Infancias trans: ¿es algo nuevo o ha estado siempre y antes se invisibilizaba?

Infancias trans: ¿es algo nuevo o ha estado siempre y antes se invisibilizaba?

"Sabía que había algo... lo veía venir. Pero pensaba que iba a ser lesbiana o masculina". Un relato en primera persona y un abordaje profesional. Cómo acompañar a los niños, niñas y familias.

EL INICIO. En 2013, Luana consiguió, a sus seis años, un documento nacional de identidad con el nombre con el que ella se siente representada y se convirtió así en la primera nena transgénero en obtenerlo en el mundo. Su mamá la acompañó. FOTO TOMADA DE AGENCIA PRESENTES EL INICIO. En 2013, Luana consiguió, a sus seis años, un documento nacional de identidad con el nombre con el que ella se siente representada y se convirtió así en la primera nena transgénero en obtenerlo en el mundo. Su mamá la acompañó. FOTO TOMADA DE AGENCIA PRESENTES

"Sabía que había algo... lo veía venir. Pero pensaba que iba a ser lesbiana o masculina. Nunca imaginé esto...", dice Ana. Y llora. Cuando los sollozos le permiten seguir, cuenta que su hijo tiene hoy 16 años y se llama Pedro. Pero cuando nació, era Sofía. "Me lo dijo a sus 10 años, aunque intentó hacerlo un montón de veces antes. Cada vez que me la veía venir, le cortaba la charla; él quería hablar y yo lo evadía. Fue un shock para para toda la familia", prosigue.

Finalmente, Ana (el nombre es ficticio), su marido y el resto de los hijos entendieron que debían dejarlo ser. Entonces empezó para él una durísima batalla cultural. "Afuera te topás con el discurso vacío de la gente. Porque si bien todos hablan de aceptación, comienzan a borrarse. Algunas maestras le decían 'como no te vas a golpear, si vivís con los changos'. U otros padres mezquinaban a sus hijos. Los amigos, en cambio, nunca tuvieron problemas de aceptación", relata.

"Hasta hace poco, la transexualidad infantil era invisible e impensada".

En nuestro país, existen un montón de niños y niñas trans que, poco a poco, están siendo comprendidos por sus familias, en primer lugar. Sin embargo, en las escuelas y en la sociedad, en general, todavía falta un largo camino. En concreto, se trata de niños con vagina y de niñas con pene. Pero, ¿qué significa esto? ¿Es posible? ¿Cómo? Aunque la biología nos ha enseñado que el mundo es binario, desde 2012 rige en la Argentina la Ley de Identidad de Género, por la cual todo ciudadano tiene derecho a reconocerse a sí mismo como se siente, sin importar su sexo biológico. De hecho y por esta razón, las personas trans pueden obtener su DNI con el nombre elegido.

"En el siglo de la revolución de género, cada vez son más los niños y niñas que manifiestan una identidad de género distinta a la asignada por genitalidad desde una edad muy temprana, entre los tres y seis años", dice Analía Lacquaniti, especialista en evaluación psicológica y en perspectiva de género, sexóloga clínica, educadora sexual, ex vice presidenta de la Asociación Argentina de Sexología y Educación Sexual y miembro de la Sociedad Científica de Sexología del Colegio Médico de Tucumán. ¿Por qué? ¿Esto es algo nuevo? ¿O ha estado siempre y antes se invisibilizaba? "Hasta hace poco, la transexualidad infantil era invisible e impensada. En ningún ámbito se hablaba de ello. Y como no entraba en nuestra representación social binaria del mundo, no era considerada ni visibilizada. Nadie escuchaba lo que estos niños y niñas expresaban. Al contrario: se les hacía callar, se les corregía y se les castigaba. Y por supuesto, sufrían", contesta la experta.

- Es muy difícil aceptar la idea de un hijo transgénero, sobre todo en su infancia.

- Crecían sin poder ser quiénes eran; encerrados en el disfraz que se les había impuesto. Y esto lo sabemos de la mano de sus protagonistas, adultos con identidad trans, que dicen no tener recuerdos de una infancia feliz, sino triste y despojada de comprensión. La identidad de género no es algo que se adquiere en la adolescencia o en la adultez, sino al contrario: las personas poseen conciencia precaria de su género cerca de los dos años de vida.

- ¿Qué son las infancias trans? ¿Qué es la identidad de género?

- La expresión trans es utilizada como síntesis de las identidades trans: travestis, transexuales y transgéneros. El sexo, género natal o género asignado al nacer es una etiqueta, generalmente masculina o femenina, que se sustenta en las características genéticas y anatómicas, como anatomía genital, cromosomas y niveles de hormonas sexuales. En cambio, la identidad de género hace referencia al sentido interno de quién es uno. Es el resultante de una interacción multifacética de ragos biológicos, influencias del desarrollo y condiciones ambientales.

Un niño o una niña pueden ser masculino, femenino, una combinación de ambos, un punto intermedio o ninguno (es decir, no conforme a una conceptualización binaria de género), enseña Lacquaniti. Esta percepción de género es una sentimiento íntimo; no se trata de una elección y, por lo tanto, no es una decisión voluntaria. "Simplemente, se siente. Se es", afirma.

Así las cosas -prosigue-, algunos pequeños logran expresar su identidad de manera verbal, a través de gestos, de ropas o de juegos. En ocasiones logran ser claros en sus enunciados, pues dicen 'no soy una niña, yo soy un niño'. Otras veces, no tienen esa claridad y esa posibilidad de expresarse.

En la misma línea de lo planteado por Lacquaniti, una encuesta realizada por el equipo de médicos y especialistas del Hospital Durand (pionero y referente en el tema) revela que ocho de cada diez adultos trans afirman haber percibido su propia identidad durante la niñez, pero aseguran haber vivido una infancia de represión, por lo que manifestaron su verdadera identidad al salir de la escuela.

- ¿La familia es el primer lugar de exclusión que viven los y las trans?

- Las familias viven con asombro e incredulidad estos primeros comportamientos, expresiones y gustos por determinados juegos y juguetes no acordes a su sexo asignado. Si las actitudes del entorno son de negación, ya sea de manera sutil o con castigos, puede que el niño o la niña se esconda o disimule quién es y lo que siente. Comúnmente, esto sucede entre los tres y cuatro años, cuando los chicos pueden percibir qué efectos provocan en las demás personas. Aquellas familias que mantienen una posición de rechazo pueden llegar a ser expulsivas. Generan mucho sufrimiento en esa personita que crece sin recursos para sentirse amada. Son niños o adolescentes que maduran con la vivencia interna de que todo lo que sale de sí mismos ha sido sistemáticamente descalificado.

Llegado este punto, Lacquaniti insta a los padres y madres a reacomodar su imagen interna de ese hijo o hija y a revisar los permisos y prohibiciones que estaban teñidas por la tipificación de género. "Ahora deben dejar salir al mundo a ese hijo varón, que hasta hace un tiempo era una niña criada como tal. Pensemos en todo lo que ello implica, como el ingreso a los baños públicos, la aceptación de nuevos gestos o de otros vínculos", ejemplifica.

Algunas familias transitan este camino con el sentimiento profundo de una pérdida; sienten que ese hijo murió, cuenta la experta. Otras logran comprender la realidad y mirar a su hijo con los ojos que él mismo se ve. "Por ello, la historia de cada familia es una historia de transformaciones", concluye. Actualmente, gracias a los marcos legislativos argentinos y al debate público, los padres se atreven cada vez más a consultar a profesionales.

Podría decirse que la infancia trans comenzó a estar en la escena pública de este país hace seis años, en octubre de 2013. En ese entonces, Luana consiguió, a sus seis años, un documento nacional de identidad con el nombre con el que ella se siente representada y se convirtió así en la primera nena transgénero en obtenerlo en el mundo. En 2017, su mamá, Gabriela Mansilla, creó la asociación civil "Infancias Libres", a través de la cual y junto a un equipo de especialistas con perspectiva de género, acompaña a las familias de todo el país.



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