Dominantes y relegados
Dominantes y relegados

El festejo masivo de River el jueves en el Monumental no era sólo por el tercer aniversario de la final de Madrid. Estaba, por un lado, el anuncio reciente de Marcelo Gallardo de que seguirá un año más. Por otro, la continuidad también de la dirigencia, con el triunfo aplastante del nuevo presidente Jorge Brito para cubrir la partida de Rodolfo D’Onofrio. Pero, más importante aún, la certeza de que River mantiene un plantel muy unido, que acata liderazgos y sabe resolver internamente eventuales conflictos. Y que sigue jugando el mejor fútbol del país. Por lejos.  

Tanto festejo silenció demasiado rápido tal vez la coronación de Boca en la Copa Argentina. Pero la alegría de Boca tiene un contexto distinto. Apenas después del triunfo contra Talleres, el club, a través de Juan Román Riquelme, no confirmó si Sebastián Battaglia seguirá como DT en 2022. El frente dirigencial sabe además que habrá dura batalla electoral si Carlos Tevez, como ya amagó ayer, se alista como nueva figura de la oposición, el anterior oficialismo que bajo las gestiones principales de Mauricio Macri y Daniel Angelici gobernó durante veintincinco años en Boca, como enfatizó el propio Riquelme (inevitable pensar que esa será la puja futura: Riquelme vs. Tevez). La escena de Boca se completa finalmente con un vestuario agitado por indisciplinas especialmente de jugadores colombianos que, en la cancha, tienen peso específico propio, pero son conflictivos fuera de ella. Y con un equipo que está cerrando el año con un fútbol muy discreto.  

No es lo mismo coronarse con cuatro fechas de anticipación y goleando 4-0 a Racing, como sucedió con River, que empatando sin goles contra Talleres sin haber casi tirado al arco en todo el partido y aferrado a los penales, como le sucedió a Boca en casi toda la Copa Argentina. No es sólo el título. Donde River ve certezas, Boca ve dudas. Y buena parte del periodismo le da un espacio central a esas dudas, no solo porque Boca vende, sino también porque acaso Riquelme no genera las mismas simpatías que sí ofrecía Angelici. Boca no juega bien, es cierto, pero igual sigue sumando títulos y ahora le interesa sólo el fútbol, no la política, dijo también Riquelme, en clara alusión al trampolín que significó el club para el posterior Macri presidente. Fue la primera vez que Riquelme habló tan claramente del factor político en Boca. Del Boca politizado. Y no justamente por él. ¿Y, ya que estamos en el tema, se dedicará también ahora a la política D’Onofrio, el presidente saliente de River que no asistió el viernes a la presentación formal del nuevo Comité Ejecutivo de la AFA y del cual él es uno de sus seis vicepresidentes? Veintiocho equipos en 2022 en Primera. Seis vicepresidentes en AFA. Superliga. Superclásico. Nos atrae lo grande.      

Tan dominantes e imponentes son las marcas River y Boca que relegaron títulos también ganados en esta misma temporada por Colón y Defensa y Justicia, y grandes campañas de Talleres y Vélez, en un fútbol de reglamentaciones siempre complejas y que, como fue dicho,  tendrá la insólita cantidad de veintiocho equipos en Primera la próxima temporada (tuvimos treinta unos años atrás) y se tomará las cuatro temporadas siguientes para volver recién en 2026 a los veintidós equipos, un número que permite una competencia no sólo más fuerte, sino también más vendible para la tele y los patrocinadores. Una cosa fue el argumento de proteger a nuestros clubes asociaciones civiles en la pandemia. Otra aprovechar la pandemia para salvarse del descenso. Ventajismo disfrazado de solidaridad.  

¿Lograrán los clubes argentinos, en medio de una economía en crisis, frenar en 2022 el fuerte dominio que ejercieron esta temporada los clubes brasileños? Si el flamante campeón brasileño Atlético Mineiro, con inversores millonarios, realizó fichajes “europeos” con los retornos de Hulk y Diego Costa, ¿crecerá esa tendencia cuando en 2022 los clubes SA sean ya una realidad en el país vecino tras la sanción parlamentaria que habilita la conversión? Y, si eso sucede, ¿crecerán entonces las diferencias de sus clubes más poderosos respecto de los nuestros, porque aparte la TV paga allá mucho más que acá? La permanencia de Marcelo Gallardo es una gran noticia para nuestro fútbol. Una flor en el desierto.

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