“Vivir sin tradiciones es como querer ser un árbol sin tener raíces”

“Vivir sin tradiciones es como querer ser un árbol sin tener raíces”

Hoy se rinde homenaje a José Hernández, autor del Martín Fierro. Reflexionan una investigadora y una “profe” de folclore.

ENSEÑAR Y AMAR. La “profe” Mercedes Abregú, con su hermano y colega Braian, a la izquierda. A la derecha, su pequeño hijo, Ramiro. ENSEÑAR Y AMAR. La “profe” Mercedes Abregú, con su hermano y colega Braian, a la izquierda. A la derecha, su pequeño hijo, Ramiro.

Aquí estamos. De pie en el presente, que -fácticamente- es todo lo que existe. No estaríamos sin los que estuvieron antes y nos encargamos, como todos los seres vivos de intentar perpetuar la especie. ¿Qué nos hace diferentes? Que somos conscientes (entre otras cosas) del tiempo y construimos memoria; nos importa saber quiénes somos. Sin darnos cuenta, en sentido amplio, todos somos tradicionalistas. Porque no es cuestión de nuevo o viejo; “de aquí” o nacido en el extranjero. Es cuestión de identidad.

“Las tradiciones son las prácticas culturales que perduran y tiene capacidad de establecer vínculos entre las raíces y las generaciones actuales”. Así “improvisa” una definición -ante la pregunta de LA GACETA- Fabiola Orquera, doctora en Letras, investigadora en el Instituto de Investigaciones sobre el Lenguaje y la Cultura (UNT/Conicet). “Claramente, no se trata de construcciones fijas, inamovibles; se trata de una construcción dialéctica, en general, en tensión entre lo raigal y lo nuevo”, especifica, y añade, contundente: “pero vivir sin tradiciones es como querer ser un árbol y vivir sin raíces. Urge recuperar la transmisión de los legados”.

Fabiola trabaja específicamente sobre cultura de Tucumán, y recorre en la charla el trabajo fundamental que se hizo en la primera mitad del siglo pasado para registrar el cancionero de. NOA: tanto las letras, recopiladas en dos tomos por Juan Alfonso Carrizo (1937) como las melodías, producto del esfuerzo de Isabel Aretz (1946).

“Incluso a lomo de mula Isabel recorrió la provincia registrando las voces populares, y (pentagramas incluidos) publicó su trabajo en un libro llamado ‘Música tradicional argentina’, editado en Tucumán (1946) -cuenta la experta-. La idea era poder asegurar la transmisión. Por eso, cuando volvió a nuestra provincia en la década de 1990, se quedó muy sorprendida de que nada de eso se enseñaba en las escuelas”.

Los medios y las redes

Hasta la aparición de la radio, las novedades y la música se contaban de boca en boca.

“En nuestro país, los payadores, como los juglares medievales, iban de poblado en poblado contando y cantando -reflexiona-. Fiestas como el carnaval, las bodas, los velorios era reproductores de las prácticas culturales”.

Y -destaca-, primero con la radio, luego con la TV y ahora con muchísima más fuerza, con Internet, la globalización hizo de las suyas.

Añade que no hay que simplificar: “considero que, por ejemplo, el rock y el tango también forman parte de nuestras tradiciones; de hecho, en nuestro rock nacional es muy clara la ‘folclorización’”, resalta y ejemplifica: “ya habían nacido antes fusiones como las que hacía el Chivo Valladares: acordes de jazz en algunas zambas...”. Hay otro eje de fusión que fue clave en la construcción de la música argentina: Mercedes Sosa. “Y sí... ¡para mí Mercedes y Charly García son inseparables!”, agrega emocionada y destaca el importante papel que cumplió “La Negra” para que dejaran de pensarse como antagónicos el rock, el tango y el folclore (el “nuestro” y el del resto de Latinoamérica)

“Vivir sin tradiciones es como querer ser un árbol sin tener raíces”

Pero no basta, añade, y explica por qué: “para Mercedes, como para muchos otros músicos y escritores, la clave era que fueran ‘canciones con fundamento’; que generaran sentimientos, reflexión, un mensaje... Y estamos perdiendo ese legado. La música con raíces ancestrales (el folclore, bah) casi no se consume entre niños y jóvenes; asistimos a lo que considero un ‘robo de las tradiciones culturales’ a las nuevas generaciones”, añade.

“Lo que se escucha (porque se vende y se pone de moda) es música producida vaya uno a saber dónde y por quién, meramente comercial; muchas veces puro ritmo, y con frecuencia con textos agresivos y sexistas -destaca Fabiola-. Lejos, muy lejos de las canciones con fundamento; es como que nos robaron (o nos dejamos robar) nuestras tradiciones musicales”.

“Y así las nuevas generaciones pierden el lazo; no la consumen porque no lo conocen. En este momento, folclore, tango, rock nacional son casi música para élites, y élites de adultos. Y son la base de nuestra identidad. No es que lo nuevo/diferente sea malo; pero es preocupante si no se conoce de dónde se viene.... Y el rol de las instituciones, especialmente de las educativas, es clave en esto”.

Sembrando raíces

“A mí el folclore me llega de mi madre; era común que en casa de mis abuelos se cantara y se bailara”, cuenta Mercedes Abregú, profesora de danzas folclóricas. “Y para mí es la vida: bailando folclore conocí a Javier, mi marido; cuando me casé no hubo vals, hubo zamba...”, va recordando.

Hoy, además de ser su trabajo, la academia Huellas del Surco, que fundó en marzo de 2014 con su hermano menor, Braian, en El Colmenar, es un lugar de resguardo de las tradiciones... y de las infancias.

“Enseño con Braian (que además es profesor de bombo autóctono) tanto a niños como adolescentes; mi hijo Ramiro va conmigo desde bebé; ahora, a sus cuatro años, se desespera por zapatear”, cuenta divertida.

Verla bailar es verla elevarse. “Una zamba con alguno de mis dos hombres es lo mejor que me puede pasar...”, asegura. Su sonrisa y sus dos manos, una en el pañuelo y la otra en la falda, dan fe de ello.

Efeméride: Martín Fierro, una obra contra la injusticia

Hoy José Hernández cumpliría 187 años. Desde niño se había familiarizado con la vida rural y con las costumbres de ese personaje tan autóctono de la región: el gaucho, que estuvo siempre presente en su vida. “José Hernández sabe del poder de la palabra escrita para actuar sobre la sociedad (...). Y tiene un motivo para usar ese poder: las injusticias que padecen los gauchos”, escribió Hebe Beatriz Molina, doctora en Letras y docente de la Universidad de Cuyo, para la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Martín Fierro cuenta la historia de un gaucho payador, obligado -por quienes menosprecian su existencia y la del indio- a incorporarse al ejército. Víctima de la opresión y de la injusticia, huye y se convierte en un gaucho “matrero”.

Función en el San Martín: folclore en canto y baile

“Martín, un gaucho de Fierro” es el espectáculo que esta noche a las 21 y con entrada gratis, se ofrecerá en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601), como festejo central del Día de la Tradición por parte del Ente Cultural de Tucumán y el Consejo Provincial de Cultura, inspirado en el poema de José Hernández. Actuarán José María Montini, Los Arrieros y el Ballet Folklórico del Consejo Provincial de Cultura, dirigido por Martín Correa y Gustavo D’Elías. Este cuerpo está conformado por 19 bailarines y bailarinas que fueron seleccionados especialmente en toda la provincia: Luis Manuel Medina y María Carla Mansilla (de Alderetes); Juan Carlos Acosta, Haydeé Ayudarte e Iván Mena (de la capital); David Moya (Colalao del Valle); Elda Iris Sotelo (Yerba Buena); Facundo Solórzano y Celeste Ale (Monteros); José Romano y Sonia Galván (Simoca); Ckari Súmaj Castillo y Nerina Nicoloff (Tafí Viejo); Matías Zamorano y Lourdes Nogales (Lules); Iris Costilla, Álvaro Migoya y Lara Molina (Banda del Río Salí); y Alan Albornoz Cruz (Famaillá).

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