Feijóo: “un desafío y una oportunidad para la industria”

Feijóo: “un desafío y una oportunidad para la industria”

El presidente del Centro Azucarero Argentino habló el pro de los biocombustibles

DATO. El sector sucroalcoholero emplea casi 61.000 trabajadores en el NOA. DATO. El sector sucroalcoholero emplea casi 61.000 trabajadores en el NOA. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
10 Diciembre 2022

Uno de los principales temas desarrollados durante la 22ª Reunión Técnica Nacional de la Sociedad Argentina de Técnicos de la Caña de Azúcar (Satca) fueron los biocombustibles y la importancia de la producción de bioetanol en una región como el NOA. “Toda política de desarrollo debería observar dos ejes principales: encuadrarse en lo que constituye el primer tema de la agenda global -combatir las causas del cambio climático, cuyas consecuencias no son abstractas, sino muy concretas-, y centrarse en el hombre, histórica y geográficamente situado, para favorecer su realización integral”, dijo el presidente del Centro Azucarero Argentino (CAA), Jorge Feijóo.

Contó que debido a la sequía, este año se dio un 10% menos de caña de azúcar para molienda en el NOA; y en Salta y en Jujuy se suma al 10% perdido el año pasado -respecto de 2020-, con lo que advierte una pérdida de un 20%, que impacta en la economía de la región.

“Respecto de las soluciones posibles para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que estén a nuestro alcance, deberíamos tomar conciencia que no hay contribuciones pequeñas que deban despreciarse y no hay países de bajas emisiones relativas que puedan excusarse de poner proa en el empeño”, dijo Feijóo.

Añadió que, de acuerdo a expertos, el 75% de los GEI se origina en las energías. “De manera que debería ser un aspecto central de la política pública implementar medidas tendientes a descarbonizar la matriz, especialmente a partir de la movilidad vehicular”, señaló.

Advirtió que las regiones y los países del mundo van tomando opciones, según sean más convenientes o adecuadas a su realidad y circunstancia. “Los países de la Unión Europea y otras regiones privilegian la electromovilidad a batería. Esta brinda ventajas al evaluar las emisiones del vehículo, pero no si se considera la huella de carbono; esto es, el cómputo de emisiones desde la generación de la energía que el vehículo consumirá”, destacó Feijóo. Y advirtió que en ese casos, además, hay que tener en cuenta otras cuestiones: “se trata de automotores considerablemente más costosos, aptos para un mercado de ingresos medios altos; la batería tiene una vida útil de entre cinco y ocho años, y su remplazo es oneroso, deprecia significativamente el valor de la unidad usada y deteriora este mercado”. Agregó que para la Argentina -y para América latina, en general- estos vehículos exigirán un aumento sustancial de generación de energía eléctrica y cuantiosas inversiones en redes de transporte troncal y de distribución.

Sin embargo, subrayó que el desarrollo de la electromovilidad a batería en aquellos países significará un gran beneficio para nuestro país, ya que el litio resulta indispensable para la fabricación de baterías. “Y justo en el NOA tenemos una de las reservas más importantes del mundo, lo que abre un horizonte de posibilidades tanto para su exportación como para la radicación de industrias que agreguen valor y tecnología”, dijo.

Para el caso de Latinoamérica, las bioenergías asoman como un gran potencial, tanto para la generación eléctrica como para la movilidad vehicular. “Ello explica la opción por los biocombustibles, que se consolida en la región. Estos reducen las emisiones de GEI frente a los combustbles fósiles entre un 74% y un 80%; y nuestro país tiene ccondiciones agroecológicas óptimas para producirlos, prácticamente en toda su geografía”, puntualizó el directivo.

Remarcó que en el empeño por descarbonizar, los biocombustibles brindan una ventaja única: el tiempo. “Pueden aplicarse con inmediatez, porque son combustibles líquidos que pueden mezclarse con los de origen fósil en proporciones crecientes, y aprovechar la red de distribución y abastecimiento de estos. Los biocombustibles son nuestro camino más corto y de contribución más eficaz para reducir los GEI”, afirmó Feijóo.

Agregó que el Bioetanol ofrece, además, otras posibilidades de aprovechamiento: su aplicación en Celdas de Combustible de Óxido Sólido, motorización eléctrica a base de hidrógeno generado a partir de bioetanol (70%) y agua (30%), que ya cuenta con aplicación experimental por Nissan-Brasil. “Esta posibilidad abre un horizonte óptimo para el bioetanol, y la movilidad en países con condiciones adecuadas para su producción -el caso de la Argentina-, que lo hace a partir de la caña de azúcar y del maíz”, puntualizó.

Por otro lado, se sabe de la postergación en las condiciones de vida que soporta el NOA, frente a otras regiones del país. Tal desigualdad la revelan indicadores sociales, como población con cobertura de salud, vivienda adecuada, pobreza o ingreso per capita. Estas asimetrías fueron objeto de reiterados planteos por parte de los gobernadores del Norte Grande. Por ejemplo, la disparidad en cuanto a la energía eléctrica, a los combustibles y al gas. Y si quienes tienen menores ingresos y peores condiciones de vida tienen costo de vida más alto, la brecha de desigualdad será creciente.

Feijóo consideró que, en ese sentido, la llamada “cláusula del progreso” de la Constitución nacional (artículo 75, inciso 19), que ordena “proveer al crecimiento armónico de la Nación, promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones”, parece estar operando al revés. “Con relación a estas dos encrucijadas, descarbonizar la matriz energética y propender a un desarrollo más equitativo entre las regiones del país, el bioetanol viene a erigirse en un pivote para el NOA”, manifestó el titular del CAA.

La ley de biocombustibles se sancionó en 2006. Entre 2008 y 2019, Tucumán incrementó su superficie cañera en un 28%: de 217.000 hectáreas a 278.000 hectáreas (fuente: Eeaoc). Y el año pasado, el alcohol representó un 29% de los ingresos brutos estimados del sector: se trata de dos factores clave para la sostenibilidad económica de un sector que emplea, en forma directa, 60.900 trabajadores en tres provincias del NOA.

“Los beneficios brindados por el bioetanol al país no se limitan a los aspectos ambientales, ya que se extienden a su balanza comercial. En efecto, en los últimos cinco años, de 2017 al año pasado, evitó importaciones de naftas por U$S 2.200 millones, debido a la producción destinada a la mezcla: mitad aportada por caña de azúcar y mitad por maíz”, precisó el directivo.

Insistió en que el bioetanol es la opción más conveniente para reducir las emisiones de GEI en el factor que más las compromete (energía). “Permite aprovechar las oportunidades en bioenergías con que cuenta el país y, para el sector sucroalcoholero, es el coproducto con demanda creciente, baste citar que la proyección del consumo de naftas de este año es un 16% superior a la del año pasado”, dijo.

En consecuencia, con un mercado externo del azúcar que ya transita un tercer año de precio sostenido, con un mercado interno en el que el azúcar recuperó un precio largamente postergado, y con una demanda creciente de bioetanol para su mezcla con naftas la actividad se encuentra con las condiciones y los medios para crecer en superficie cañera, en rendimiento cultural y en producción industrial. “Es la oportunidad y el desafío”, cerró Feijóo.

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