Cartas de lectores: La lectura
08 Diciembre 2022

Me alegró que en “Pareceres”, en LA GACETA del domingo 4 de diciembre, trataran el tema de “La lectura”, que pesa tanto en la escolaridad; pero mal que nos pese, tiene su origen en el seno familiar. Sé que muchos opinan que el joven promedio lee todo el día porque no suelta su celular, y hasta escuché decir a algunos que los jóvenes leen más que los de las generaciones pasadas. Sí entiendo que leen mensajes y los envían, y que usan las redes sociales para expresarse, pero he aquí la gran pregunta: ¿Qué calidad de lectura hacen a diario? Mensajes abreviados, emoticones, memes e incluso lenguaje inclusivo. Una deformación de nuestro bello idioma. ¿Tuvieron estos jóvenes la suerte de leer un libro completo? ¿De comenzar a leer una novela y no soltarla hasta llegar al tan esperado final? Con la lectura se puede viajar a los más recónditos lugares, llenos de magia y encanto, caminar en distintos paisajes y hasta podemos sentir la injusticia, el dolor, la alegría, el amor y los logros de los personajes. A través de la lectura se puede vivir diferentes vidas. Se puede entender el funcionamiento de nuestro cuerpo o de una máquina. Pero la responsabilidad de los logros de nuestros jóvenes en la educación formal, en las pruebas internacionales, etc, es responsabilidad de la familia y del Estado, no sólo de la escuela. La condición socioeconómica del joven marca una clara diferencia y crea un obstáculo difícil de superar. No puedo pretender que alumno me hable del primer Acto de Hamlet, si no comió o está malnutrido. Toda la sociedad, y en especial el Gobierno, debemos trabajar para cambiar la triste realidad de que nuestros jóvenes no leen. El deber del Estado es crear fuentes de trabajos genuinos, que permitan que la familia satisfaga sus necesidades básicas y pueda comprar libros. Tratando de no regalarle un celular al año de vida para que se entretenga. Le regalemos libros, desde muy niños y juguemos y cantemos y alimentemos los sueños , porque el eco de un cuento leído de noche por alguien de la familia, deja una profunda huella en el corazón y puebla de ilusión el alma e incentiva las ganas de crecer leyendo. Quiero citar a Miguel de Unamuno que dice “No es analfabeto el que no sabe leer, sino el que, sabiendo, no lee”.

Sandra Sosa 

Italia 382 

San Isidro de Lules

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