Es muy fácil apagar una luz pero ¿cómo se apaga la oscuridad? Es imposible. La penumbra es penetrante, está en todos lados. Las sombras caminan a nuestro lado y no hay manera de espantarlas. Siempre están ahí. Por eso, me rehúso a creer que ya no está con nosotros “El príncipe de las tinieblas”. ¿Cómo se puede ir el tipo que vivió mil vidas, y todas al máximo? El hombre que se adentró en lo tenebroso y lo hizo suyo. Pero si lo vimos hace menos de tres semanas, sentado en un trono riéndose del Parkinson y demostrando que no era humano. Esa gente no muere. En todo caso se transforma.
Murió Ozzy Osbourne: por qué el "Príncipe de las Tinieblas" amaba tocar en ArgentinaHay pocas ciudades más oscuras que Birmingham, “el taller del mundo”, en Inglaterra. Allí el 3 de diciembre de 1948 nació John Michael Osbourne, aunque sea Ozzy para todo el mundo. Pésimo alumno abandonó la escuela cuando tenía 15 años, luego de un intento de suicidio, y antes de los 18 ya había conocido la cárcel por un robo. Y a las 19 su vida cambió para siempre. Su amigo Geezer Butler lo invitó a ser el cantante de su banda, a la que poco después se unieron Tony Iommi y Bill Ward. Así nació Black Sabbath y a partir de entonces algo cambió para siempre en la música. Inspirados en las películas de terror que tanto atraían por entonces “inventaron” un nuevo género, más allá de algunos antecedentes poco conocidos: el Heavy Metal. La vestimenta, los ritmos, las letras, todo era oscuro. Y la fórmula arrasó. Pero nada de esto hubiera pasado sin el magnetismo de Ozzy. Su figura y su tono de voz hipnotizaban. Pero además, como suele suceder con los elegidos, sus “controversias” lo hicieron más famoso. Se habló, y se agigantó, todo lo que se decía de él. Que como ya no sabía con qué drogarse molía hormigas y las aspiraba, que se inyectaba Jack Daniel en las venas, que en medio de una reunión con productores escupió sobre la mesa la cabeza de una paloma que se había guardado en el bolsillo, que en medio de un recital le tiraron un murciélago muerto y él le arrancó la cabeza de un mordisco, que se había grabado una carita feliz en una de sus rodillas para ayudarse a superar sus grandes depresiones. Todo esto contribuyó a crear su imagen. Pero su verdadero genio estaba en su música, y en lo que lograba con ella. Todas las bandas del rock pesado le deben mucho a Ozzy y a Black Sabbath. Desde Judas Priest a Anthrax, pasando por Metallica, Iron Maiden, Motörhead, Mastodon, Pantera, Megadeth, Slayer, Halestorm o Lamb of God. Y en Argentina, su principal figura. Ricardo Iorio, era un fanático de los muchachos de Birmingham.
Murió a los 76 años Ozzy Osbourne, el eterno "Príncipe de las Tinieblas"Black Sabbath, Paranoid, Master of Reality, Black Sabbath Vol. 4, Sabbath Bloody Sabbath y Sabotage fueron los primeros discos, y los mejores de Sabbath, con un Ozzy a la cabeza que se había transformado en el líder de un movimiento que se había cansado del Flower Power y al que el rock de los Beatles y los Stones no llegaba a contener. Pero el alcohol, las drogas y el “desenfreno” hicieron estragos en Ozzy, quien aseguró que había perdido la inspiración, por lo que Bill Ward, su mejor amigo, tuvo que “despedirlo” y lo reemplazaron por el increíble Ronnie James Dio, con quien Sabbath resurgió de las cenizas.
Pero Ozzy no se quedó quieto. Su carrera solista, con más y menos, tuvo altos picos de inspiración, aunque nunca logró despegarse de la marca Sabbath hasta que volvieron a juntarse en el Live Aid de 1985. El príncipe había vuelto a su hogar.
Y si había algo que le faltara, tal vez para que las nuevas generaciones lo conocieran, fue el reality The Osbournes, que, en 2002 mostraba por MTV el día a día de Ozzy con su esposa Sharon y sus hijos Jack y Kelly y que se transformó en un éxito pocas veces visto y en el que nuestro héroe sacó a relucir su parte más bizarra y divertida. Todo lo contrario a la penumbra que lo había lanzado a la fama.
De qué murió Ozzy Osbourne, fundador de Black SabbathEl 5 de julio, Ozzy, y Black Sabbath, dijeron adiós a los escenarios. En el estadio de Aston Villa (equipo del que Ozzy era hincha y con el cual incluso presentó una camiseta junto a “Dibu” Martínez), juntaron a los hijos artísticos y dieron un concierto de más de nueve horas. Allí, ya quebrado por el parkinson, Ozzy salió desde abajo del escenario sentado en un trono negro e imponente, como debía ser, y cantó como pudo los temas mas emblemáticos de la banda. Rodeado en vivo por miles de personas y por millones a través del streaming, demostró otra vez porqué era el padrino de todos. No podía despedirse de otra manera. Pero nadie esperaba que el otro adiós, el físico, fuera tan rápido.
A pesar de su coraza de sombras, Ozzy tenía otro rostro. Así escribió Dreamer: “Solo soy un soñador / Sueño con mi vida / Solo soy un soñador / Que sueña con días mejores / Veo el Sol esconderse como todos nosotros / Espero que el amanecer traiga una señal / Un lugar mejor para los que vendrán después de nosotros”.
Si es cierto que hay un diablo, debería temer que Ozzy llegue a visitarlo. La oscuridad sólo tiene un príncipe.
Dicen que los grandes, cuando mueren, se transforman en leyenda. Eso no pasará con Ozzy. Lo fue desde el principio.