No es exagerado decir que el estrés puede quitarnos años de vida. Según una investigación publicada en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, las personas que reportan una cantidad prolongada y alta de estrés vital tienen un riesgo 43% mayor de muerte prematura en comparación con aquellas que no lo experimentan.

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El problema es que el estrés no solo nos lleva a hábitos de vida poco saludables, como comer en exceso o fumar, sino que también desencadena la liberación de cortisol. Esta respuesta hormonal provoca una cascada de problemas, incluido el aumento de la presión arterial, el colesterol y el azúcar en sangre, todos ellos factores de riesgo clave para las enfermedades cardíacas. Es por eso que, al buscar desesperadamente un alivio, caemos en una rutina nocturna que los cardiólogos alertan que hace más daño que bien: relajarse con una copa de vino o alguna bebida alcohólic por la noche.

El efecto rebote que daña tu salud

El mecanismo del alcohol puede ser engañoso. Inmediatamente después de consumirlo, la presión arterial, para sorpresa, puede bajar. El cardiólogo Dr. Joshua Weisbrot explicó al medio Parade Magazine que esto sucede porque el alcohol puede hacer que las personas se sientan menos estresadas y más relajadas.

Lindsay Malone, dietista clínica, añadió que justo después de beber, el alcohol actúa como un vasodilatador, lo que significa que relaja los vasos sanguíneos y puede reducir temporalmente la presión arterial. No obstante, los expertos hacen énfasis en que, aunque el alcohol reduzca la presión a corto plazo, a largo plazo la eleva significativamente. 

Malone explicó que "después de unas horas, y especialmente después de múltiples bebidas, el cuerpo responde con un aumento de rebote en la actividad del sistema nervioso simpático, lo que lleva a un aumento de la presión arterial". El Dr. Paul Drury, cardiólogo, coincidió, señalando que la presión arterial generalmente aumenta 12 horas después del consumo de alcohol.

Ni siquiera el vino tinto se salva de la advertencia

Quizás hayas escuchado que el vino tinto es bueno para el corazón, pero los especialistas lo desmienten. El Dr. Drury advirtió: "El consumo excesivo de vino o alcohol no tiene ningún beneficio para la salud del corazón". Si bien es cierto que el vino tinto contiene antioxidantes que pueden ayudar a reducir el colesterol, el médico indicó que la presencia de alcohol anula estos beneficios, por lo que resulta más saludable consumir uvas rojas directamente.

De hecho, el consumo diario, incluso en cantidades moderadas, puede ser perjudicial a largo plazo. Malone señaló que "con el tiempo, el consumo diario de alcohol, incluso en niveles bajos, puede aumentar el riesgo de desarrollar presión arterial alta. Los estudios muestran una clara relación dosis-dependiente entre el alcohol y la hipertensión, particularmente con el uso regular". Además, beber habitualmente interfiere con el sueño, aumenta las hormonas del estrés y sobrecarga el hígado. El enfoque más seguro, según la Asociación Estadounidense del Corazón, es un uso de baja frecuencia y bajo volumen, si es que se bebe.

Alternativas saludables para bajar el estrés

Si el alcohol no es la solución, ¿cuáles son las alternativas saludables para el corazón y que nos permitan relajarnos? El Dr. Weisbrot recomendó cambiar la copa por el movimiento. Salir a caminar o ir al gimnasio, así como "el ejercicio aeróbico regular y el entrenamiento de fuerza ayudan a reducir la presión arterial, mejoran la circulación y reducen el riesgo cardiovascular".

Si el ejercicio por el contrario te energiza en lugar de relajarte, Malone sugiere probar pasatiempos creativos, como tejer, pintar, o hacer rompecabezas. También podés optar por alternativas para beber, como preparar un cóctel sin alcohol o un vino sin alcohol. Pasar tiempo de calidad con tus seres queridos, incluidas las mascotas, también puede ayudar a aliviar el estrés y a reducir la presión arterial.