Con un dejo de nostalgia para algunos y una chispa de entusiasmo para otros, el Lago San Miguel volvió a encenderse este fin de semana. Patos de pico anaranjado que nadaban cerca de los muelles, el reflejo de las palmeras en el agua, familias enteras que esperaba su turno y el movimiento constante de botes a pedal con toldos de colores fueron la postal novedosa del Parque 9 de Julio.
El viernes pasado se inauguraron las nuevas bicicletas acuáticas, que permitirán recorrer el lago de punta a punta. Y si bien el servicio solo funcionó ese día (debido a un problema con las algas que dificultaba el avance), ya se comunicó que posiblemente desde este martes estarán nuevamente disponibles. Lo que sí se pudo disfrutar durante las últimas 72 horas fueron los seis botes a pedal, que hicieron recordar a los tucumanos las épocas doradas de este emblemático espacio verde.
“La gente está muy contenta, sobre todo los más grandes, que nos dicen que antes venían al lago, que este servicio existía y que les gusta que haya vuelto”, contó Evelyn Villagra, de la empresa Transporte 9 de Julio, quienes donaron los botes y las bicicletas acuáticas al municipio para su uso gratuito.
El entusiasmo de las familias se reflejaba en la orilla. Marcos Guerrero llegó con su hija Valentina, de 5 años, y no ocultó su emoción. “Ella me pidió subir conmigo, y la verdad es que fue muy lindo. Es la primera vez que hacemos algo así. Lo recomiendo, es una nueva experiencia y es una forma de compartir con los hijos”, reflexionó.
Valentina, tímida pero sonriente, confesó que lo que más le gustó fue “el agua” y que no tuvo nada de miedo.
Silvana Guerrero fue otra de las que probó el paseo. “Es divertido, una experiencia nueva para mí. Me parece muy bien que sea gratis, porque mucha gente no podría pagarlo”, destacó.
Su hija Candela, de 14 años, terminó algo cansada pero con ganas de repetir. “Me parece que es un re buen plan para hacer con amigos”, asintió.
Historias que esperaban
José Salvatierra y su hijo Lucio esperaron casi 40 minutos para subirse al bote. “Él está entusiasmado, por eso decidimos esperar lo que sea necesario. La idea era jugar a la pelota, pero cuando vimos esto nos pareció una gran idea para pasar la tarde”, comentó.
Silvia Gómez, por su parte, no pudo disimular la emoción. “Yo vi esto en otras ciudades del país, pero nunca tuve la posibilidad de salir ni siquiera de Tucumán. Poder tener un rato en el agua con mi hija, o que mi hijo mayor pueda hacer esto con sus amigos, me parece lindísimo”, confesó.
Cómo acceder al paseo
El servicio funciona de martes a viernes de 14 a 20 y los sábados y domingos en doble turno, de 10 a 13 y de 15 a 20 . Aunque al principio, las pedaleadas podían durar una media hora, con el éxito de la convocatoria se decidió que la duración de cada viaje es de 15 minutos para que todos tengan la oportunidad de subir.
Recuerdos fotográficos: 1961. El lago San Miguel nace con botes y pesca infantilPara acceder es obligatorio presentar DNI y firmar un acuerdo de responsabilidad. Los menores pueden subir a partir de los cinco años y se permite un máximo de dos personas por bote.
Un lago con brillo propio
El regreso de esta propuesta reacrativa es parte del Plan de Recuperación y Manejo Integral del Lago San Miguel, que en los últimos meses permitió retirar más de 67.000 kilos de algas y residuos, instalar fuentes ornamentales con luces, plantar especies ornamentales y reforzar la cartelería para promover el cuidado del espacio.
Hoy, el lago luce despejado, con aves residentes -50 patos y 18 gansos- que se convirtieron en parte del paisaje y que reciben alimento todas las semanas.
Video: el lago San Miguel estrena bicis acuáticas en el parque 9 de JulioLa historia de este lugar comenzó en 1960 y su inauguración fue un año después. Durante las décadas siguientes fue sinónimo de paseo dominical para los tucumanos. Las fotos antiguas muestran botes y remos, y hasta competencias recreativas.
Por eso, el regreso de las embarcaciones no solo es una actividad más, sino un rescate de la memoria colectiva y una invitación a redescubrir el parque y a volver a apropiarse de uno de los espacios más queridos de la ciudad.