Ayer, el Ministerio de Salud de la Provincia confirmó que la muerte de Yosemir Agustín López, de sólo siete años, se desencadenó mientras cursaba dengue y era asistido en el Hospital de Niños de la capital. El niño vivía en Concepción y su deceso se produjo la semana pasada.

Sus familiares aseguran que el breve informe oficial -en el que también se confirmó el deceso de un hombre- dice una verdad a medias. Insisten en que su fallecimiento en realidad fue a causa de una peritonitis diagnosticada con una demora de tres días y que el dengue lo contrajo con posterioridad. Acusan a un médico de guardia del hospital Miguel Belascuain de la ciudad del sur de haber determinado el contagio con el virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti, sin ningún tipo de estudio clínico. “Lo envió a su casa con una receta de paracetamol, cuando tenía un cuadro de peritonitis grave”, afirman y consideran que hubo una “lamentable negligencia” del profesional”.

Alta prevalencia

La cantidad de infectados con dengue sube día a día en nuestra provincia, que ya registra más de 25.000 casos esta temporada. En ese contexto, a los médicos les sorprende la incidencia de la enfermedad que se está viendo entre niños y adolescentes. De hecho, en la actualidad la mayor cantidad de personas internadas en hospitales son menores de 15 años, según el último informe epidemiológico.

Romina Cuezzo, directora de Epidemiología del Siprosa, señala que se registraron 142 personas internadas con diagnóstico de dengue en hospitales. “Si bien hay internados en todos los grupos de edad, se observó una mayor proporción de menores”, detalla. Y luego aclara que no significa que todos los casos de internación sean por gravedad ni tampoco se que trate de hospitalizaciones prolongadas.

Solo en el hospital de Niños se atienden 600 consultas por día y la mayoría es por dengue. El caso de Yosemir fue la primera muerte de un menor este año. En 2023 se había registrado también el fallecimiento de una nena de seis años por la patología que transmite el mosquito Aedes aegypti.

Después del cumpleaños

Yosemir festejó el sábado 30 su cumpleaños con amiguitos y vecinos de su casa en Las Heras 151, Concepción. “Estuvo muy contento y jugó hasta muy tarde. Se lo veía como si quisiera que nunca se acabara ese día en el que compartió comidas y dulces”, le cuenta a LA GACETA su abuela María Isabel López.

El domingo a la noche comenzó a sentirse mal. “Tenía fiebre, dolores y vomitaba”, recuerda. El lunes, con su madre, Celeste Valdez, lo llevaron al hospital local. “En la guardia un médico lo revisó, le diagnosticó dengue, le recetó paracetamol y lo mandó a la casa. Pero él siguió sintiéndose mal; entonces el martes volvimos a la guardia y una doctora nos pidió un análisis de sangre. Cuando retiré el estudio una médica particular me dijo que no tenía dengue, sino una infección galopante. El miércoles en la guardia vieron a hacerle el análisis y de urgencia lo derivaron al Hospital de Niños”, detalla.

El abuelo del pequeño, Juan Andrés Ríos, afirma que la propia directora del nosocomio capitalino, Inés Gramajo, “fue clara al informar sobre la muerte de nuestro nieto”. La profesional, como se sabe, dijo públicamente que el niño llegó a ese centro asistencial “derivado desde Concepción con un diagnóstico de apendicitis de abdomen agudo”. “Fue atendido en la guardia y evaluado por los cirujanos para una operación quirúrgica. En quirófano se establece que acusaba un apéndice perforado que se asume como una peritonitis concomitante con dengue. El paciente pasó a terapia intensiva y allí se le produce una falla multiorgánica y lamentablemente fallece por esta causa”, añadió.

Prueba

“Lo que se puede demostrar con el análisis es que en principio Yosemir no tenía dengue pero sí una peritonitis que no fue diagnosticada en el momento justo. O sea el lunes en que lo llevamos para ser asistido. Por eso terminó con una septicemia generalizada. En el Hospital de Niños los médicos hicieron todo lo posible para salvarlo. Pero la infección estaba esparcida por casi todo el cuerpo”, insiste la abuela.

Los restos de Yosemir fueron inhumados el jueves en el cementerio de Las Estancias, en Catamarca. Ahí vivían sus abuelos maternos. Fueron estos los que pidieron que lo llevaran hasta el lugar. “Hasta hoy no podemos creer que nuestro chiquito nos haya dejado. El dolor es tremendo. Y nos da bronca pensar que si hubiera recibido una atención adecuada se hubiera salvado”, añade Juan Andrés, ahogado por la angustia, y sostiene: “No queremos que ningún paciente más termine en manos de médicos que no les interés la vida de las personas, que trabajan sin la seria responsabilidad que debe asumir ante un enfermo”.

Los padres de Yosemir, Celeste y Matías López, aún se encuentran en Las Estancias. Sus abuelos dicen que ambos no pueden superar el profundo dolor que les causó la muerte del pequeño. “A pesar de todo están dispuestos a litigar hasta las últimas consecuencias a fin de que se haga justicia por Yosemir”, avisa María Isabel.

Clases, con normalidad: “Las escuelas no son el ámbito de contagio”

El martes, el colegio San José de Calasanz fue noticia ya que se suspendieron las clases presenciales (se dictaron en forma virtual en los niveles primario y secundario) por numerosos casos de dengue. La actividad volvió a ser normal ayer en esa institución, que recibió la visita de la ministra de Educación, Susana Montaldo.

Según publicó la cartera provincial, en la institución se realizaron tareas de desinfección para eliminar los mosquitos Aedes aegypti y se dispuso el reemplazo de los docentes enfermos. “Están funcionando las clases normalmente, tal como se ha dispuesto”, sostuvo la funcionaria. “Toda la sociedad está saliendo a trabajar. Las escuelas no son el ámbito de contagio, sino al contrario; en cada escuela vamos enseñando a los chicos cómo protegerse, cuáles son las medidas de higiene y de protección que hay que tomar”, explicó.