El ejercicio físico es una de las herramientas más efectivas para cuidar la salud y mantener el cuerpo fuerte y funcional. Entre las múltiples opciones disponibles, las sentadillas destacan por su simplicidad y sus amplios beneficios, tanto para el rendimiento como para las tareas cotidianas.

Este movimiento básico imita acciones diarias como sentarse, agacharse o levantar objetos. Por eso, incorporar sentadillas en la rutina ayuda a mejorar la movilidad, la postura y la resistencia muscular, sin necesidad de utilizar elementos adicionales.

Además, es un ejercicio adaptable a cualquier nivel de condición física. Desde principiantes hasta deportistas avanzados, todos pueden realizarlas de manera progresiva para fortalecer el cuerpo y prevenir molestias articulares o musculares.

Beneficios de hacer sentadillas

Practicar sentadillas de forma regular ofrece múltiples beneficios físicos y funcionales. Entre los más destacados se encuentran:

- Fortalecimiento muscular integral: activan los principales grupos musculares del tren inferior, como los glúteos, cuádriceps e isquiotibiales, además del abdomen y la zona lumbar.

- Mejor estabilidad y equilibrio: al involucrar varios músculos al mismo tiempo, mejoran la coordinación y reducen el riesgo de caídas o lesiones.

- Aumento de la densidad ósea: este tipo de movimiento con carga corporal estimula los huesos y ayuda a prevenir la osteoporosis.

- Beneficios metabólicos: incrementan el gasto energético y favorecen la circulación sanguínea, contribuyendo al control del peso corporal.

Cómo hacerlas correctamente

Para obtener resultados y evitar lesiones, los especialistas recomiendan realizar las sentadillas de forma controlada y con buena técnica.
Los pies deben colocarse separados al ancho de los hombros, la espalda mantenerse recta y las rodillas alineadas con los dedos de los pies.
La profundidad del movimiento debe ajustarse al nivel de cada persona, evitando forzar las articulaciones.

En cuanto a la frecuencia, se sugiere incluirlas al menos dos o tres veces por semana, como parte de una rutina general de entrenamiento de fuerza. Con el tiempo, se pueden sumar variaciones -como sentadillas con salto, con peso o en una sola pierna- para continuar desarrollando fuerza y estabilidad.

Un hábito que mejora la vida diaria

Hacer de las sentadillas un hábito no solo mejora el rendimiento físico, sino también la funcionalidad en las actividades diarias.
Acciones tan simples como levantarse, subir escaleras o cargar objetos se vuelven más sencillas y naturales, demostrando que un ejercicio básico puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida.