El anuncio del gobierno nacional de eliminar por tres días las retenciones a las exportaciones de granos dejó un fuerte malestar en el sector agropecuario. Roberto Palomo, integrante de la comisión directiva de Apronor, aseguró a LA GACETA que la mayoría de los productores tucumanos se sienten “estafados” y que la medida terminó beneficiando a los grandes exportadores, dejando a miles de pequeños y medianos productores sin la posibilidad de aprovechar la ventana de ventas.

“La medida no fue justa. El productor que ya había vendido su mercadería para cubrir compromisos quedó afuera. Y el que tenía algo para vender, cuando quiso organizar la logística, se encontró con que los cupos ya estaban cubiertos por los exportadores”, explicó Palomo. 

Según detalló, la operatoria permitió que las cerealeras registraran declaraciones de venta al exterior con precios sin retenciones, pero que luego compren la mercadería a los productores con el esquema previo de retenciones, generando una diferencia que quedó en manos de las grandes firmas.

Palomo fue más allá y cuestionó el trasfondo político de la decisión. “Si somos mal pensados, fue un favor del gobierno a las cerealeras. Ellos facilitaron los dólares que necesitaba el Ejecutivo y a cambio tuvieron la posibilidad de hacer un gran negocio”.

Los productores no quieren las retenciones.

El dirigente rural también comparó la medida con los “dólares soja” implementados en gestiones anteriores. “El discurso del gobierno es distinto, pero el patrón de comportamiento es el mismo: siguen viendo al campo como una caja. No hay previsibilidad ni reglas claras, y eso hace muy difícil planificar”.

En cuanto al humor de las bases, reconoció que cambió y que hoy hay un creciente enojo con el gobierno nacional. “De a poco los productores vuelven a ver al gobierno como un enemigo, como en la época del kirchnerismo. La diferencia es que antes nos rompían los silobolsas; hoy no pasa eso, pero las medidas son igual de tramposas”.

Finalmente, advirtió que el poder de lobby de los exportadores quedó en evidencia y que el diálogo con las autoridades nacionales es débil. “Mientras nosotros seguimos esperando respuestas, queda claro que la industria y los grandes jugadores tienen más llegada al gobierno que los productores”.