Después de otorgar estrellas a los restaurantes y llaves a los hoteles, la prestigiosa guía Michelin suma un nuevo capítulo: los “racimos”, una clasificación destinada a reconocer la calidad de los viñedos.
El anuncio fue realizado este martes por su director, Gwendal Poullennec, quien destacó que el objetivo es “ofrecer a los amantes del buen comer un nuevo referente con el que celebrar los talentos vitícolas”.
La nueva distinción tendrá tres niveles: un racimo para viñedos de “gran calidad”, dos para aquellos de “excelencia” y tres para las bodegas consideradas de “excepción”. También habrá la mención “recomendado”, para quienes no alcancen el primer rango.
La evaluación se basará en cinco criterios: la calidad de la agronomía -que refleja el trabajo en el viñedo-, el dominio técnico en la bodega, la identidad del vino, su equilibrio y la consistencia a lo largo de varias añadas. Un equipo de especialistas de Michelin realizará las visitas y análisis, garantizando la independencia del sistema.
Los primeros en ser calificados
Las primeras evaluaciones se centrarán en Burdeos y Borgoña, y los resultados se anunciarán en 2026, en dos eventos aún sin fecha confirmada. Luego, el sistema se expandirá al resto de las regiones vitivinícolas de Francia y, posteriormente, del mundo.
Aunque se trata de una novedad, Michelin recuerda que su vínculo con el vino es histórico: desde 1900, sus recomendaciones tenían en cuenta la calidad de la carta, y con los años incorporaron un pictograma para destacar las mejores selecciones y un premio de sumillería.
La adquisición de la guía Parker -referente mundial de crítica enológica- en 2016 reforzó ese camino. Pese a ello, la Parker seguirá funcionando bajo su propia marca, confirmó recientemente el director general del grupo, Florent Menegaux.