Cantidad no siempre es igual a calidad, pero anoche Atlético Tucumán sumó hombres en ataque y, si bien no fue mucho más ofensivo, cada uno de esos ataques resultaron peligrosos. El equipo de Lucas Pusineri fue efectivo, que es lo que buscaba. Pateó cuatro veces al arco de Diego Rodríguez y convirtió la misma cantidad de goles (aunque dos fueron bien anulados).
La efectividad que tanto se esperaba por fin llegó al Monumental y para eso el ingreso de Ramiro Ruiz Rodríguez fue clave. El monterizo se sumó a la habitual dupla compuesta por Coronel y Estigarribia. Fue indetectable para los defensores visitantes y una tentación para los volantes “decanos”, que lo buscaron una y otra vez a espaldas de los mendocinos.
La espectacularidad y la algarabía se terminaron en el “José Fierro” cuando se encendieron las luces. tras el show de inauguración del nuevo sistema. A partir de ahí, todo fue nerviosismo y ansiedad. El pitazo de Sebastián Zunino marcó el inicio del partido y de la tensión.
En épocas donde ya se comienza a hablar de la posibilidad de que se anule un descenso (de tres) y con casi 60 puntos por delante, los tres que estaban en juego anoche cotizaban en alza.
El “tomba” y el “decano” forman parte del pelotón de equipos que pelean por evitar el descenso y quizá por eso el primer tiempo fue jugado de manera muy conservadora. “Nosotros también estamos mirando la clasificación a las copas”, se justificó Daniel Oldrá, después de remarcar que para él su equipo fue superior, pero falló en la definición, algo en lo que su rival se sacó un 10.
Y lo que dijo el DT visitante es una verdad a medias. Porque al menos en el primer tiempo -en ese partido con dientes apretados- el que tuvo las mejores oportunidades fue Godoy Cruz porque Hernán López Muñoz demostró que tiene sangre de Diego Maradona (es sobrino-nieto del Diez) y fue un dolor de cabeza para Atlético con su gambeta. Cada vez que tomó la pelota insinuó peligro en el arco de Tomás Marchiori.
Pero de todas formas el que golpeó primero fue el local y de la forma que más le gusta: el contraataque. A los 35’, en la primera que Atlético atacó a fondo y con seriedad, Mateo Coronel puso el 1-0 y el grito en el “José Fierro” fue un desahogo. Mención especial para Guillermo Acosta, que aceleró y tocó para que entre el “37” bravo y “RRR” pusieran en ventaja al “decano”.
Eso sí, inmediatamente después un cabezazo de Tadeo Allende salió pidiendo permiso por el segundo palo de Marchiori. Deberá tomar nota Pusineri: el equipo sufrió y mucho cada vez que el “tomba” tiró pelotazos, ya fueran frontales o cruzados. Ese fue el gran problema de la defensa del “decano”.
En el segundo tiempo el desarrollo del juego fue mucho más vistoso que en la primera etapa. Godoy Cruz estaba obligado a salir a buscar el empate y por eso el partido quedó a pedir de Atlético, que se paró dispuesto a contragolpear y antes de los dos minutos Estigarribia ya había demostrado su peligrosidad, aunque una mano en el inicio de la jugada lo privó de festejar; de igual forma, el ex jugador de Patronato jugó un partido muy importante para el equipo.
A los 19’ llegó el alivio. Matías Orihuela surcó el lateral izquierdo, descargó con Ruiz Rodríguez que definió al cuerpo del arquero del “tomba” y el propio Orihuela capturó el rebote para poner el 2-0 y desatar la fiesta en el estadio.
Recién con ese marcador el hincha liberó tensiones y empezó a acariciar el triunfo, aunque pasó algún que otro susto. A los 83’, luego de tres cabezazos, Julián Eseiza puso el 2-1 y otra vez volvió el nerviosismo a 25 de Mayo y Chile.
Esta vez no se repitió la película que vieron los hinchas ante Barracas Central y River, el equipo aguantó el marcador y se quedó con tres puntos valiosos. El plantel recién volverá a entrenarse mañana, de cara al partido con Sarmiento, que se jugará el domingo 25. Tendrá tiempo Pusineri para corregir algunos errores: debilidad en el juego aéreo y coberturas en la mitad de la cancha, aunque claro, con los tres puntos en el bolsillo será todo mucho más sencillo; además, anoche parece haber encontrado solución al problema que acarreó durante todo el torneo -la efectividad- y eso, en época de vacas flacas, es todo un avance.