LA PAZ, Bolivia.- La primera vuelta presidencial en Bolivia marca el fin de una era. La izquierda dejará el poder después de 20 años y dos candidatos de derecha se disputarán la presidencia en un balotaje, mientras se avecina un cambio de modelo económico. Aquí las claves de una elección que promete cambiar el rumbo de este país de 11,3 millones de habitantes.

La sorpresa

Rodrigo Paz pateó el tablero electoral. Ninguna encuesta anticipaba su paso a la segunda vuelta, pero el senador del Partido Demócrata Cristiano, de 57 años, no solo disputará el balotaje el 19 de octubre, sino que parte en primera posición. Obtuvo 32,1% de los votos, por delante del ex presidente Jorge Quiroga (26,8%).

SEGUNDO. Jorge “Tuto” Quiroga, candidato de la alianza política Libre.

Dentro del deseo generalizado de cambio, su propuesta de centroderecha es vista como la más moderada. “No representa al gran empresariado, ni al liberal aguerrido. Él representa al ciudadano común”, dijo el sociólogo y analista Renzo Abruzzese al canal Red Uno.

Lejos de ser un outsider, Paz tiene un amplio recorrido como político, ya que fue edil, alcalde y senador de Tarija. Su propuesta de un “capitalismo para todos” caló hondo entre el electorado desencantado de la izquierda.

Se hundió la izquierda

La falta de decisiones del gobierno para resolver la crisis económica derivada de la escasez de divisas “terminó cansando” a una población que en julio ya padecía una inflación interanual del 24,8%, explica el politólogo Daniel Valverde.

El gobierno de Luis Arce agotó sus reservas de dólares para insistir en una política de subsidios a los combustibles. Además, la larga pelea entre Evo Morales y Arce por el control del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) colapsó la capacidad de organización del partido de cara a las elecciones.

Al término de la primera vuelta, la izquierda se quedó sin opción. Eduardo del Castillo, candidato del MAS, alcanzó apenas un 3,1% de los sufragios. Y el presidente del senado, Andrónico Rodríguez, un 8,2%.

Una Bolivia en crisis votó un cambio de rumbo

Según el internacionalista Gustavo Flores-Macías, “debe haber mucha introspección” dentro de la izquierda para evaluar “el daño terrible que le hicieron a sus posibilidades de triunfo, pero también el desempeño del gobierno de Arce”.

Derechas enfrentadas

Paz y Quiroga comparten varias propuestas, como la eliminación de los subsidios a los combustibles y reducciones de impuestos, y anuncian una ruptura con el sistema de corte estatal que impuso el MAS bajo la guía de Morales. Pero el estilo de sus campañas ha sido distinto.

Paz fue un candidato que “en debates y entrevistas no gastó tiempo y saliva en denigrar, insultar o subestimar a nadie”, afirma Valverde.

Quiroga tuvo desencuentros con otros postulantes, especialmente con el millonario Samuel Doria Medina, que las encuestas mostraban entonces como su rival directo.

Cualquiera que sea el ganador deberá lidiar con un congreso de derecha, sin bancadas mayoritarias. “Habrá una fragmentación que dificultará las cosas al presidente entrante”, advierte Flores-Macías, investigador de la Universidad de Cornell de Nueva York.

El costo del cambio

El principal reto del próximo presidente será cumplir con los recortes de gastos que prometió, pues la población ya está habituada a recibir subsidios, bonos y programas asistenciales.

“Es muy fácil prometer que se van a eliminar los subsidios, que se van a arreglar las cosas (...), pero lo difícil para cualquiera de los dos candidatos sería cómo hacerlo sin que se afecte de forma tan directa a la población”, dice Flores-Macías.

Elecciones en Bolivia 2025: giro a la derecha y balotaje entre Rodrigo Paz Pereira y Jorge "Tuto" Quiroga

El especialista espera que las ganas de cambio en las calles otorguen una luna de miel al nuevo gobernante, para que aplique medidas de austeridad paulatinas que abran las puertas para las más drásticas.

El inesperado: hijo de un ex presidente, con trayectoria en la política, marchaba atrás en las encuestas

Rodrigo Paz Pereira, economista de 57 años, es hijo del ex mandatario socialdemócrata Jaime Paz Zamora (1989-1993). Su triunfo en la primera vuelta resulta inesperado, pues hasta hace una semana las encuestas lo ubicaban entre el tercer y quinto puesto. Además de senador por Tarija, un departamento al sur de Bolivia, ha sido diputado y alcalde de la capital de esa región fronteriza con Argentina. Nació en Santiago de Compostela, España, mientras su familia estaba exiliada por la persecución de la dictadura militar. Lejos de las polémicas entre Jorge Quiroga y el millonario Samuel Doria Medina, que acaparaban los noticieros, hizo una campaña discreta y austera al frente del Partido Demócrata Cristiano.

Prometió una incorporación de las clases medias y bajas a la vida económica con créditos accesibles, libre importación de productos y una reforma tributaria para incentivar la industria nacional.

Un gran activo de su campaña fue su candidato a vicepresidente Edman Lara, un capitán de la policía que durante años ha forjado una imagen de luchador contra la corrupción dentro de su institución.

Sucedió a un ex dictador: se denomina liberal pero se apoya en el voto conservador y promete un “cambio sísmico”

Jorge Quiroga es un ingeniero de 65 años, graduado en la Universidad A&M de Texas, ex empleado de la multinacional estadounidense IBM y hoy candidato de la alianza política Libre. Meses atrás era parte de un bloque de oposición, con Samuel Doria Medina, que se comprometía a llevar un único candidato a la presidencia. Por diferencias sobre la selección del postulante, se retiró. Más conocido como “Tuto”, apodo que agregó a su nombre oficial, fue vicepresidente del militar Hugo Banzer, un ex dictador que a fines de la década de 1990 alcanzó la presidencia por la vía democrática. Lo reemplazó luego de su renuncia por cáncer en 2001 y 2002. Buscó también la presidencia en 2005 y 2015, pero nunca tuvo tantas posibilidades como ahora.

Se denomina liberal, pero también atrae los votos más conservadores. “Me voy a dedicar a salvar la economía de Bolivia, a traer inversiones, a abrir mercados. Voy a hacer acuerdos de libre comercio con China, con Corea, con Japón, con Europa”, dijo. Promete un “cambio sísmico”: bajar el déficit fiscal, reducir el Estado, privatizar las empresas públicas deficitarias e impulsar una nueva Constitución con giros “radicales”.