Un reciente estudio científico reveló que dedicar apenas 15 minutos diarios a una actividad sencilla puede marcar la diferencia en la expectativa de vida. Se trata de un hábito accesible, gratuito y con impacto directo en la salud cardiovascular y cerebral.
Durante años, las recomendaciones oficiales sugerían acumular al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado para mantener el bienestar físico.
Sin embargo, nuevas investigaciones muestran que tiempos más reducidos, si se realizan con la intensidad adecuada, también generan resultados significativos en la prevención de enfermedades crónicas y en la reducción de la mortalidad temprana.
Entre las prácticas más efectivas, destaca la caminata rápida, que practicada de forma constante ofrece múltiples beneficios: control del peso, regulación del azúcar en sangre y protección de la función cognitiva. Por estos motivos, se posiciona como una estrategia clave para promover la longevidad.