17 Octubre 2021
Todos estos días se escribió mucho por el Bicentenario de la Industria Azucarera pero no he visto ninguna mención especial a un derivado básico de su fabricación como es el alcohol (etanol) tan en boga desde varios años por el tema de la mezcla con las naftas (biocombustible) y que todos los sectores clamaban por prórroga o nueva Ley. Ahora, al recordar el Bicentenario nadie se acordó. El alcohol azucarero tomó impulso desde 1915 de la mano del recordado Dr. W. E. Cross con un crecimiento exponencial de producción en el plan Alconafta durante 12 años y ahora de nuevo. ¿Por qué ignorar eso? Pero lo más extraordinario será el futuro aprovechando su hidrógeno como la fuente de energía limpia del futuro (demostrado por el Conicet) o el gas de síntesis con lo cual podemos señalar que un futuro no muy lejano la “alcoquímica” vaya reemplazando paulatinamente a la petroquímica. Es lo que quiere el mundo de avanzada. Emplear productos de origen “infinito” (desde la biomasa) vs. productos “finitos” de energías no renovables como los derivados del petróleo y sus gases. En síntesis, una omisión lamentable en estos festejos. Tampoco leí ni escuché referencia algunas tenientes a cambiar los 50 años de atraso que exhibe ahora nuestra bienamada actividad en lo que respecta a “valorar la calidad del jugo” porque se usan fórmulas viejas de 1972 aptas para caña cosechada a mano y limpia o sea los “análisis indirectos” que el mundo azucarero no usa por la mecanización total de cosecha. Lo peor, parámetros que vienen de 1890. Tucumán tiene el 90%, o sea caña sucia con trash. Allí se imponen los “análisis directos” con jugo extraído por prensas hidráulicas y se valora la fibra que obviamente engloba al trash. Las viejas fórmulas deprimen el Rto fabril %. Si realmente se aprecia a la bicentenaria actividad hay que ayudarla a modernizarse.
Franco Augusto Fogliata
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