Una campaña atípica y “flexible”

Una campaña atípica y “flexible”

El oficialismo provincial no logra reacomodarse tras los cimbronazos que vivió en los últimos 15 días. Los dos espacios peronistas que lo integran no habían digerido el resultado de las Primarias y tuvieron que afrontar dos circunstancias extraordinarias: la partida de Juan Manzur a la Nación y el nuevo rol de Osvaldo Jaldo en la Provincia. Como si esto fuera poco, a este escenario se sumará esta semana otro hecho sustancial: la campaña para los comicios generales. De acuerdo con el cronograma, el jueves -a sólo 18 días de las internas- arrancan las actividades proselitistas con la mirada puesta en el 14 de noviembre. Las fechas electorales, que fueron acotadas por la pandemia, quedaron demasiado cortas para la curiosa realidad tucumana. Esta semana será clave y habrá nuevos desafíos para la forzada unión de sectores. La duda de los dirigentes es cómo será y cómo llevarán adelante una campaña cuando no han tenido tiempo para adaptarse y menos, para limar rispideces.

La cara de la gestión

Mientras, en Buenos Aires Manzur es la cara de la gestión del Gobierno Nacional y de la campaña. Si bien logró uno de los triunfos más importantes para el Frente de Todos en su distrito, tiene que afrontar una realidad diferente en su nuevo cargo. Tiene la misión de trabajar para revertir el rechazo que recibió el Gobierno en las urnas de los principales distritos. El gobernador en uso de licencia lleva una agenda muy ajustada que lo mantiene en la tapa de todos los medios nacionales. En las últimas horas, junto al ministro del Interior, Eduardo de Pedro, charló con gobernadores y dirigentes provinciales del Frente de Todos que perdieron en las PASO para replantear acciones y estrategias. Se espera que reserve un espacio para reunirse con Jaldo y articular la campaña tucumana.

En la Casa de Gobierno

En el manzurismo y en el jaldismo tienen muy en claro un aspecto: no hay margen para desacuerdos en esta etapa. Las reuniones de Jaldo con funcionarios y distintos sectores sociales e institucionales seguirán siendo las protagonistas en los próximos días. Entre las que quedan, la que más expectativas genera es la que pondrá cara a cara a los intendentes con el vicegobernador en ejercicio del Ejecutivo. Los jefes municipales más cercanos a Manzur habían quedado entre los más “heridos” por la partida de su jefe político. En el espacio creen que la convocatoria con los comisionados comunales, en cambio, no representaría un inconveniente porque la mayoría ya pudo intercambiar mensajes con el gobernador o con su entorno.

Se espera que Jaldo mantenga un discurso basado en la unidad del peronismo y continúe en contacto directo con el gobernador. Están descartados, según su equipo, cambios de funcionarios y de políticas de la gestión. En sus nuevas funciones, sin embargo, sí sigue personalmente lo que sucede en las áreas de Seguridad y de Educación, cuyas cabezas había cuestionado en campaña. Tras un encuentro con la cúpula de Seguridad, emplazó a quienes la lideran a subrayar las tareas en la calle y a llevarle resultados concretos a corto plazo. Ya habría recibido los primeros informes sobre este asunto. En los próximos días haría lo propio con Educación y ya habría advertido que no escatimará recursos para mejorar la infraestructura de las escuelas, de acuerdo con sus colaboradores.

En cuanto a la campaña, la tónica y la modalidad se definirá en los próximos días. Habrá dos conversaciones que serán clave: la que Jaldo tendrá con los intendentes y la que tiene pendiente con Manzur. En el jaldismo saben que será una empresa muy compleja porque hay sectores que no estarán dispuestos a encolumnarse y participar en los actos o compartir acciones en el territorio, pero aún así creen que habrá un trabajo en pos de mantener los buenos resultados del 12 que obtuvo el Frente. Específicamente, en estos aspectos, la idea sería sostener una campaña “flexible”. Es decir, que haya actividades por separado, sobre todo donde hay pujas comarcanas fuertes, y algunas conjuntas cuando estén dadas las condiciones. Mezclar los tantos no sería factible en algunas jurisdicciones, opinan en el oficialismo, como Monteros, Capital, Tafí Viejo o Famaillá. Son pocos los que estarán a gusto codo a codo con sus contendientes. Si bien Jaldo estará a la cabeza del proceso en general, a su alrededor afirman que no tendrá inconvenientes en no participar o ceder protagonismo eventualmente si así lo consideran necesario. Manzur también habría prometido estar presente en algunos tramos previos a la contienda.

A diferencia de la campaña anterior, no serían sólo los “institucionales” los que se la pondrán al hombro. El desafío, precisamente, será aunque sea mínimamente articular sectores y criterios.

De algo están convencidos en las dos partes protagonistas del entuerto: es fundamental que Jaldo y Manzur lleven a la Nación al menos dos diputados y dos senadores.

En el manzurismo repiten que ellos ganaron la elección y que deben tener participación preponderante en la campaña porque la lógica así lo indica. Si bien afirman que trabajarán para obtener el mejor rendimiento, hay dirigentes que no están de acuerdo con que sea el jaldismo el que les marque el ritmo proselitista, cuando lo vencieron en las urnas. Pocos son los representantes que pudieron hablar directamente con Manzur, pero este es un punto que varios quieren tratar con él. Sólo mantuvieron contacto mediante mensajes.

Diez días para definir

Si bien se pusieron a disposición y prometen que no pondrán trabas, varios dirigentes y funcionarios no están de acuerdo con cómo se está manejando la transición, aunque comprenden las circunstancias. Confían en que los acuerdos “de paz” se mantendrán y que todo será cuestión de tiempo. Varios de ellos tienen expectativas de mudarse a Buenos Aires, porque trascendieron varios nombres que podrían hacerlo, y esperan que haya definiciones dentro de 10 días. Advierten que no serán funcionarios de primeras líneas, para no dejar espacios al jaldismo. Al margen del disgusto por la situación, rescatan que Lealtad Peronista está firme como armado.

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