Los cinco mejores programas de la Reserva y del Jardín Botánico de Horco Molle

Los cinco mejores programas de la Reserva y del Jardín Botánico de Horco Molle

Desde esta semana se dictan talleres para grandes y chicos, con un costo de $ 750 por persona.

TAPIRES EN HORCO MOLLE. Ejemplares de esta especie amenazada recorren un sendero de la reserva. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO TAPIRES EN HORCO MOLLE. Ejemplares de esta especie amenazada recorren un sendero de la reserva. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

Durante todo julio y desde hace años, la Reserva Experimental y el Jardín Botánico de Horco Molle se posicionan -indiscutidamente- como uno de los paseos preferidos para las familias con niños pequeños. Solucionada al menos una escapada de las vacaciones de invierno, ¿no?

El Jardín cuenta con 240 especies de árboles y arbustos. Toda esa diversidad se reproduce en las 89 hectáreas que lo conforman y convierten en uno de los jardines más grandes de la Argentina. Además, se han contabilizado 184 especies de aves; 57 especies de hongos, líquenes y musgos; 40 especies de hierbas y 33 especies de mariposas. Y ni hablar de los celotes, hurones, corzuelas, comadrejas y zorros que, tras una lluvia, dejan sus huellas en el barro, cuenta el biólogo Pablo Quiroga

En frente, se encuentra la Reserva, que también abre sus puertas todos los días para recibir a los niños y no tan niños. A disposición de los visitantes están sus merenderos y los recorridos por los lugares donde viven los animales. "En este receso invernal tenemos una amplia gama de actividades", añade el director de ambos establecimientos, Juan Pablo Juliá.

En concreto, en el Jardín se han diseñado una serie de actividades para niños, como un taller para exploradores destinado a chicos de entre seis y 12 años que quieran aprender sobre plantas, aves, hongos, mariposas y mamíferos que habitan en estos predios. Se realizará el viernes 15 de julio, a las 15 horas.

También hay un taller de observación de aves, que apunta a un público más grande pues su objetivo es el avistamiento de los pájaros en su entorno natural. Es decir, se pretende no interferir en su desenvolvimiento, al punto que no sientan la presencia de los humanos observándolos o fotografiándolos. Se lleva a cabo los viernes de 9 a 11 horas.

En tercer lugar, se ofrece senderismo, una actividad que por su sencillez es ideal para realizarla en familia. Se hace los jueves de julio, de 15 a 17.

En tanto que para el sábado 23 de julio a las 15 se ha programado un taller denominado "Exploring nature and having fun", que consiste en recorridos para aprender el vocabulario específico de la flora y la fauna de un modo divertido.

En todos los casos, se requiere reserva previa (381 4132770 - 381 3036636). El costo de los talleres es de $ 750 por persona. Para pasear por el Jardín y la Reserva, se debe abonar $ 500. En el caso de que se quiera ingresar a un solo lugar, la entrada de menores es de $ 300 y de mayores de $ 350.

La quinta actividad programada es un taller de pilates, previsto para este sábado a las 11. Está destinado a adolescentes desde los 13 a los 18 años y a adultos.

La Reserva y el Jardín ocupan un área protegida que pertenece a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Sus instalaciones le fueron cedidas a la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Se encuentran ubicadas en el Parque Sierra San Javier, también propiedad de la UNT.

En sus últimos años, la Reserva se ha destacado por sus programas de rescate de tapires y de recuperación y suelta de tucanes, entre otras acciones que han tenido mucho impacto en la comunidad. 

El Jardín Botánico fue inaugurado a fines de 2017 y se ha convertido en uno de los más grandes de la Argentina. En su momento, el arquitecto y paisajista Oscar Chelela se propuso el desafío de lograr que fuese accesible a las personas con capacidades diferentes, al menos en un tramo. De hecho, para ellos se conservó un bosque de araucarias, puesto que esas hojas pinchudas proporcionan información para ciegos.

Actualmente, los dos espacios se han consolidado como una única opción para los visitantes.

En 2018, las autoridades del Jardín promovieron una serie de gestiones en búsqueda de financiamiento para proyectos de investigación. Así las cosas, fueron visitados por el suizo Joachim Gratzfel, director de los programas regionales de Botanic Gardens Conservation Internacional (BGCI, por sus siglas en inglés), y por la francesa Florence Guillaume, directora de la fundación botánica de Klorane. La BGCI es una red global de jardines botánicos. El laboratorio Klorane se dedica a la fabricación de productos provenientes de plantas; su Fundación procura proteger y revalorizar los patrimonios vegetales de las diferentes regiones.

Actualmente, poco más de 16 hectáreas de Horco Molle están siendo intervenidas por la UNT-con apoyo local y hasta internacional- en pos de recuperar la biodiversidad nativa de ese sector pedemontano. En lo que se considera un mega proyecto de restauración ecológica, planean plantar miles de tipas, cebiles y pacarás, entre otros. En esta etapa inicial, por ejemplo, ya se han colocado unos 300 ejemplares de tipa, jacarandá y tabaquillo, dispuestos en una media hectárea. "Horco Molle comenzó a ser alterado a principios del siglo pasado. Con esta iniciativa, se busca retroceder esos 100 años", precisa Juliá, en diálogo con este diario.

Según sus cálculos, los todavía plantines habrán alcanzado una altura considerable en una década. Así las cosas, para ese entonces la zona será bastante parecida a lo que era originalmente, aunque con mayor diversidad de especies animales y vegetales ("y con mejores servicios ambientales").

El proyecto cuenta con apoyo y financiación de la Universidad de Aberdeen, de la fundación franklinia de suiza y del jardín botánico Carlos Thays, de la ciudad de Buenos Aires. Además de los profesionales de la reserva y del jardín botánico -que dependen de la Facultad de Ciencias Naturales- trabajan en esto también los expertos del Instituto de Ecología Regional y la gente del Parque Sierra de San Javier.


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