Stealthing: conocé de que trata este tipo de agresión sexual

Stealthing: conocé de que trata este tipo de agresión sexual

Quitarse el preservativo sin el consentimiento de la pareja ya es un delito en algunos países. Leyes, experiencias y lo que ocurre en Argentina

Stealthing: conocé de que trata este tipo de agresión sexual

Sea a través de constantes campañas de concientización públicas o por tendencias fugaces en las redes sociales, casi todos los temas referidos a la salud sexual implican un nunca acabar con dosis de educación e idas y vueltas de discusiones.

Luego de que California (Estados Unidos) lo declarara delito a principios de octubre, esta vez le tocó el turno del stealthing.

El término describe el momento en el cual una persona se quita o daña intencionalmente el preservativo durante el coito, sin el consentimiento directo de su pareja. Por supuesto, los “accidentes” pueden ocurrir, pero acá se trata de una práctica a hurtadillas, adrede y que vulnera nuestros derechos.

“La frase ‘el hombre propone y la mujer dispone’ resulta bastante naturalizada, pero la realidad muestra otra cosa cuando ya nos encontramos en una situación de proximidad e intimidad. Son muchísimas las mujeres que terminan consintiendo actos que les resultan incómodos o encuentros no plenamente deseados porque están poco acostumbradas a decir no y a fijar límites”, comenta la sexóloga Verónica Figueroa, del Centro de las Mujeres, Diversidades y DDHH.

Detrás de las excusas y los justificativos para avalar el stealthing resuenan frases como “no lo soportaba porque me apretaba”, “sufro alergia” y el engatusamiento filosófico de “para qué vamos a utilizar forro sí solo tenemos sexo entre nosotros... ¿O te acostás con alguien más?”.

“En estas ocasiones aparece un uso abusivo del derecho al goce (alegando que se disfruta mejor sin profilácticos) y que va en contra del derecho a la protección anticonceptiva de la pareja. También, otra de las modalidades más comunes de naturalización de la ‘marca masculina’ sobre el cuerpo de la mujer e invisibilización del poder de decisión femenino es el coitus interruptus (retirar el pene de la vagina antes de eyacular)”, explica.

En los consultorios tucumanos este asunto y la insistencia por tener sexo sin condón aparece con frecuencia. Entre los relatos, hay quienes inician directamente la relación así y testimonios en los cuales se promete la profilaxis luego (instancia que termina extendiéndose o nunca pasa por la euforia del momento).

“Muchas mujeres me plantean que quieren complacer el pedido o intentarlo, pero por el otro lado piensan en los riesgos de exposición. El resultado es que incluso por brindar su consentimiento, se carece de un placer libre. No hay instancia de distensión ni un me entrego al disfrute pleno porque por dentro se está luchando con el miedo, la ansiedad y la angustia”, agrega la psicóloga.

En la Justicia

Aunque la nueva legislación estadounidense representa un gran avance, a nivel internacional son pocos los estados que poseen ordenamientos al respecto.

Tras la aprobación de la Ley “Solo sí es sí” España es el país más avanzado en esta materia y, al ampliar la visión, queda el registro de algunas condenas distribuidas a lo largo del mapa. Para ilustrar, hay fallos con prisión efectiva en Alemania (2018), Suiza (2017) y Canadá (2014).

“En la mayoría de los países existe una laguna legal sobre este acto dado que la figura del stealthing aún no aparece contemplada como tal. Sin embargo, el delito está tipificado porque hablamos de una clase de violencia sexual. Según el lugar y la descripción del consentimiento en sus reglamentaciones, la práctica puede ser tomada como una agresión o violación”, aclara la abogada Silvana Medina, miembro de la Comisión de Género del Colegio de Abogados.

Cómo actuar

En Argentina, las víctimas de esta práctica llena de ups y disimulo pueden iniciar una demanda civil o penal.

“La Ley N° 26.485 (Ley de protección integral a las mujeres) señala el derecho a decidir sobre nuestra vida reproductiva y sexual. Por ende, al vulnerarse esta instancia el acto se encuadra dentro de la violencia”, especifica la diplomada. Además, entra en juego la Ley N° 12.331 (Ley de profilaxis de las enfermedades venéreas).

“Por el sigilo con que actúa el compañero sexual, el stealthing atenta contra nuestra integridad física y dignidad; un derecho humano contemplado en innumerables tratados internacionales a los cuales Argentina adhiere. Por ejemplo, tenemos la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) y la Convención de Belém do Pará”, agrega.

Bienestar

Bajo el polvo de la vergüenza, la coerción o los prejuicios, Medina recalca que existen decenas de micromachismos y comportamientos de violencia simbólica que nunca son denunciados.

“El poder que disponemos para controlar nuestro propio cuerpo está ligado con el control que ejercemos en otros ámbitos de la vida. El stealthing se encuentra sumamente relacionado con nuestra autonomía corporal y es un micro fragmento de la lucha que las mujeres llevamos adelante para obtener la autonomía completa sobre el propio cuerpo, la libertad y los derechos que nos corresponden”, reflexiona.

El dominio sobre “lo propio” y la difusión del conocimiento para tomar cartas en el asunto es lo único que va a evitar que prácticas como la retirada del condón, los embarazos precoces, los matrimonios con niñas y la mutilación genital femenina (en África y los países árabes) continúen.

En el círculo infinito de peros y contra argumentos que aparecen (mitad veneno, mitad debate positivo) al detallar las implicancias del sexo sin protección abundan los siguientes comentarios:

1- Claro, y a donde reclaman los hombres cuando las mujeres les mienten diciendo que toman las pastillas anticonceptivas y es falso.

2- Qué curioso que la culpa siempre sea del hombre. Ojo, la mujer es capaz de dañar los preservativos a propósito o incitar a dejar de usarlos.

3- Conozco chicas que se embarazaron a propósito para retener a la pareja.

“La gente siempre toma postura entendiendo que hay dos partes para resolver cualquier situación, es blanco o negro, me posiciono acá o allá. Por eso necesitamos cambiar ese enfoque y pensar en los matices. En una relación sexoafectiva el cuidado es mutuo y conjunto, y el diálogo tiene que ser el vehículo mediante el cual se acuerden cuáles son los modos de disfrute compartido o lo prohibido. La trampa, la traición y el engaño es malo para ambos. Tanto si el varón no quiere emplear preservativo como si la mujer interviene de alguna manera”, destaca Figueroa.

En segunda instancia, es importante pensar que el colectivo LGTBIQ+ queda igual de afectado frente a estas acciones y que la capacidad para reaccionar es menor según avanza la interseccionalidad.

A nivel emocional y psicológico, el componente de la falta de respeto por la voluntad de nuestro compañero es igual de reprochable.

“Durante varias décadas las mujeres han sostenido el consentimiento a casi todas las propuestas iniciadas por los hombres por miedo a que se enojen, desaparezcan o busquen a un tercero. Hoy, la reafirmación femenina y el convencimiento de que sentir placer es un derecho llevó a que cada vez más mujeres se animen a rechazar y cuestionar los modos abusivos”, acota.

Testimonios

- “A los 16 tuve sexo con mi novio por primera vez; en ese momento, era muy difícil relajarse y el miedo hacía bastante difíciles todas las cosas. Él dijo que no me preocupara y se sacó el preservativo para que entre mejor; recién me di cuenta cuando lo vi al costado de la cama porque por la vergüenza del momento ni siquiera miré lo que hacía. Comprendo que ambos éramos inexpertos, pero la falta de información y la inocencia trae graves consecuencias” (Josefina, 30 años).

- “Mi mamá me tuvo a los 19 años y de su experiencia aprendí a tener una comunicación sincera con mis novias sobre lo sexual. En varias ocasiones les consulté qué dispositivo o método anticonceptivo usaban o averigué sobre sus hábitos de salud sexual y llegué a recibí a cambio reacciones de indiferencia, de pudor o de enojo, porque alegaban que las trataba como si se acostaran con cualquiera” (Gustavo, 35 años).

DE A DOS. Toda relación sexual debe tener el consentimiento de la pareja. DE A DOS. Toda relación sexual debe tener el consentimiento de la pareja.

- “En la facultad tenía un novio que antes del sexo siempre me preguntaba mi etapa de ciclo menstrual. Según la respuesta insistía en hacerlo con o sin preservativo. Estaba enamorada y confiaba en sus conocimientos de casi médico, así que le seguía el juego, pero luego de despedirnos iba a comprar la pastilla del día después. Un mes tomé tres y tuve un desarreglo hormonal que me causó problemas de salud” (Gianna, 24 años).

Profilácticos

Es recomendable no guardar los preservativos en espacios calientes o con incidencia directa del sol; lo mismo va para tenerlos durante varios días en el bolsillo del pantalón o la billetera. Tampoco deben testearse antes echándoles agua o estirándolos para ver si hay fisuras en el látex. La utilización de aceites, vaselina o alimentos como si fueran lubricantes merecen otro no rotundo. “Existe la idea errónea de que colocarse el profiláctico antes de eyacular no hay riesgo de embarazo durante la penetración. La protección anticonceptiva es necesaria desde el inicio del coito porque el líquido preseminal ya contiene espermatozoides. Además, al cambiar de una zona de estimulación a otra tenemos que emplear un nuevo preservativo para evitar la transmisión de bacterias”, explica la sexóloga Natalia Zerda. Por último, nunca hay que abrir los envoltorios de condones con los dientes y es importarte recordar que estos productos traen fecha de vencimiento.

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