La condena a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner reavivó la grieta en Argentina. Y Tucumán no es la excepción. Las calles del centro, especialmente en la zona de 25 de Mayo entre Santa Fe y Marcos Paz, fueron escenario de un sondeo espontáneo realizado por LA GACETA que reveló miradas contrapuestas sobre el fallo judicial.
Algunas voces expresaron una firme aprobación a la decisión. “Me parece muy bien, todos los políticos deberían pagar por lo que hacen”, dijo una ciudadana que ingresaba a su lugar de trabajo en un centro de estética. Su compañera, Mónica, coincidió: “Tenían que condenarla sí o sí. Me parece perfecto que la justicia funcione como debe”.
Ambas compartieron la idea de que, por primera vez, se estaría aplicando la ley sin influencias políticas. “La justicia funcionó más allá de los poderes económicos”, sostuvo una de ellas, y rechazó la idea de que se trate de una proscripción política.
Sin embargo, otras voces fueron más críticas o escépticas. Ramón, un vecino que se encontraba en la calle, resumió su postura con desilusión: “Todos roban. Como roba ella, también roba (Javier) Milei. Está todo lo mismo”. Para él, la condena no cambia nada en su vida diaria.
Ariel González, un trabajador desempleado del rubro de obra pública, aportó una mirada atravesada por la experiencia personal. “Cuando Cristina estaba, tenía trabajo. Ahora, desde que asumió Milei, me quedé sin laburo, sin obra social, sin nada. Para mí, está mal que la condenen”, expresó con angustia.
Las opiniones reflejan con crudeza la polarización que atraviesa al país. Algunos celebran el fallo como un acto de justicia, otros lo viven como una injusticia selectiva, y varios simplemente lo observan con indiferencia, desencantados de una clase política que sienten lejana y desconectada de sus necesidades.
Lo cierto es que la condena a la ex presidenta reabre viejas heridas y genera nuevos interrogantes. Mientras la justicia avanza, en las calles tucumanas la discusión sigue viva, y en medio de ella, la sociedad se debate entre la desconfianza, la esperanza y la incertidumbre.