Cada vez más personas se desprenden de sus joyas

Cada vez más personas se desprenden de sus joyas

Para los especialistas, la crisis económica, la inseguridad y los cambios de época impulsan la tendencia. Para la gente es un modo rápido de obtener dinero sin tener que sacar un crédito.

CAMBIO DE PRIORIDADES. Muchos prefieren plata en mano que joyas guardadas. carlosmoret.es CAMBIO DE PRIORIDADES. Muchos prefieren plata en mano que joyas guardadas. carlosmoret.es

No estaba muy convencida. Sabía que esa pulsera y ese prendedor antiguo habían pertenecido a su familia por varias generaciones. Según la tradición, los recibía la primera hija mujer al cumplir los 15 años. Sin embargo, desde hacía mucho tiempo nadie usaba esas joyas. Así que ella las guardó en una cajita y partió hacia un hotel céntrico. Esperó dos horas hasta que pudo sentarse frente al tasador de una joyería.

¿Cuánto me darían por todo?, preguntó en voz baja Carolina. “Como joya ya no tienen valor, pero te lo podemos comprar por gramos; hay que sacarle las piedras”, le contestaron. Al principio, dudó. “Me dio mucha pena desprenderme. Pero también me daba lástima tenerlos ahí, juntando tierra. Además, tenía algunas deudas así que la balanza se inclinó por la venta”, cuenta la docente, de 33 años.

Su caso no es el único. Escenas como esta se repiten a diario en las casas de compra de oro que hay en el microcentro. Cada vez más personas deciden desprenderse de joyas que heredan o les han regalado. Es una opción rápida para conseguir dinero en efectivo, ya sea para pagar cuentas o para comprar otro bien. La crisis económica, la inseguridad y la favorable cotización del dólar respecto del peso favorecen la venta de estas piezas.

“¿Cuánto me darían por mi alianza de oro y por esta cadena?, pregunta Soledad en un local de una galería céntrica. Detrás de ella, dos personas más esperan su turno para consultar. Los tasadores examinan con una lupa, ponen las piezas en la balanza, le pasan una lima si es necesario y largan una cifra.

“Esta es una cadena antigua que jamás me la podría poner para salir a la calle porque sería un peligro. Y la alianza, aunque se que fue un regalo con mucho amor, ya forma parte del pasado de mi vida. Prefiero usar la plata para algo que quiero hacer desde hace tiempo”, le confiesa Soledad al tasador, Rodrigo Morales.

TRABAJO MINUCIOSO. Los tasadores examinan las joyas, las pesan y luego les ponen un precio. TRABAJO MINUCIOSO. Los tasadores examinan las joyas, las pesan y luego les ponen un precio.

Joyas livianas

“Por día atendemos entre 20 y 30 personas que vienen a consultar el precio del oro. Por lo general, la gente se desprende de joyas livianas y pequeñas, como por ejemplo aros, alianzas, cadenitas y anillos. Ya no traen joyas de gran tamaño”, detalla Rodrigo.

Quienes están en el rubro de compra y venta de oro explican que el aumento en la cantidad de personas que llegan para vender sus pertenencias en el último tiempo se da por múltiples factores. El principal motivo es la situación económica. Con el dinero que se obtiene, las personas evitan pedir un crédito. “La gente te cuenta que necesita pagar deudas o porque tiene gastos inesperados. El otro tema es que hay muchas joyas que ya pasaron de moda y no quieren guardarlas en sus casas o tener que pagar una caja de seguridad”, resalta.

Miguel Siufi, dueño de una joyería con 65 años de antigüedad, cuenta que siempre que hay crisis económica muchas personas salen a vender sus piezas de oro. “Hay varios motivos: puede ser por necesidad, cuando alguien en la familia se enferma y les urge tener dinero en efectivo. Otra razón es porque hay ciertas piezas que ya no se usan. Por ejemplo, las esclavas de oro que antes se regalaban para los aniversarios, ya se dejaron de llevar por una cuestión de seguridad: imagínate una mujer con 20 años de casada llevando 100 gramos de oro en la muñeca mientras camina por las calles. ¡Sería una locura en estos días!”, reflexiona.

En tercer lugar, comenta Siufi, están las personas que venden joyas porque las tienen guardadas desde hace tiempo, no las usan y desean invertir en otras cosas.

Según cuenta, las piezas de oro, cuando se venden, no vuelven al mercado tal como están. El metal se funde para obtener oro fino. Cuando se funde, se calcula que el 25% es inservible. A ese porcentaje se la llama chafalonía, o más comúnmente “chafa”. El gramo de oro cuesta aproximadamente $9.000 y tiene una relación directa con el dólar blue, explica. El valor es a nivel internacional: el gramo de oro fino cuesta U$S 51, según detalla.

La herencia de la abuela

“Nos dieron por un dije y una cadena $40.000. Entre todos los primos nos dividimos lo que había quedado de mi abuela, que falleció hace dos años por covid. Casi todos vendimos las joyas que habíamos heredado porque ya pasaron de moda”, cuenta Constanza. “En mi caso, este dinero me sirve para mis estudios. Mi hermano lo usará para su viaje de egresados de la secundaria”, añade.

El economista Nicolás Litvinoff, director de Estudinero.org, explica que más gente está vendiendo joyas principalmente por las crisis: necesita el dinero para pagar deudas contraídas.

Normalmente alguien se desprendía de las piezas de oro para arreglar la casa o para cambiar el auto; ahora, en cambio, muchos lo hacen para gastos corrientes como pagar la tarjeta o el alquiler.

Desde tiempos históricos, el oro era un resguardo de valor porque protegía a las familias de la inflación. “Si bien el oro mantiene un precio estable en dólares, sube en pesos en el contexto actual. Las personas tienen muchas deudas producto de la inflación, se les está achicando el presupuesto y necesita deshacerse de esa joya para llegar a fin de mes”, detalla Litvinoff, autor de los libros “¡Es tu dinero!” y “¡Es tu tiempo!”.

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