El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado que el Ejército norteamericano atacó tres instalaciones nucleares en Irán. De esta forma, se sumó en forma directa a la ofensiva de su aliado Israel para desmantelar el programa nuclear del régimen de los ayatollahs.

En su cuenta de la red socia Truth, el mandatario republicano afirmó: "Hemos completado nuestro exitoso ataque a los tres sitios nucleares en Irán, incluyendo Fordo, Natanz y Isfahan. Todos los aviones están ahora fuera del espacio aéreo iraní. Una carga completa de bombas fue lanzada en el sitio principal, Fordo. Todos los aviones están a salvo en su camino a casa". 

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"Felicitaciones a nuestros grandes guerreros norteamericanos. No hay otro ejército en el mundo que podría haber hecho esto. ¡Ahora es el tiempo de la paz! Gracias por su atención a este asunto", añadió. 

El republicano no brindó detalles acerca de cuán dañadas habrían resultado las instalaciones nucleares iraníes tras los bombardeos norteamericanos. En tanto, la Casa Blanca comunicó a las cadenas de televisión norteamericanas que se esperaba que el presidente se dirigiera a la nación más tarde.

Funcionarios estadounidenses e israelíes habían afirmado que los bombarderos B2 de Estados Unidos y una bomba anti-búnker de 13.600 kilos, que solo ellos podían portar, ofrecían la mejor oportunidad de destruir emplazamientos fuertemente fortificados, vinculados al programa nuclear iraní y enterrados a gran profundidad.

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Más temprano se había informado que Estados Unidos había trasladado bombarderos B-2 desde la base aérea Whiteman, en Misuri, a la isla de Guam, en el Pacífico. Los B-2 tienen la capacidad única de transportar la bomba estadounidense más pesada, el Penetrador de Artillería Masiva (Massive Ordnance Penetrator) llamado GBU-57 -coloquialmente, “bombas anti-búnker”-, diseñada para destruir objetivos a gran profundidad. Es la única arma que, según los expertos, podría utilizarse para atacar la inaccesible instalación nuclear subterránea iraní de Fordo.