María Branyas Morera vivía en España y murió recientemente a los 117 años. Su longevidad fue estudiada por investigadores del Instituto Josep Carreras de Leucemia y la Universidad de Barcelona. Los resultados del mismo arrojaron datos sorprendentes sobre el excelente estado físico de María
Consumir vitamina D previene los problemas de huesos en la vejez: qué alimentos la contienenLa publicación salió en la revista Cell Reports Medicine donde los expertos mostraban la sorpresa por la falta de deterioro por edad de María. El estudio fue realizado por investigadores del Instituto Josep Carreras de Leucemia y la Universidad de Barcelona, quienes analizaron durante un año muestras de sangre, orina y saliva de la mujer.
¿Por qué estudiaban a María Branyas Morera?
Los científicos se centraron en Branyas Morera porque su proceso de envejecimiento desafiaba las normas convencionales. A sus 117 años, su notable lucidez y salud la convertían en un caso de estudio único, proporcionando una valiosa oportunidad para investigar las diferencias que la distinguían de otros supercentenarios. El equipo buscó desentrañar los secretos detrás de su excepcional longevidad, explorando la interacción entre su genética y sus hábitos de vida.
El principal objetivo del equipo de investigación era comprender cómo la combinación de factores genéticos y de estilo de vida contribuyó a su notable resistencia. Nacida en Estados Unidos y criada en Cataluña, Morera siguió una rutina simple: una dieta equilibrada, abstención de alcohol y tabaco, y un fuerte apoyo familiar y social que la acompañó a lo largo de su vida.
La conclusión: ¿cuál era el truco de María para vivir tantos años?
El estudio sorprendió a los investigadores al mostrar que, pese a tener telómeros muy cortos —un signo característico del envejecimiento celular—, María no presentaba enfermedades degenerativas. Su metabolismo del colesterol y las grasas se mantenía en equilibrio, y sus facultades cognitivas estaban en buen estado. En otras palabras, no padecía los males habituales de la vejez y conservaba plena lucidez mental.
Según explicó el científico Manel Esteller, lo singular era que María desafiaba la regla general de que envejecer implica enfermarse. El equipo quiso comprender qué factores la habían convertido en una excepción. El hallazgo despertó gran interés porque abría la posibilidad de repensar la relación entre envejecimiento y enfermedad.
La investigación señaló que sus hábitos de vida desempeñaron un papel importante. Consumía a diario yogures probióticos de una marca catalana y durante años acompañó esa rutina con un batido de ocho cereales. Además, no fumaba ni bebía alcohol, mantenía un peso estable y cultivaba una vida social activa junto a familiares y amigos. Para los especialistas, estos factores, sumados a su genética, ayudaron a mostrar que es posible “ser viejo sin estar enfermo”.