por ocho horas. Acá manejamos nuestros horarios. Si tu hijo se enferma, podés parar. Para muchas mamás eso es clave. Pero la independencia también tiene un costo: tenés que estar conectada 12 horas para que alcance”.

Los manifestantes insistieron en que la gente “debe ser libre de elegir” y cuestionaron episodios de hostigamiento hacia conductores de apps. “La pasajera es dueña de tomarse lo que quiera: un taxi, un colectivo, un Uber o un remis”, dijeron.