El 9 de septiembre de 1947 se aprobó en Argentina la Ley de Voto Femenino, convirtiendo a nuestro país en uno de los primeros en la región en adoptar una norma de este tipo. Esto significó un gran impulso en el rol de la mujer como protagonista política, ampliando sus derechos y obligaciones. Pero no sólo implicó un avance en materia de derechos para el género, sino que además configuró un robustecimiento de la democracia en sí, porque les permitió a las mujeres poder ser candidatas y participar en la toma de decisiones.

La implicancia femenina en la vida pública se incrementó desde aquel hecho histórico hasta hoy. Esta incorporación en los ámbitos políticos propició la incorporación de nuevos temas, perspectivas y formas de ver en la agenda de la sociedad, enriqueciéndola y mejorando la representatividad democrática.

Leyes

En 1991, gracias al activismo de mujeres de diferentes partidos, Argentina volvió a ser pionera en materia legislativa con la adopción de la Ley de Cupo; en 2017, además, se aprobó la Ley de Paridad de Género en ámbitos de representación política.

Tucumán tiene una asignatura pendiente en este caso, ya que junto con Tierra del Fuego son las únicas dos provincias en no adherirse a esta última ley.

Disparidad

Aún en la actualidad, el porcentaje de mujeres y varones que ocupan cargos en cada uno de los tres poderes del Estado presenta disparidad. En el conjunto de ministerios a nivel nacional, el 22% de los cargos están ocupados por mujeres y el 77% por varones; el Poder Legislativo está conformado en un 44% por mujeres y la Corte Suprema está integrada 100% por hombres. En la Legislatura tucumana, para graficar, de 49 bancas solamente 12 están ocupadas por mujeres.

Espacios de decisión

En base a estos datos, se intuye que, más allá de los avances, no se puede hablar de democracia plena cuando todavía existe un Estado que no promueve con mayor eficacia la paridad de género en la participación política. Todo esto en un contexto donde siguen recayendo sobre las mujeres los roles y estereotipos que invisibilizan el papel fundamental y contundente en todas las áreas de la vida diaria en una sociedad.

Un escenario en el que el piso no es parejo para las mujeres, donde deben enfrentarse con fuertes obstáculos e impedimentos frente a cada búsqueda de una conquista hacia la igualdad, no puede presentarse como completamente democrático.

En una democracia que está en constante redefinición, la clave podría estar en mantener y ampliar los derechos ya conseguidos.

LA GACETA fomentó un espacio de debate para analizar y reflexionar sobre las deudas que este sistema todavía tiene con las mujeres y de qué manera fueron ocupando espacios de decisión política en estos 40 años desde el retorno de la democracia.

Puntos de vista

“Se profundiza la desigualdad social entre los géneros”

Alejandra Arreguez (Referente del Frente de Izquierda por Tucumán)

Cuando hablo de Democracia pienso en un sistema donde la economía pueda estar planificada desde abajo, de manera racional. Donde quienes producen las riquezas puedan resolver también cuáles son los destinos de todos esos recursos. Los tres pilares fundamentales que tienen que sostener a la democracia son la planificación democrática, el cuidado del ambiente y el respeto por los pueblos originarios y las comunidades oprimidas.

En los últimos 40 años, la pelea fundamental la dieron las Madres de Plaza de Mayo; poniéndose de pie, enfrentando a la dictadura, enfrentando la represión y peleando por verdad. A las mujeres nadie nos regaló nada, todo lo que tenemos lo conquistamos con nuestra propia pelea; tomamos en nuestras manos la necesidad de instalar nuestra agenda.

Abrirse camino en la política nunca fue fácil. La precarización laboral, el hecho de tener más de tres trabajos para llegar a fin de mes de alguna manera atenta contra la posibilidad de que una pueda participar de política. Que a la vez tengas que ocuparte de las tareas domésticas, las de cuidado y reproducción, sumado a capacitarte profesionalmente, son elementos que van limitando la participación de las mujeres en política. Al mismo tiempo, esas condiciones, desde el punto de vista de género, hace que cuando las mujeres entran en la escena, cobran un protagonismo significativo.

En Tucumán no se respetan los derechos conquistados y eso nos indica que debemos seguir profundizando la pelea. La precarización laboral en la provincia es más alta, incluso, que la media nacional. A las docentes - gremio que está mayoritariamente feminizado- el gobierno las maltrata de manera sistemática. Yo creo que no hay intención del Estado de subsanar la deuda con las mujeres : todavía existe y se profundiza la desigualdad social entre los géneros.

Pienso que la utopía se puede convertir en realidad si las mujeres unimos todas las peleas y defendemos nuestros derechos conquistados. Para que pueda haber efectivamente una democracia, hay que terminar con los privilegios de género.

“El sistema de acoples destruye la participación femenina”

Silvia Elías de Pérez (Legisladora - Unión Cívica Radical)

La democracia es el mejor sistema de gobierno del mundo. Es el único que permite que haya un balance de poderes y que sea el pueblo el que gobierna a través de sus representantes: tenemos que cuidarla.

Argentina ha aprendido, con dolor, la importancia que tiene este sistema y las mujeres han ocupado un rol clave en todos los órdenes de la construcción democrática. Aportamos una mirada diferente y necesaria. Aunque nuestra participación a crecido de manera significativa, todavía es mucho lo que nos falta.

Antes de participar en política, ocupé lugares de liderazgo en  ámbitos privados. Allí también se nota la capacidad y la sensibilidad de las mujeres, que es tan complementaria con la con la de los hombres. Yo soy una privilegiada al poder transitar un camino que lo han desarrollado otras mujeres peleando para abrirnos puertas. Con sólo ver cómo era la composición de la Cámara Legislativa hace 40 años y lo que es hoy, te das cuenta el avance. Pero aun así, en Tucumán tenemos un sistema que desvirtúa totalmente la voluntad de los electores, lo cual perjudica también a las mujeres.  El sistema de acoples destruye la participación femenina. Hace que, en todos los casos, termine entrando un legislador por cada uno de los acoples y que en lugar de tener una representación de un 30%, como deberíamos tener, no lleguemos ni siquiera al 20.

Lo que es clave es que las jóvenes se involucren, se animen y entiendan que desde la política se transforma, que desde la política se hacen los grandes cambios y que cuanto más mujeres participen más lugares de representación vamos a tener.

En Tucumán hay mujeres maravillosas que podrían haber ocupado el lugar de Gobernadora pero no lo hicieron porque hay muchas “roscas” en las que no participamos.  Hay intereses que desde hace mucho vienen cooptados por hombres y son pocos los partidos en donde los presidentes son mujeres.

Nadie te pone una alfombra y te deja que vos pases. Nosotras sabemos de eso. La clave está en no dejar que nadie nos ponga límites, en entender que a la política le hacemos mucho bien.

LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI.

“Tenemos que tener una mirada más igualitaria”

Carolina Vargas Aignasse (Legisladora por Unión por la Patria)

La Democracia es un modo de vida. En una sociedad existe una construcción que es colectiva. Siendo las mujeres quienes cumplimos roles tan importantes en la vida, nuestros rasgos característicos como género nos permiten ser parte fundamental en de esa construcción.

En Tucumán  todavía existen grandes desventajas y asimetrías en relación a las posibilidades de las mujeres para acceder a cargos de conducción, a lugares de mando. Sigue existiendo una mirada muy machista sobre diferentes actividades. Aunque reconozco que la lucha de muchas mujeres, a lo largo de estos 40 años de democracia, hizo que esto fuera cambiando para bien. Pero nos falta mucho. Para graficar, en mi generación, es todavía en las propias mujeres donde prima una mirada crítica acerca de cómo cumplimos ese rol de madres, de esposas, de jefas de hogar. Esa mirada incide en cuanto a tiempos y a energías disponibles para el crecimiento en otros ámbitos. Confieso que para mí, aún hoy, sigue siendo difícil equilibrar mi tarea de liderazgo y militancia con mi rol de mamá y como pareja.

Si bien estuve en contra de la Ley de Cupo femenino, reconozco que hizo que muchas más mujeres participaran en ámbitos de toma de decisiones. Tucumán todavía tiene pendiente la Ley de Paridad de género. Hoy en la Legislatura provincial la mesa de autoridades de la cámara está representada por tres hombres y la presidencia del bloque también es de un hombre.

Creo también que las mujeres debemos hacer una suerte de autocrítica que tiene que ver con nuestra propia formación y nuestra propia toma de conciencia de las posibilidades que tenemos y a dónde queremos llegar en el liderazgo.

Lamentablemente hemos visto a lo largo de la historia que cuando una mujer ejerce el poder con firmeza las críticas son terribles. Sin embargo, veo un interés del Estado por subsanar las deudas de la política con las mujeres. Tenemos que tener una mirada más igualitaria en cuanto a cuáles son los temas que fortalecen a una sociedad en su conjunto.