“No siento el deseo”: por qué cae la tasa de natalidad

“No siento el deseo”: por qué cae la tasa de natalidad

Un informe de la Dirección de Estadísticas muestra que la baja en los nacimientos se profundizó desde 2014. En el primer año de la pandemia descendió el 14,7% la tasa de natalidad.

CAMBIOS CULTURALES. En muchas mujeres, la maternidad ya no es una prioridad; importa más el desarrollo personal, viajar o recibirse. http://www.mejoresplayas.org CAMBIOS CULTURALES. En muchas mujeres, la maternidad ya no es una prioridad; importa más el desarrollo personal, viajar o recibirse. http://www.mejoresplayas.org

“No siento el deseo de ser madre. Lo supe a los 27 años, aunque creo que ya lo sentía así desde antes. En mi proyecto de vida no cabe la posibilidad de que haya otro ser que dependa totalmente de mí. También me pesa la pérdida de la libertad. Y está la cuestión económica, que no es menor”, confiesa Carla Mora, de 36 años, licenciada en letras y becaria doctoral del Conicet. Ella quiere dedicarse por completo a su profesión. Y ya no le molestan las preguntas. “Antes me cuestionaban bastante. La gente suele dar por sentado que si sos mujer tenés que ser madre. Di muchas explicaciones”, remarca. “Por suerte, mi pareja piensa lo mismo que yo porque no sería fácil estar juntos con una idea distinta sobre esto”, apunta.

La realización personal y profesional sin tener hijos es una tendencia conocida como Childfree. No son pocos los que se suman a esta elección de vida: hay personas -como Carla- que nunca experimentaron el deseo de ser madre o padre, les incomoda la energía de los niños, prefieren la libertad, dedicar su vida a viajar, realizarse a nivel académico y profesional o les da temor traer un hijo en un contexto económico inestable.

Otro modelo de familia que también se extiende es el de la pareja y un solo hijo. La postergación del calendario reproductivo es una de las razones detrás de este fenómeno que se acentúa en todo el país: las argentinas tienen cada vez menos hijos. Tucumán no es la excepción. La tendencia se puede constatar en las cifras que acaba de difundir la Dirección de Estadísticas de la provincia. El trabajo muestra cómo fue descendiendo desde 2001 hasta la actualidad la tasa de natalidad; que es el número de nacidos vivos en una población por cada 1.000 habitantes en un año.

Aunque en 2020 se produjo un fuerte descenso en la tasa de natalidad del 14,7%, respecto del año anterior, el informe remarca que la baja de nacimientos se profundizó desde 2014, al igual que la tasa de fecundidad, la cual mide el promedio de hijos por mujer en edad fértil. “Esta tasa se ubica cada vez más cerca de la llamada tasa de reemplazo (2,1), de la que depende la estabilidad de la población”, resalta el estudio que dio a conocer el director de Estadísticas, Raúl García.

¿Los datos son preocupantes? “Es un dato muy relevante para tener en cuenta desde las políticas públicas, ya que las pirámides poblacionales se están poniendo cada vez más angostas en sus bases, mientras hay un mayor envejecimiento poblacional y nacen menos bebés”, sostiene García.

Cuando las tasas de fecundidad se mantienen durante varios años por debajo de la tasa de reemplazo (2,1), se produce un severo envejecimiento de la población, lo que algunos autores denominan “invierno demográfico”.

En Tucumán la cantidad de nacimientos se reduce año a año. Los datos de la Dirección Provincial de Estadísticas muestran que en 2010 nacieron 30.400 bebés; en 2016, 28.306; y en 2019, 26.551. Durante 2020, en el Registro Civil se anotaron 20.947 nacimientos (5.600 menos que el año anterior). En 2021, hubo 24.617 inscripciones de nacimientos. Si bien hubo un repunte respecto del año en que inició la pandemia, todo indica que siguen descendiendo las tasas de natalidad.

La baja en los nacimientos no tiene que ver con la pandemia, sino con un cambio social y cultural, que ya viene desde hace varios años, coinciden los expertos. Ahora las nuevas familias se organizan de diferentes maneras y tienen menos hijos. Además, las mujeres priorizan su carrera profesional y laboral, remarcaron.

Transición demográfica

Fernando Longhi, investigador del Conicet y docente de demografía, habla de segunda transición demográfica, en la cual las sociedades experimentan transformaciones de distintas índole.

“El modelo de transición demográfica que todas las sociedades atraviesan es un proceso en el cual sus tasas de natalidad y mortalidad son altas en una primera etapa y luego empiezan a descender hasta estabilizarse en valores bajos. Primero hay un control sobre la mortalidad a partir de medidas higiénicas, desarrollo medicamentos y otros avances médicos. Luego, también se logra controlar la natalidad”, explicó.

De todas formas, el experto señaló que hay muchas desigualdades: “hay parejas que deciden tener un solo hijo o no tenerlos. Eso es más común de algunas ciudades o por ejemplo del área central de Tucumán, mientras que en la periferia el promedio de hijos por mujer es mucho mayor; puede llegar a ser cuatro o cinco hijos”.

Según Longhi la pandemia tuvo poco que ver en la baja de la natalidad. “Son transformaciones sociales que ya venían ocurriendo. Hoy se retrasa cada vez más la llegada del primer hijo y eso limita bastante el número de hijos que pueda tener una mujer. Ha cambiado la forma de establecer parejas y ya no existe una familia tipo”, explica.

Aunque pronosticaban que después de la pandemia iba a producirse un baby boom, los expertos en demografía no creen lo mismo, ya que la baja en el número de nacimientos es una realidad que se sostiene desde hace muchos años, y que ocurre en casi todo el mundo. España, por ejemplo, está bajo la lupa: la tasa de natalidad en ese país se encuentra por debajo de 1,3 descendientes por mujer, una de las más bajas de Europa. “Cuando ocurre, los países están destinados a envejecer salvo por algunas intervenciones, que pueden ser políticas públicas o migraciones”, remarca Longhi.

El mayor cambio ocurrió, según los investigadores, entre 2014 y 2015. Ese año, la fecundidad bajó muy rápido y desde entonces ese descenso se está acelerando. Es probable que esto se deba a cambios culturales y que haya más mujeres conscientes sobre su decisión y más empoderadas para tomarlas; es decir, más mujeres preocupadas por decidir cuántos hijos tener y cuándo, explicó Rafael Rofman, economista e investigador de Desarrollo Económico y Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), al sitio chequeado.com.

Un informe elaborado por Rofman detalla que la fecundidad en Argentina ha tenido, en el último lustro, el descenso más rápido en al menos los últimos 70 años. Entre 2014 y 2019, la tasa global de fecundidad en el país cayó un 22% y se ubicó en torno a los 1,8 hijos por mujer, cuando esta cifra a finales de la década del 70 era de casi 3,5 hijos por cada mujer. En Tucumán, en 1955 había cinco hijos por cada tucumana en edad fértil y ahora, menos de la mitad.

“Tener hijos es una gran responsabilidad”

A los pocos meses de estar juntos, Leandro, de 23 años, le confesó a su novia una decisión que había tomado hacía un tiempo: él no quiere ser padre y por ese motivo va a hacerse una vasectomía. No es el único caso. Cada vez más jóvenes se someten a este tipo de cirugías porque no desean tener hijos. “Por suerte, mi pareja coincide conmigo. Tener un hijo es una gran responsabilidad para la que no me siento preparado ni económica ni emocionalmente. Además no creo que me vaya a realizar como hombre el hecho de ser padre”, señala. A Leandro le gustaría terminar de estudiar y viajar, entre otras cosas. “Desgraciadamente a mi generación le robaron muchos sueños. Es imposible soñar con la casa propia, el auto y hasta formar una familia nos parece imposible”, cierra.

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