Cartas de lectores I: parches en educación

Cartas de lectores I: parches en educación

27 Octubre 2021

Un nuevo fin de año para la educación y los relatos de los ministros que vuelven a sacudirnos de indignación. El plan de un 2022 con más días de clases suena en los oídos como una burla mediática. Porque nos hartamos de expresar aquel trillado de que la cantidad no hace a la calidad, casi como una verdad de Perogrullo. Y aquí estamos con un sistema educativo que es fuente de crítica por amplios sectores de la sociedad y con docentes que aprendimos palabras mágicas, uso de varitas de hadas y a hacer aparecer y desaparecer contenidos que nos propusieron eliminar, amontonar, sintetizar, diluir y cuánta cosa más. Las burbujas pedagógicas desquiciaron la paciencia y patearon el tablero de la sensatez. Los barbijos nos sometieron a un esfuerzo que nos fracturó la palabra. Los alumnos volvieron luego de un año de encierro protegidos tras un barbijo que oculta emociones enfrentadas y que los exime de participar en clases. A la alegría del reencuentro de los primeros días la cercenó el miedo a un virus que se propagaba sin que hayamos sido vacunados. Y docentes murieron en el combate y no pudimos despedirlos. Y nos encontramos con un aula diferente, con una disciplina en retroceso, con procesos de aprendizaje en crisis, con sensación de catástrofe, con personas al borde del abismo, porque la pandemia había hecho estragos con la salud psíquica de las personas. Y fuimos al frente con un conjunto de miedos y de desconciertos. Y nada nos paralizó. Quizás en lugar de amontonar los días para blanquear la fachada y dar la imagen de una educación finlandesa habría que suprimir días frente al aula y convocar a los docentes en esos días para repensar los procesos, junto a padres y a directivos. Estamos cansados de días vacíos y de parchar lo insostenible; no somos docentes de oficina, estamos en el llano y ahí la educación agota porque el esfuerzo es profundo. Repensar la educación y dejar de amontonar días que se vuelven inútiles frente a un panorama de caos estructural. Los ministros debieran hacer lo que el Gral. San Martín, que cruzó Los Andes llevando libros sobre mulas, para leer mientras ensayaba estrategias de victoria.

Graciela Jatib

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