La madurez no es una característica necesariamente ligada a la edad. Solemos encontrar, en personas adultas, comportamientos que no coinciden con lo que se esperaría de su edad. Al revés, también se encuentran jóvenes que sorprenden por su lucidez y claridad de pensamiento.
Las personas que no avanzan en la vida comparten estos hábitosMantener una relación con una persona inmadura puede ser desgastante, sobre todo porque una de las características que comparten es no hacerse cargo de sus propios defectos y problemas. Esta actitud hace que muchas veces los conflictos se desvíen del foco. Por eso es importante aprender a reconocer cuáles son los rasgos que suelen tener presentes las personas inmaduras.
Tres características que comparten las personas inmaduras
Hay tres rasgos principales que dominan a las personas inmaduras y son la impulsividad, la irresponsabilidad y el egocentrismo. En conjunto, estas características las vuelven personas difíciles de tratar cuyo comportamiento no se condice con su nivel de desarrollo. Por el contrario, los indicadores que adquieren las personas maduras son la responsabilidad, la capacidad reflexiva y la empatía.
Si considerás o sospechas que estás ante la presencia de una persona inmadura, podés tener en cuenta cuáles son sus principales actitudes ante lo que se les presenta. En primer lugar, toman decisiones precipitadas, sin medir las consecuencias. Los arrebatos los marcan. El peligro de estos episodios llega cuando las decisiones son irreversibles.
Por otra parte, las personas inmaduras tienen problemas para lidiar con sus emociones negativas. El enojo, la ira y la frustración se presentan a menudo como grandes complejos ante los cuales solo reaccionan peor. Si cometen un error por una decisión apresurada a causa de estos sentimientos, es habitual que busquen culpabilizar a factores de su entorno e incluso a otras personas.
Si una persona inmadura recibe una respuesta que no espera o con la que no está de acuerdo, también tiende a frustrarse. Pueden enojarse cuando escuchan un comentario negativo, aunque sea con un fin constructivo. Tampoco se detienen a pensar en las emociones ajenas y en lo que producen.
Si estás ante la presencia de una persona inmadura, será importante que evites discutir y establezcas límites claros: hasta dónde se puede llegar y qué cosas no son negociables. La rigidez puede ayudarles a saber que en algún momento hay que parar.