En materia de transporte, hay una disociación entre el discurso oficial y la realidad de la gente. Las palabras oficiales son de beneplácito. Consideran que con los cambios implementados en el sistema se está avanzando hacia un futuro mejor para los usuarios. Así lo dijo el mismo gobernador, Osvaldo Jaldo, que si bien lamentó las molestias, advirtió que “todos los cambios llevan tiempo” y reseñó todo lo que se ha hecho para mejorar el servicio de colectivos, que era pésimo. “No hay duda de que la tecnología y los beneficios que ofrecen estas tarjetas son para el bien de los usuarios”, sentenció.

Del otro lado, después de los tres días de caos en el complejo Belgrano, durante la entrega de tarjetas Independencia para reemplazar la Ciudadana, las palabras de los usuarios son realistas y lapidarias: “el gobernador tiene que hacer una sola (tarjeta) para todo. Usted no sabe cómo uno anda como tonto buscando”, dijo una señora llamada Nelly a LG Play ayer. Otro usuario, Juan Manuel Barrera Ponce, renegaba el martes en el complejo Belgrano por el hecho de que se dejara de usar la Ciudadana. “Esta tarjeta andaba bien en el colectivo. No sé qué invento quieren hacer”. Finalmente, ayer otro usuario renegó porque no le dan salida para recuperar el saldo que quedó atrapado en la inutilizada tarjeta Ciudadana. “Es literalmente un robo”, dijo.

Esa disociación entre el discurso oficial y la realidad es la muestra de la Babel en que se encuentran los responsables de un sistema complejo en el que ninguno tiene el poder para unificar todo, como pide la señora Nelly. Ella aplica el sentido común: si alguien necesita hacer un viaje urbano, y tiene el dinero para pagarlo, debería ser sencillo hacerlo. De hecho, así lo resuelven con rapidez los usuarios de transportes ilegales, ya sean los autos y las motos Uber, o con los taxis pirata en el interior. Llaman al vehículo, suben, viajan, llegan a destino y listo. Con los riesgos de circular en un vehículo ilegal, eso sí.

Un galimatías

Los responsables del transporte en colectivo, en cambio, han hecho un galimatías para los viajes. Un sistema para la capital, otro para el interior, ambos dependientes de tarjetas plásticas que se deben comprar y cargar. Pero hay varias cuestiones absurdas: 1) Los sistemas no son compatibles y una tarjeta de uno no se puede usar en el otro, porque las máquinas validadoras, si bien sirven para el mismo uso, son diferentes y han sido proporcionadas y son mantenidas por diferentes empresas privadas. En el caso de SUBE (la tarjeta que sólo se usa en la Capital) depende de una empresa llamada Nación Servicios y en el caso de la tarjeta Independencia (que reemplaza a la Metropolitana, que aún se sigue usando) depende una empresa llamada Bizland. De hecho, hubo demoras para instalar el sistema para la SUBE en Tucumán porque no había suficientes máquinas validadoras, más allá de las que se entregaban para Córdoba y Buenos Aires. Ambos sistemas, además, tienen distintos costos para los empresarios.

Difícil de comprar

2) Los puntos de venta no están claros para los usuarios. La Municipalidad se entusiasmó y se comprometió con la SUBE pero esta llegó no sólo con las validadoras sino con puntos de venta establecidos por Nación Servicios a donde tienen que ir a comprarlas los pasajeros. Tampoco están claros los puntos de venta para la tarjeta Independencia/Metropolitana y a menudo se dificulta para los usuarios conseguirlas. De hecho, en la recorrida de LGPlay de ayer a la mañana los quiosqueros decían que no las tenían ni las recibían desde el miércoles, y enviaban a todo el mundo hasta la oficina 40 en la Terminal. ¿Lejos? Puede ser. ¿Incómodo? Seguro, si todo el mundo tiene que ir ahí, sin saber si conseguirá el plástico.

VIDEO. La Ciudadana dejó de operar: cuáles son las tarjetas que quedan vigentes y en qué líneas funcionan

Según fuentes de los empresarios, al parecer a los quiosqueros no les interesa vender tarjetas de viaje porque la comisión que cobran es ínfima. Conseguir tarjetas es tan complejo que en algunos casos, como la línea 118 que va a Yerba Buena y al cerro, se entregan boletos de papel en los quioscos en vez de los plásticos.

Esto genera sectores aislados para los viajes. Así se vio hace un mes cuando una turista preguntaba cómo iba a hacer para pasear por San Miguel de Tucumán y visitar San Javier. Le dijeron que debería comprar dos tarjetas pero que la del interior no le serviría para la capital. Hace pocos días, explicando este galimatías, el secretario de Movilidad Urbana, Benjamín Nieva, dijo que la SUBE tiene amplia utilidad porque se puede usar en otros distritos como Buenos Aires. Pero no en Yerba Buena, Tafí Viejo o Banda del Río Salí.

Funcionarios y empresarios apuestan a que en poco tiempo más los usuarios puedan usar medios de pago digital con el celular cuando carezcan de tarjetas. ¿Servirá esta salida para los jubilados?

3) El cierre de la tarjeta Ciudadana, exigido para el reemplazo total por la SUBE, se fue dando desde el 31 de marzo, cuando se puso límite para que se pudiera recargar y luego límite hasta el 30 de abril para que se dejara de usar en la Capital.

"El saldo de las tarjetas que se dejarán de usar es de los pasajeros, no del sistema"

Pero había una cuestión compleja: también se usaba para viajes interurbanos, puesto que hay miles de pasajeros que van y vienen entre la capital y el interior. Por eso es que se citó a toda esa gente a esos tres días de padeceres en el complejo Belgrano, para que reemplazaran la Ciudadana por la Independencia. Funcionarios y empresarios de Aetat -una curiosa mezcla público-privada que funciona muy precariamente- dijeron que reemplazarían 20.000 tarjetas y, desbordados en el segundo día, anunciaron 3.000 más. Consultado el secretario de Transporte, Vicente Nicastro, dijo que la gente estaba desinformada a pesar de que se comunicó por todas partes y con antelación la situación.

Los vecinos que fueron a buscar tarjetas acudieron no sólo porque les cuesta conseguirlas, sino porque se las regalaban. A propósito de esto, el legislador alfarista Walter Berarducci criticó a los organizadores: “lo primero que tengo que decirles es que no saben ni siquiera regalar tarjetas”.

El operador manda

La cuestión es que en realidad esta tarjeta de viajes interurbanos no era competencia para la SUBE y los mismos funcionarios de la provincia y de la Municipalidad no tenían objeción con que el cambio por la Independencia fuese paulatino. “La tarjeta Ciudadana estaba previsto que podía convivir un tiempo más; la Ciudadana para el área metropolitana. Finalmente surgieron inconvenientes de parte del operador de la SUBE, Nación Servicios, que no han permitido y no nos queda más opción que acatar y resolver en función de eso. El operador de la tarjeta SUBE no admite, no podemos obligarlo”, dijo Nicastro. El secretario estuvo dando explicaciones en medio del escándalo de gente haciendo largas colas en el complejo Belgrano. Precisamente por un escándalo similar en el complejo Belgrano por entrega de tickets de boletos gratuitos para jubilados en diciembre Jaldo sacó de su cargo al anterior secretario de Transporte, Benjamín Nieva.

El problema de las tarjetas de colectivos: dónde se consigue actualmente la Tarjeta Independencia

Este escándalo mostró no sólo que no saben regalar tarjetas, sino que los adelantos tecnológicos que se pregonan como necesarios para mejorar la vida a la gente en realidad son tragados por la maraña burocrática. Las administraciones dicen estar trabajando en conjunto y en realidad patean cada una para su lado. Por eso en Tucumán los más desvalidos -jubilados, gente trabajadora de la periferia- son obligados a hacer colas eternas (en todas las oficinas de servicios y en los hospitales) y a perder su tiempo, el cual no tiene ningún valor para los funcionarios y los empresarios.