Con propuestas rimbombantes, Javier Milei logró ser en las PASO presidenciales, el precandidato más votado, logrando que más de siete millones de argentinos lo acompañaran en las urnas. Una de esas iniciativas, y una de las que más polémica genera, es la de dolarizar la economía. ¿Qué significa esto?

Cuando se habla de dolarizar la economía, se habla de establecer el dólar estadounidense como moneda de curso legal en Argentina; es decir, reemplazaría al peso argentino en todas sus funciones, haciendo directamente desaparecer a la moneda local.

Cabe remarcar que esta dolarización es diferente a la convertibilidad aplicada por Carlos Menem durante su presidencia. En ese caso, se respaldaba el peso con la misma cantidad de dólares en las reservas del Banco Central; con la dolarización, el peso directamente desaparecería.

Explicaciones

Según explicó el propio Milei, su propuesta contemplaría la venta de los activos del Banco Central (mayormente bonos del Tesoro nacional) a instituciones financieras internacionales, para obtener los dólares necesarios para dolarizar a un valor que, en junio del año pasado, había calculado en $ 320, aunque actualmente sería un valor bastante superior, ya que estaba en línea con la cotización del dólar blue.

Es decir, la dolarización de la economía argentina vendría, directamente, con la desaparición de una de las principales funciones del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que es la de control de cantidad de dinero.

¿Por qué dolarizar? La intención de Milei es hacerlo para poder frenar la inflación. ¿Y cómo se daría esto? Porque el Banco Central dejaría de emitir dinero, al no ser necesario el peso argentino. Y es justamente la emisión de dinero sin respaldo, una constante en Argentina por los préstamos pedidos por el Ejecutivo a la institución bancaria, uno de los factores que genera que la inflación creciera.

Al elegir el dólar como la moneda oficial en el país, Argentina quedaría bastante atado a lo que sucediera con la moneda estadounidense, y por ende, a lo que suceda con la economía estadounidense. Además, sería necesario que la economía argentina se volviera atractiva para capitales extranjeros, para así poder generar que ingresen dólares al país.

“Necesitas una economía muy flexible, y que al mismo tiempo sea muy atractiva para el mercado de capitales, así siempre tengas cantidad suficiente de dólares para que funcione sin problemas. Al mismo tiempo, es necesario que, si hay variación en la cantidad de dólares, se adapte rápido en el mercado, y eso es complicado de conseguir”, explicó el economista Gustavo Wallberg, en diálogo con LA GACETA.

“La ventaja y desventaja al mismo tiempo de dolarizar es que hay que hacerlo con la apertura total de la cuenta capital de la balanza de pagos, que es la que registra las transacciones económicas entre Argentina y el exterior, lo que implicaría la total movilidad de los capitales financieros. Cualquier cosa que en Estados Unidos aliente que se invierta ahí, nos quita dinero a nosotros, y eso te puede generar problemas en corte de cadena de pagos”, detalló Wallberg.

Otro punto complicado de la dolarización es la transición en la moneda. Claro, un cambio directo, brusco, es algo de muy difícil aplicación, y que generaría impactos muy fuertes en la economía. Por eso, la idea de Milei es una transición paulatina, según Wallberg.

“Si tuvieras que transformar todo lo que está en pesos a dólares, la gente va a empezar a buscar dólares billetes, y no hay suficientes para reemplazar los pesos que tenemos. El precio del dólar se tendría que ir a las nubes para que, con los billetes que hay, te alcance”, apuntaló el economista, que remarcó que se necesita, sí o sí, el dólar físico.

“(Milei) Plantea avanzar con una convertibilidad de moneda, que es poder hacer contratos en las monedas convertibles; es decir, implicaría que es legal hacer contratos en pesos, y también en dólares”, cuenta Wallberg. La intención de Milei es que las propias personas, de a poco, comiencen a realizar contratos en dólares, y eliminen al peso de sus transacciones diarias. “De esta forma, no necesitarías tener grandes reservas en el BCRA para dolarizar, si se hace de manera gradual”, concluyó Wallberg.

En Argentina, de alguna manera, ya se habla de una economía bimonetaria, teniendo en cuenta la dependencia que hay con respecto al dólar a la hora de establecer precios. Además, muchos sectores informales de la economía ya funcionan con dólares.