Diabetes, otra consecuencia de la pandemia

Diabetes, otra consecuencia de la pandemia

Por los cambios en la alimentación y las secuelas de la covid, cada vez más personas sufren este mal y otras agravan sus cuadros.

CONTROLES. El aislamiento hizo que muchos pacientes dejen de acudir a las consultas para su tratamiento o simplemente estudios de rutina. CONTROLES. El aislamiento hizo que muchos pacientes dejen de acudir a las consultas para su tratamiento o simplemente estudios de rutina.

La pandemia hizo estragos en todos los ámbitos de la vida: en lo laboral, en lo familiar y, por supuesto, en la salud. Este último aspecto se vio fuertemente perjudicado por la imposición de aislamiento y el miedo al contagio; en ese marco, la diabetes -que afecta a uno de cada 10 argentinos- fue una de las enfermedades más descuidadas, con un agravante: cuatro de cada 10 personas que la padecen lo desconocen.

El domingo se conmemoró un nuevo Día Mundial de la Diabetes, con el que se busca dar a conocer sus causas, sus síntomas y las posibilidades de tratamiento; y, a su vez, sensibilizar a la población sobre esta enfermedad que sigue en aumento. Este año, el lema fue “Acceso a la atención de la diabetes”: se procuró instar a los pueblos a tomar acción para que todo el mundo pueda tener tratamientos disponibles.

El leitmotiv 2021 no fue elegido al azar: coincide con el 100 aniversario del descubrimiento de la insulina, lo que cambió sustancialmente la vida de todos los que viven con la enfermedad.

Volvamos a la pandemia

“La necesidad de aislamiento determinó que no se pudiera salir a caminar, y como sabemos, la actividad física es un pilar fundamental en el tratamiento de la enfermedad. A su vez, se restringió un poco el acceso a algunos alimentos; entonces uno cocinaba con lo que había a mano, lo que generó una disminución en el consumo de frutas y verduras. Eso ha determinado el gran aumento de peso que se ha visto en la mayoría de las personas y, por supuesto, en los que viven con enfermedades crónicas”, explica a LA GACETA la doctora Cristina du Plessis, referente del Programa Provincial de Diabetes.

¿Por qué habla del peso? Porque se relaciona directamente con la resistencia a la insulina. “Por eso tenemos que empezar a controlarnos de nuevo, a retomar las riendas de nuestra salud”, aclara.

Más casos

Du Plessis comenta que sí se ha visto un aumento de casos de diabetes, pero asociados a la covid. “El virus tiene una acción directa sobre la célula beta del páncreas (responsable de convertir la insulina) y la inflama; además, en casos severos de coronavirus, se usaron corticoides que empeoran la insulinoresistencia. En síntesis, una persona que venía caminando por la cornisa, que no era diabética pero tenía una prediabetes, manifiesta la enfermedad con el covid”, explica.

Y no sólo los que transitaron esa enfermedad manifestaron la diabetes. Ese “caminar por la cornisa” es mucho más amplio. “Hay que recordar que la diabetes tipo 2 es una enfermedad que empieza muchísimos años antes del diagnóstico clínico, y comienza con cambios en el estilo de vida, sedentarismo y aumento de consumo de alimentos ultraprocesados”, resume la especialista. Básicamente, lo que pasó durante el primer tramo de la pandemia.

Silenciosa enfermedad

La experta dice que entre el 30% y el 50% de quienes tienen diabetes pueden no reconocer su condición hasta que aparecen los síntomas clásicos, como el aumento de consumo de líquidos, visión borrosa y pérdida de peso.

“Y esos síntomas son tardíos; entonces, si queremos detectar la enfermedad en forma temprana, tenemos que usar la estrategia de lo que se llama cribado oportunista. Toda persona mayor de 45 años tiene que, por lo menos, una vez al año hacerse un examen de salud y control de laboratorio, y toda persona de menos de esa edad con algún factor de riesgo para desarrollar diabetes tiene que ir una vez al año a control clínico y bioquímico”, alerta.

En este punto es imprescindible hacer notar que los factores de riesgo para la diabetes, a decir verdad, son bastantes. “Hay muchos factores que se asocian a su desarrollo. Y, encima, si te ponés a ver, el exceso de peso está en permanente aumento en todo el mundo. Se estima que el 60% de las personas a nivel mundial no realiza suficiente actividad física. Ahí ya tenemos dos factores fundamentales para su aparición”, ejemplifica.

Además, viene la predisposición genética. “No es un gen el que predispone a la diabetes, hay aproximadamente 400 y, por ahora, la ciencia no puede cambiar la genética. Lo que nos queda es la intervención en el estilo de vida, y siempre posicionarse, como en la mayoría de las enfermedades crónicas transmisibles, desde tres pilares: alimentación, actividad física y ambientes libres de humo”, recalca.

Pequeños cambios

Como la diabetes tipo 2 (la más común, en la que las personas no producen suficiente insulina) no se produce de un día para el otro, es posible prevenirla.

“En cuanto a la alimentación, se trata de comer lo mejor posible. Hoy por hoy tenemos que adecuarnos a nuestros ingresos, darle prioridad a las verduras que son más económicas... Es importante aprender a distinguir qué verduras pertenecen a los diferentes grupos, cuáles son intercambiables por otras de menor costo”, plantea la especialista, al desgranar los ejes principales que mencionó.

“Con respecto a la actividad física, simplemente hay que pensar que la caminata es gratis. Puedo dar vueltas por la manzana, dejar el auto más lejos y caminar unas cuadras más o elegir subir la escalera en vez de ir por el ascensor”, postula.

“Los ambientes libres de humo son importantes porque el humo del tabaco libera muchísimas sustancias tóxicas, y muchas de ellas hacen que se genere más insulinoresistencia, porque se oponen a la acción de la insulina a nivel de los tejidos. Entonces si ya tenemos una persona con sobrepeso, con abdomen prominente, y que encima fuma, tiene dos veces y media más probabilidades que cualquier otra persona de desarrollar diabetes”, advierte.

“Es momento de retornar con la actividad física de nuevo, hacerse chequeos médicos y empezar a introducir frutas y verduras en nuestra alimentación diaria. Por lo menos dos o tres frutas y un plato hondo de verduras cocidas al día”, recomienda.

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