Un emprendedor “serial” de Tucumán se propone conquistar el mundo con su billetera híbrida

Un emprendedor “serial” de Tucumán se propone conquistar el mundo con su billetera híbrida

Díaz Salomón adquirió con $ 7.200 su primera impresora 3D hace cinco años y con su emprendimiento MIT se convirtió en promotor de “la cuarta revolución industrial” en la provincia.

 la gaceta / fotos de diego araoz la gaceta / fotos de diego araoz

El emprendimiento MIT (MadeInTuc) destila fe en la provincia de su fundador, Facundo Díaz Salomón. A los 28 años, este tucumano nacido en Banda del Río Salí está convencido de que la billetera híbrida que creó, MITWallet, llegará a todo el mundo. Al menos el entusiasmo del emprendedor “serial” y hecho a sí mismo ya traspasó las fronteras, y en el año que acaba de concluir no sólo concedió una entrevista a un influencer ecuatoriano que lo puso como modelo de inspiración, sino que su proyecto llamó la atención en concursos de emprendedurismo e ingresó en la primera selección de un fondo de inversión local enfocado en propuestas del Norte argentino.

Díaz Salomón arrancó, según admite, sin saber que lo que hacía era emprender y en un tiempo en el que tampoco se hablaba de eso. Vendió telas, cerraduras y otros productos hasta que se puso a armar jingles para la radio. “Eso pegó muy bien. Y los clientes que me contrataban después me empezaron a pedir el manejo de redes sociales, la renovación de la marca y una web”, cuenta durante una entrevista virtual. Él dijo “sí”, y en 2014 armó una empresa de marketing digital y publicidad, Sonar, que sigue funcionando. Con ese proyecto ganó un premio en 2016: un fondo equivalente a 3.000 dólares que le permitió equiparse. “Había empezado con un iPad y un micrófono. Así que compré placas de sonido y me lancé a hacer cosas más grandes, como campañas políticas”, relata.

En 2017 descubrió la impresión 3D y, según dice, enloqueció. “Me acuerdo que la máquina más barata que había en la Argentina costaba $ 7.200: junté ese dinero y un domingo a la noche pude comprarla. Pero resulta que un mes después recibí una caja con una impresora 3D desarmada. Era como encontrarme con un extraterrestre”, explica. Después de un año le agarró la mano y pudo empezar a desarrollar ideas. Así nació la marca MIT (MadeInTuc) y su primer producto, MITClip, un portalápices. “Fue increíble lo que pasó: descubrí la potencia de la cuarta revolución industrial. Empecé a recibir encargos de Salta, Catamarca, Córdoba, Chubut, CABA… la semana pasada despaché el último envío a Buenos Aires”, añade.

Díaz Salomón se define como testigo de la evolución veloz de una tecnología muy nueva. “Esto es un universo totalmente distinto. Al comienzo los programas y el hardware de impresión 3D eran muy rudimentarios. El mercado era pequeño y sólo había acceso a máquinas caseras”, relata. MIT fabricó otros productos, e, incluso, empezó a ofrecer los dispositivos tridimensionales y los insumos al constituirse en representante de varios proveedores de impresoras.

Trastabillar y seguir

No todos los emprendimientos funcionaron. En 2019, Díaz Salomón se encontró con la posibilidad de comprar, junto a otros tres amigos, Buró Coworking. Lo hicieron y, a continuación, llegó la pandemia. “Eso fue una trastabillada muy grande”, admite. Para entonces ya formaba parte de Global Shapers Tucumán, filial de la organización del Foro Económico Mundial, donde conoció a sus socios en Buró. “Duramos seis meses y finalmente decidimos cerrar. Fue sabia la decisión porque, si no, íbamos a terminar mucho peor”, evalúa.

Recuperado del tropiezo, Díaz Salomón se enfocó en la billetera. “Quiero que sea algo que reúna todos los estándares de un producto contemporáneo: buen diseño, tecnología y sustentabilidad. Esto es algo que hoy una empresa debe tener en cuenta al momento de hacer cualquier cosa”, refiere. La MITWallet está hecha con un material sostenible, biopolímeros (ácido poliláctico que proviene de la yuca, el almidón, la caña o la papa), y una cantidad pequeña de filaflex, un derivado de los hidrocarburos. De un lado de la billetera va el efectivo y, del otro, las tarjetas con la particularidad de que se usa con una sola mano. El emprendedor indica que adentro contiene un chip: “si acercás un celular y sin que haga falta descargar la aplicación, podés acceder a una plataforma de negocios conectada a redes sociales y al ‘modo perdido’ para que, si alguien la encuentra en la calle, pueda devolver la billetera a su propietario. De esta manera, la potencia de la tecnología queda incorporada a un producto del día a día”.

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La MITWallet está generando expectativas. “Con este proyecto nos presentamos en el concurso Naves 2022 del Banco Macro y ganamos una de las ocho becas de Tucumán. Me capacité en Buenos Aires, en la Universidad Austral, y fue una experiencia espectacular: algo que todo emprendedor debería hacer”, asegura. Según su criterio, allí aprendió a priorizar. A la vuelta de ese proceso, MITWallet entró en el radar de Latam Explorer VC, un fondo local de capitales de riesgo. “Estamos esperando con ansias el 2023 para acceder a su programa de mentoreo, asesoramiento y financiamiento”, anuncia.

Por $ 5.000

La billetera física es fabricada con una impresora 3D mientras que la capa tecnológica consiste en un desarrollo propio de MIT que aprovecha un sistema contactless similar al de las tarjetas de crédito. “La idea es mezclar lo que es una billetera física con otra virtual, que pueda hacer transacciones con cripto y acceder a los datos públicos no sensibles contenidos en una tarjeta personal convencional. A esto, nosotros le damos la funcionalidad de la Web3 y un hardware fabricado con avances de la cuarta revolución industrial. Son varias tecnologías de punta juntas que hacen que sea un producto innovador a un precio muy competitivo”, afirma Díaz Salomón. Y añade: “en la actualidad, cuesta $ 5.000, menos que la billetera convencional de cierta calidad más barata. Por ese dinero, la MITWallet entrega diseño, sostenibilidad, prestaciones tecnológicas actualizables, resistencia al agua y una presentación muy buena”.

Si bien ya se puede comprar, la versión disponible es una especie de primera prueba que superó las previsiones del equipo de MIT. Al respecto, el emprendedor comenta: “nos dimos cuenta de que a la gente le gusta. Cada vez que me invitan a ‘pitchear’ (presentar rápidamente el proyecto), me piden billeteras. Pero no queremos quedarnos con lo que hicimos, sino pensar en grande. Nuestra idea es perfeccionar el producto y, a partir de marzo, lanzar una venta masiva primero en la Argentina, después en América Latina y, por último, en el mundo”.

El proceso de este proyecto es larguísimo, según Díaz Salomón. Hubo infinidad de prototipos y, en un momento, un socio del emprendedor llegó a decir que no era viable. “Cuando esa sociedad se disolvió, me puse inmediatamente a terminar la billetera porque estaba convencido de que sí se podía hacer. Hoy es una realidad”, dice. La experiencia le enseñó que concebir un producto requiere un ciclo hasta que es posible conseguir algo que tenga el mínimo material posible, la máxima durabilidad y el mayor confort para el usuario, desde el tacto hasta el tamaño. “Seguramente cambiará un montón de aquí en más. Lo mágico que tiene la tecnología es que se sabe dónde empieza, pero no dónde termina”, apunta.

En MIT trabajan Díaz Salomón como máximo ejecutivo y el desarrollador Diego Matías Torres. “Además, tenemos un taller de producción, y, por aparte, un panel de consultas con expertos en tecnología y finanzas formado por Hernán Aruj (área financiera), Carlos San Martín (Web3) y Guillermo Vázquez (medios de pago y tarjetas)”, dice el fundador.

El próximo Van Gogh

Nacido y criado en Banda del Río Salí, Díaz Salomón se educó en el Colegio Sagrado Corazón, donde entendió que le gustaba hacer y reparar cosas: sin embargo, se probó como estudiante de Abogacía. “Me acuerdo de las clases del Colegio en las que nos enseñaron que tecnología es cualquier disciplina que facilite la actividad humana. Una silla de madera es tecnología. Esa materia me encantaba: aprendíamos a arreglar cosas. Luego me inscribí en Derecho en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino: aunque nunca fue lo mío, me dio herramientas expresivas. No sé si ‘locuacidad’ es la palabra correcta, pero yo me considero locuaz”, define.

En un momento resolvió que su aporte al mundo no iba a ser jurídico, aunque la injusticia no le era indiferente. “Ahí inicié el camino emprendedor. Me puse a trabajar: es algo que me recriminan en casa porque dejé los estudios cuando me faltaban cinco materias para recibirme. Mi misión y mi propósito no van por ahí. Con el tiempo confirmé que no tenía que ser abogado, sino emprendedor, que es alguien que aporta valor a su sociedad y a su tiempo. Es el concepto más lindo que hay”, subraya.

Curiosidad y conocimiento autodidacta hicieron el resto. “Internet es un milagro humano que generó y genera oportunidades inconmensurables. El próximo Nikola Tesla, el próximo Van Gogh, el próximo genio puede estar al lado de nosotros, y sólo necesitar una conexión para explotar”, apunta. Y añade que para él fue “fundamental” hacerse rápidamente “amigo” de internet.

La devoción por Tucumán de MIT se traduce en una línea de gorras y remeras que reivindican el ser un fruto local. “Los emprendedores somos disruptivos en cuanto a nuestro pensamiento y no nos quedamos en la comodidad: es lo peor que nos puede pasar porque bloquea la innovación”, medita Díaz Salomón. Y manifiesta que con una impresora 3D se puso a crear cosas casi como un juego y, encima, le pagaron por eso. “Lo hice en Tucumán, no en un laboratorio en Nueva York. Esta es la igualdad de oportunidades que yo viví. A las remeras y a las gorras no las hice para venderlas, sino para mí y el equipo, y, ¿qué pasó? Me las pedían y me di cuenta de que se estaba generando un aura de comunidad”, detalla.

En MIT se propusieron cumplir su cometido y, además, inspirar a otros para que lo hagan también. “A mí eso me emociona profundamente. Dar un mensaje positivo es nuestra responsabilidad y cada paso nos ratifica en la decisión de buscar la trascendencia en Tucumán. A nadie puede darle vergüenza nuestra provincia. De aquí salieron figuras importantísimas”, reflexiona Díaz Salomón. Y acota: “ahora vamos a tratar de meter siempre al Mundial, pero la Argentina está transitando un cambio cultural que hasta se ve en el fútbol. Por el acceso a la tecnología y a la información, ya no nos comemos tanto las mentiras ni los dogmas. Nosotros creemos en un futuro mejor y nos sentimos orgullosos de apostar por él”.

La receta de MIT (MadeInTuc)

- Fabricar productos con buen diseño, tecnología y sustentabilidad.

- Fusionar la impresión 3D y los avances de la Web3.

- Buscar el asesoramiento de los especialistas.

- Emprender como una forma de aportar valor a la sociedad.

- Sentir orgullo por Tucumán y alentar el desarrollo del talento local.

- El emprendimiento en la web: madeintuc.com

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