Mientras Wall Street viene apuntalando al mercado, los activos argentinos vuelven a presentarse más cautelosos a raíz de renovadas tensiones en las tasas en pesos que vienen siendo monitoreadas por los operadores. De allí que el mercado accionario argentino, y en especial los ADR en Nueva York, sufrieron ayer un duro golpe, con caídas de hasta el 8% en las acciones líderes, como consecuencia de la presentación por parte de las empresas de balances más negativos de los que el mercado esperaba. En Wall Street, la mayor caída la sufrió Loma Negra, con una baja del 10% a media rueda, que finalmente cerró en 7,9%. El balance de la empresa fue magro por la baja registrada en los precios del cemento a nivel mundial. Entre los ADR, solo se salvaron cinco papeles: Despegar, Mercado Libre, Telecom, Tenaris y Ternium.

El resto cotizó en rojo, con pérdidas fuertes para acciones claves, como la de YPF -cedió 4,1%- , Edenor (-3,1%) y Pampa Energía (-3,2). El balance de Loma Negra registró ingresos por $ 174.511 millones, con una caída del 8% interanual. A su vez, YPF, durante el segundo trimestre de este año, sufrió una merma del 6% en la facturación, y su deuda creció 18%. La caída obedeció a la baja del precio del petróleo, que retrocedió 16% en dólares respecto al 2024 y 10% en combustibles en el mercado local.

La Bolsa porteña cerró con una baja del 2,05%. Por su parte, los bonos bajaron en promedio del 0,2%. A partir de los ruidos políticos, los activos domésticos ya no están logrando sumarse, y por el contrario en las últimas jornadas se evidencia una mayor inclinación hacia un postura más cauta, tras amagar con activarse un “trade electoral”, que generó un repunte recientemente, señala el economista Gustavo Ber. Ocurre que los tironeos fiscales despiertan de inmediato incomodidad entre los inversores, y acentúan la sensibilidad respecto a la importancia de contar con un fuerte respaldo electoral como combustible para poder seguir promoviendo el plan económico y la agenda de reformas.

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Según el analista, también contribuyen a esa mayor prudencia las renovadas tensiones en las tasas en pesos, en busca aún de una estabilización post LEFI, dado que se teme que de extenderse en niveles elevados en el tiempo pudieran terminar afectando a la actividad económica. Aún así, las preocupaciones no se trasladan el dólar, y así es que continúa a nivel mayorista merodeando los $ 1.330, al ritmo que se profundizan las apuestas al carry trade, tanto locales como desde el exterior. Precisamente, la escasez de pesos en el mercado empuja nuevamente al alza las tasas de interés, lo que ayuda a contener el precio del dólar e incentiva el carry trade. De este modo, se acentúa el efecto de la política monetaria contractiva que impulsó recientemente el Banco Central para absorber sobrantes de pesos que se iban al dólar y sumaban tensiones cambiarias.

El carry trade es una maniobra en la que los inversores o ahorristas venden divisas para apostar por instrumentos financieros en pesos, con la expectativa de que el tipo de cambio avanzará menos que las tasas de interés (o, menor aún, caerá) y, de esta manera, en determinado momento desarmar la posición para recomprar más dólares. Durante la semana, la banca internacional JP Morgan recomendó nuevamente demandar títulos de deuda argentina en pesos a través de esa estrategia.

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En el mercado cambiario, mientras tanto, el dólar oficial cerró en $ 1.335 para la venta en la cotización de Banco Nación, con una baja de $ 5 respecto del cierre del jueves

El “blue”, en tanto, cotizó en $ 1.325 para la venta. Por su parte, entre los tipos de cambio financieros, el MEP subió 0,2% hasta $ 1.331,01 y el Contado con Liquidación registró un descenso de 0,2% hasta los $ 1.332,36.

El Banco Central habría intervenido en el tramo largo de la curva de futuros, a juzgar por el aumento del interés abierto (IA). Creció en U$S 168 millones, la mayor suba diaria desde el 28 de julio, según datos de Portfolio Personal Inversiones (PPI). Este incremento se debió principalmente por el aumento en de U$S 45 millones en la posición de abril de 2026 y U$S 85 millones en la de mayo de 2026, las que exhibieron subas atípicas. Para tener de referencia, en las cinco ruedas previas, la suba de IA en la posición de abril había promediado U$S 3 millones y en la de mayo U$S 1 millón.

No se prevén cambios en el esquema cambiario tras las elecciones

El Gobierno nacional insiste con que, tras las elecciones del 26 de octubre, no habrá variaciones en la política cambiaria argentina. En este sentido, el vocero presidencial Manuel Adorni expresó ayer que el esquema de bandas cambiarias se sostendrá, tal como ll viene expresando el ministro de Economía, Luis Caputo, quien había respondido a rumores que circulaban entre inversores en el marco de la suba que marcó el dólar en julio.

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“El propio ministro de Economía se encargó de aclarar una vez más que no se van a modificar las bandas de flotación. Ya se han ampliado porque tiene consigo una regla que era la expansión del 1% por mes. Entre esas bandas no se va a intervenir, dejamos que el dólar sea libre y flote”, indicó Adorni en su habitual contacto con los medios.

En una reciente intervención en el canal de streaming Carajo, Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, se refirieron a las expectativas poselectorales en la Argentina, particularmente respecto a la estabilidad del régimen cambiario. En su exposición, Caputo dejó en claro que, pese a los rumores y las especulaciones que circularon durante la campaña electoral, “no habrá ningún cambio, no va a pasar nada” en cuanto al esquema cambiario.

Según el titular del Palacio de Hacienda, los resultados alcanzados por el actual régimen ya demuestran su efectividad, y las declaraciones en contrario carecen de fundamento. “Nosotros decimos exactamente lo que vamos a hacer”, enfatizó, refiriéndose a la continuidad de la política sin modificaciones después del turno electoral de octubre.

Por su parte, Bausili explicó que la estructura de bandas cambiarias amplias está pensada justamente para facilitar una transición natural hacia un nuevo régimen sin generar “nerviosismo” en el mercado. El objetivo, explicó Bausili, es que las bandas “se alejen progresivamente hasta volverse irrelevantes”, lo que permitiría que el tipo de cambio fluya libremente. “Con cualquier cambio de régimen, el mercado se pone nervioso”, señaló, subrayando que el actual esquema está diseñado para evitar esa incertidumbre, algo clave para mantener la estabilidad financiera y cambiar las expectativas de los actores económicos.