Acerca de la última entrevista de LA GACETA a René Favaloro

Acerca de la última entrevista de LA GACETA a René Favaloro

Fue durante un encuentro con estudiantes, en Termas, durante los primeros días de junio de 1997.

EN TAPA. La última entrevista de René Favaloro con LA GACETA reveló algunos conceptos personales sobre el aborto, las drogas y el fútbol. EN TAPA. La última entrevista de René Favaloro con LA GACETA reveló algunos conceptos personales sobre el aborto, las drogas y el fútbol. ARCHIVO LA GACETA
12 Julio 2023

Al cumplirse el primer centenario del nacimiento del doctor René Favaloro, inventor del bypass entre muchas otras cosas, recordamos algunos de los momentos más trascendentes de su última entrevista con LA GACETA, en la que habló de fútbol, el sexo, la noche, la eutanasia, la droga y el aborto. Todo estuvo unido por un hilo conductor: la hipocresía. 

Convertido con los años, precisamente, en uno de los mártires de la hipocresía nacional de la que tanto renegaba, Favaloro se erigió como una figura mitológica de la que muchos hablan pero pocos conocen. 

La última vez que Favaloro mantuvo un encuentro con LA GACETA fue minutos después de una charla con estudiantes secundarios, el sábado 7 de junio de 1997, en un hotel de Las Termas de Río Hondo.

Ante un auditorio del hotel Los Pinos desbordado, Favaloro no dio una cátedra repleta de tecnicismo sino que tocó los temas que a los adolescentes los movilizaba en esos momento. 

El inicio de la charla fue reclamando que millones de dólares se lavaban en el fútbol y que gran parte de ese dinero provenía del narcotráfico. "Hoy parece obvio y hasta ingenuo, pero hace casi dos décadas pocos hablaban de esto con tanta franqueza", recordó años más tarde Federico Türpe, el periodista de LA GACETA.

Al día siguiente, el domingo 8 de junio de 1997, el diario le dedicó una página completa a la entrevista, con un encabezado que decía “Un hombre sin vueltas” y el título principal de la tapa: “Dinero de la droga se lava en el fútbol”. 

Entre otros conceptos, fue revelador que Favaloro reclamara que “los ricos defienden el aborto ilegal para mantenerlo en secreto y no pasar vergüenza. Estoy harto de que se nos mueran chicas pobres para que las ricas aborten en secreto. Se nos mueren nenas en las villas y en los sanatorios hacen fortunas sacándoles del vientre la vergüenza a las que tienen plata. Con el divorcio decían que era el fin de la familia y sólo fue el fin de la vergüenza para los separados ilegales. Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar”.

También sentó su postura, al reconocer que “el aborto es un acto criminal, sin lugar a dudas. Pero también estoy en contra de la hipocresía. La hipocresía es esa nenita de clase media a quien, cuando se embaraza, su papito la lleva al médico y esa misma noche esa nenita ya está bailando en un boliche de nuevo. Muchos señores a quienes vemos por ahí hablando con toda naturalidad sobre lo malo que es el aborto son unos hipócritas porque saben que, en la realidad, las cosas suceden de otra manera. No hay que tenerle miedo a la educación sexual y a hablar de sexo con los chicos. Es muy necesario e importante. Hay que hablar de frente sobre este tema para que el embarazo no deseado no sea una sorpresa. Hasta la misma Iglesia ya está cambiando en esta época y está procesando de otra forma el problema del aborto”.

Si bien Favaloro estaba absolutamente en contra del aborto, detestaba aún más la hipocresía. Algo similar pensaba sobre las drogas, donde el principal problema no era la despenalización, sino, una vez más, la hipocresía.

Entre las sensaciones que transmitió de su encuentro con los chicos santiagueños, el periodista de LA GACETA resaltó que "se lo notaba enfadado, furioso con la sociedad. Y tres años después sabríamos, drásticamente, cuán enojado y desilusionado estaba con este mundo".

Otro de los conceptos que dejó Favaloro en su último encuentro con el diario puede ser tomado como una reflexión, además de otra crítica a la sociedad argentina: “Estoy convencido de que hay que revisar y escribir de nuevo la historia para que los jóvenes puedan saber la verdad de lo que pasó en este país. Los chicos deben saber que la corrupción no es sólo la que sale en los diarios sino que va mucho más allá; está en todos nuestros actos” (LA GACETA, 8 de junio de 1997, página 1).

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