Bajo las gélidas aguas del mar del Norte nuestro planeta parece entrar en una dimensión alternativa, un lugar donde las leyes de la geología y la lógica parecieran no aplicar. Un paisaje submarino puso literalmente de cabeza lo conocido sobre las formaciones de los sedimentos submarinos al revelar unas particulares montañas en esta región.

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El escenario que se apareció frente a los científicos de la Universidad de Manchester descolocó por completo el orden natural al que estaban acostumbrados: cientos de montículos submarinos, algunos extendiéndose por varios kilómetros, donde las capas más jóvenes de sedimento se encontraban inexplicablemente debajo de las más antiguas. Parecía como si la historia geológica hubiera decidido contarse al revés, contradiciendo la ley de superposición, el pilar que advierte que las capas más viejas siempre están abajo y las nuevas, arriba.

Un misterio bajo las olas

Este sorprendente fenómeno, bautizado como "inversión estratigráfica", presenta un escenario verdaderamente inusual. Las capas más recientes descansan sepultadas bajo las más antiguas, planteando serias preguntas sobre las fuerzas capaces de trastocar de forma tan drástica la arquitectura de los sedimentos marinos.

Pero lo verdaderamente extraordinario de este hallazgo no es solo su existencia (la inversión estratigráfica ya se había documentado en pequeñas formaciones), sino su escala sin precedentes. Los montículos del mar del Norte son la primera evidencia de este fenómeno a nivel regional, mostrando que este proceso puede ser mucho más extenso de lo que se pensaba. "Este descubrimiento revela un proceso geológico que no habíamos visto antes a esta escala", explica el profesor Mads Huuse de la Universidad de Manchester, autor principal del estudio. El equipo, que utilizó imágenes sísmicas tridimensionales de alta resolución, llamó a estas estructuras hundidas "sinkites".

Cuando la historia geológica se invierte

Entonces, ¿cómo se formaron estas insólitas estructuras que parecen desafiar la lógica? El estudio revela que este proceso ocurrió principalmente entre el Mioceno tardío y el Plioceno, hace entre 11 y 2,6 millones de años, después de un gran cambio geológico conocido como la "Discordancia del Mioceno Medio".

En aquella época remota, terremotos o movimientos telúricos similares provocaron que la arena más joven y densa se licuara, como si fuera barro, y se hundiera. Mientras tanto, las capas más ligeras de fango, ricas en diminutos fósiles marinos, fueron empujadas hacia arriba, formando grandes "balsas flotantes" que los investigadores denominaron "floatites". El resultado fue un paisaje submarino increíblemente insólito, con las capas geológicas invertidas justo bajo el fondo marino.

Aplicaciones que van más allá

Pero este descubrimiento no es solo una fascinante curiosidad científica. El profesor Huuse señala que "esta investigación muestra cómo los fluidos y los sedimentos pueden moverse por la corteza terrestre de formas inesperadas", lo que podría tener importantes aplicaciones prácticas en nuestro día a día.

Comprender cómo se formaron estas estructuras podría transformar significativamente la evaluación de yacimientos subterráneos, el sellado y la migración de fluidos. Esto es fundamental para tecnologías como la captura y el almacenamiento de carbono, y también podría ayudar a los científicos a predecir mejor dónde se encuentran atrapados el petróleo y el gas natural.