El mundo del ballet le rendirá tributo al maestro tucumano Héctor Zaraspe este martes en Nueva York, como forma de mantener vivo su trabajo y perpetuar su inconmensurable aporte al desarrollo internacional de la danza. El homenaje está siendo organizado por la coreógrafa y docente mexicana Gabriela Estrada, para recordar al destacado bailarín nacido en Aguilares en 1930 y fallecido en EEUU en febrero de 2023.
El acto consistirá en relevar su “vida, espíritu y legado” en el Paul Recital Hall de la Juilliard School, donde se desempeñó por décadas e integró su consejo directivo. “Su generosidad incomparable, su brillantez pedagógica, su arte mágico y su profundo impacto en el mundo de la danza ha dejado una huella imborrable en todos los que tuvieron la oportunidad y el privilegio de aprender de él”, se puntualiza en la convocatoria.
La agenda prevé un amplio recorrido por distintas coreografías de Zaraspe, en diversos estilos y con la presencia destacada de la tucumana Tere Sánchez Terraf, a quien descubrió y fue su alumna. Malambo, tango, clásico, flamenco, bolero y folclore (se cerrará con “Luna tucumana”) integran el repertorio, junto con numerosos testimonios. El cantante lírico tucumano Gustavo Ahualli también aportará su voz, entre muchos otros participantes.
“El legado del maestro es inmenso en lo artístico, lo pedagógico y en el abogar por las artes, con el respaldo que le dio a numerosos artistas que descubrió y becó. Permitió el intercambio con Tucumán, y de gente de Estados Unidos que llevó a la Argentina y viceversa. En todo el mundo se lo quiere, por su trabajo y sus clases que se difundieron por todos lados. Es un ejemplo de paz, de cariño por una pedagogía, de un nivel de entrega tan alto que no tiene heredero”, describe Estrada para LA GACETA.
“El maestro decía que aquellos que tenían su pedagogía y su forma de trabajar eran Zarasperos, y la verdad es que sí, que las personas que se han formado con él tienen ese sello de ser muy conscientes artísticamente en 360 grados”, agrega. Como características distintivas menciona “ser personas muy profesionales, muy cariñosas, muy respetuosas, muy responsables, muy comprometidas, de buenos principios, de buenos valores y que valoricen la estética, porque en las cuestiones artísticas cuidaba hasta el más mínimo detalle: el gesto de la mano, el sentir, el pensar todas las cosas había y por haber en una coreografía”.
“Definitivamente es difícil de definir cómo era su estilo, pero sí hay algo que se llama ser Zaraspiano: seguir su línea en pedagogía y en estética. Es una buena pregunta para hacerle a todos los participantes del homenaje”, resalta.
Aportes al flamenco
El conocimiento que tuvo del artista tucumano encierra una historia en sí misma. Estrada es doctora en estudios interdisciplinares de flamenco por la Universidad de Sevilla y tiene un máster en danza de la Universidad de California Irvine, enfocado en el desarrollo y la historia de la obra “El sombrero de tres picos” a través del siglo XX.
“Mi investigación de tesis doctoral fue sobre las colaboraciones y aportaciones del flamenco al ballet entre 1850 y 2015. Surgió el nombre de Zaraspe como figura clave, tanto como maestro de los bailarines que interpretaron el personaje principal como coreógrafo”, recordó.
En ese relevamiento surgieron nombres de la etapa española del tucumano, que duró más de una década entre los 50 y el comienzo de los 60. Antes, a los 17 años, había comenzado su carrera de bailarín, que perfeccionó en el teatro Colón (con el decisivo apoyo de Eva Perón) para luego radicarse en Europa y trabajar en el Liceo Coreográfico de Madrid.
“Su primer alumno fue el argentino Luis Fuentes, a quien ayudó para su crecimiento;entró en la compañía de Antonio Ruiz Soler, de quien Zaraspe fue su coach personal y también se convirtió en maestro de ballet de todas las grandes figuras de esa formación, entre las que estaba otro argentino, José Antonio Ruiz. Cuando fueron de gira a Inglaterra, el productor era el mismo de Rudolf Nureyev y de Margot Fonteyn, a quienes invitó a ver una función. Rudolf quedó impresionado con la técnica y así es como Héctor pasó a darle clases particulares a ambos bailarines destacados”, describe.
El siguiente salto de Zaraspe fue a Nueva York, y al poco de llegar ingresó como maestro al Joffrey School, donde también aportó a las coreografías con el uso de las castañuelas. Si en España había trabajado con Mariemma, Antonio Gades, Rafael de Córdoba y Marisol -entre otros-, ahora lo haría con Carla Fracci y Paolo Bartoluzzi, mientras trabaja cada vez más en cine y en teatro, en puestas de diferentes géneros o era el coaching de Maya Plisetskaya.
Amplio universo
“Le enseñó a todas las figuras grandes de los mejores directores y artistas de España, como descubrí cuando relevé las 200 y pico de colaboraciones entre bailarines de flamenco y compañías de ballet, por lo cual tuvo una gran influencia. Se hicieron programas de danza española en las principales escuelas y compañías del mundo gracias a Zaraspe”, destaca Estrada.
Su universo era mucho más amplio que sólo el flamenco: “en El Quijote de Nureyev creó cosas de autenticidad preciosas que ninguna otra puesta tuvo”. “Intervino en el ballet de Australia y en el Royal Ballet, y llegó luego a Julliard, donde aportó clases de danza española y montó coreografía española. Era una figura, navegaba el mundo del ballet tanto como el del flamenco”, remarca.
Desde 1970, en Julliard potenció su figura (incluso se instituyó el Zaraspe Prize al mejor coreógrafo), ya como referente global. Fue instructor en el American Ballet Theatre, Metropolitan Opera, el Teatro Colón, y en compañías de Hamburgo, Caracas, Canadá, Holanda, Sudáfrica, Ginebra y Francia, entre otros destinos; así como presidente de jurados internacionales de concursos y responsable de seminarios en la Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela. En 1993 creó en Tucumán la Fundación Zaraspe, para desarrollar una fuerte actividad en distintas disciplinas culturales y buscar nuevos talentos.
Recibió el Konex 1989 como pedagogo, el Grammy Award 2003, la Medalla del Consejo Brasileño de la Danza y el Premio del Ballet Metropolitano de Caracas y fue designado Personalidad Destacada de la Ciudad de Buenos Aires y le otorgaron las Llaves de la Ciudad de Miami. Recibió becas de la Unesco y la Fulbright. El programa de ayuda comunitaria de Naciones Unidas lleva su nombre en el espectáculo ecuménico “Unidos somos paz”. El New York Public Library tiene filmaciones de sus coreografías por su trascendencia artística.
Diálogos grabados
El estudio que hizo Estrada despertó su interés, hasta que en 2016 pudo conocerlo. “Se había retirado un año antes de Julliard, pero me llamó y me citó para ver un ensayo a un cantante de belcanto. Fuimos a comer y estuvimos hablando de anécdotas de ballet, de danza española, de tango... todo muy cordial. Había sido amigo de Tina Ramírez, fundadora del Ballet Hispánico, donde yo trabajaba”, evoca.
En mayo de 2020, impulsó una ceremonia en su honor por sus 90 años, pero la pandemia de covid la frustró. “Se debió cambiar por felicitaciones en videollamadas de sus amigos de todo el mundo. Cuando hubo permiso para movilizarnos, lo primero que hice fue ir a verlo, comer juntos y conversar. Luego estuvimos conversando por teléfono todos los días hasta que empecé a tomar nota de lo que me contaba y filmé videos de él. En 2022 comenzamos a pensar en el tributo postergado, pero el maestro tuvo una cirugía en octubre, de la que sufrió infecciones y consecuencias. En la primera semana de noviembre, estaba hospitalizado en cuidados intensivos. Lo vi en enero de 2023, en la clínica de rehabilitación y estaba en un grito de dolor, y fue derivado nuevamente al hospital donde lo habían operado”, detalla.
Pese a su malestar, “trataba con mucha paciencia y muy buena educación a las enfermeras y tenía mucha fe, siempre estaba rezando; mejoró pero empeoró nuevamente. Pude despedirme de él por teléfono y darle las gracias”. Estrada siente especialmente el pesar de no haberle podido realizar el reconocimiento en vida, pero ahora lo consumará en su memoria, para mantener prendido el fuego de su espíritu creativo.