Un papá que conectó la crianza con los cuentos para niños

Un papá que conectó la crianza con los cuentos para niños

Ramiro Brunand, psicólogo y escritor, lanzó en 2019 su libro “Cuentos de un papá”, en el que recorre, a través de 13 relatos, el maravilloso mundo de las palabras, realzando el valor de leer junto a los chicos. Recomendaciones.

EXPERIENCIA ÚNICA. Ramiro Brunand escribe los cuentos para Vicki. INSTAGRAM @cuentosdeunpapa EXPERIENCIA ÚNICA. Ramiro Brunand escribe los cuentos para Vicki. INSTAGRAM @cuentosdeunpapa

Ramiro Brunand fue papá de Vicki y su mundo se dio vueltas. No solo comenzó a cuestionarse mandatos y estereotipos sino que buscó siempre ser compañero, junto a su esposa, de la crianza de su hija. Así, eligió generar momentos de encuentros con su pequeña, que hoy tiene dos años y ocho meses, a través de la lectura.

Los “Cuentos de un papá” llegaron en 2019 de su puño y letra luego de buscar libros para leerle a su pequeña hija y no obtener lo que se imaginaba. “Honestamente me pasaba eso, no me gustaba lo que encontraba. Entonces empecé a escribir algunos cuentos con las ideas que quería transmitirle y se los empecé a leer. Comencé a compartirlos con familiares y como les gustó, empeé a pensar en otras cosas”, dice Brunand, quien también se desempeña como psicólogo.

Para la primera Navidad de la pequeña Vicki “Cuentos de un papá” estaba impreso, era su regalo. “Fue un trabajo autogestionado y la cuenta de Instagram, @cuentosdeunpapa, nació en ese contexto, para darle un soporte en las redes sociales. Pero comenzó a crecer rápidamente. Me animé a mostrarme a mí, a lo que hacía y así fue creciendo. Hoy recomendamos y vendemos libros y buscamos que todas las familias se den la oportunidad de leer en familia”, le dice a LA GACETA.

- ¿Qué brinda la lectura en un contexto familiar?

- Lo más esencial y simple, si se quiere, es que la lectura es una forma de vincularnos, es un lazo social. Yo comencé a focalizarme en eso, en producir encuentros en familia, entre padres e hijos a través de la lectura. Los papás estamos a veces bastante ajenos y la lectura nos invita a acercarnos a miles de temáticas relacionadas con la crianza en donde vamos aprendiendo y compartiendo rutinas con los más pequeños. Hoy los varones vamos compartiendo cada vez más cuestiones relacionadas a la crianza, cosas que antes hacían las mujeres casi con exclusividad. Para Vicki y para mí, hoy recibir un libro es divertido, nos sentamos y empezamos a conversar.

- ¿Cómo es hoy el vínculo de crianza entre padres e hijos?

- Muchos padres me escriben todo el tiempo -y también madres-. Sobre todo preguntan cómo acercarse a los hijos o sobre lo cotidiano. Veo muchas historias de adultos que tuvieron padres ausentes o roles masculinos muy asociado a lo público y poco a lo privado. Una de las cosas que hacemos en Instagram es reflexionar acerca de la paternidad, algo que hacía de manera privada. A los hombres nos cuesta mucho corrernos del estereotipo del padre proveedor y colocarnos en un rol más activo y comprometido. Es importante en la mapaternidad sentirse en tribu, acompañado, hablar de estos temas.

- ¿Qué es lo que más cuesta romper del estereotipo de padre “proveedor”?

- Creo que lo más importante es que los papás nos animemos a renunciar a ese beneficio que tenemos de estar cómodos a expensas de la incomodidad de otro, de las madres. Me ha pasado de despertarme a la madrugada pensando en cómo ayudar a mi esposa durante la época de lactancia. Conversando, encontramos maneras para que pudiese participar y alivianarle un poco el camino, que era tortuoso por un momento. Hay una idea romántica de la mapaternidad que está espectacular pero también está la parte cansadora, de la rutina en donde el hombre a veces tiene el privilegio de dormir si quiere hacer eso porque, ¿qué me puede costar? ¿Una discusión con mi pareja?

- Es una carga desigual...

- Yo tengo ese privilegio, pero ellas no lo tienen; entonces tenemos que poder corrernos de ese lugar de comodidad que está sostenida en la incomodidad de ella. La idea era poder correr de ese lugar de comodidad, porque esa comunidad estaba sostenida en la incomodidad de ella. Empecé a pensar todo eso en un montón de ámbitos y realmente la posición del hombre siempre fue súper cómoda. Mi idea es que cada familia pueda hacer el ejercicio de que ella se pueda apoyar en mí y que yo la pueda sostener cuando está cansada, porque somos dos los que decidimos criar.

- Tenés una idea bien clara sobre cómo introducir la lectura en los más pequeños, ¿podés compartirla?

- Escribí una guía recopilando todas las experiencias que fui tomando y buscando que sea sencillo y accesible a cualquier persona que tenga ganas de acompañar a un niño junto con la lectura. La idea es que la lectura sea un encuentro y podamos entender que tenemos un rol activo. Es importante buscar un lugar cómodo, con buena luz, que se saquen los zapatos, sea calentito en invierno y fresco en verano, para que la situación sea cómoda y agradable. El horario del día no importa; sí es cierto que a la noche, antes de dormir se hace una rutina más fácil pero nosotros leemos a la mañana, antes de ir a la escuela o en cualquier momento. Le permitimos a ella que busque el cuento y lo leemos juntos, en familia también. Hay que saber que se les puede leer a los más chiquitos, a los bebés. No es necesario que gateen o caminen. No hay un intercambio fuerte pero, si observan, van a ver que hay comunicación. Yo empecé a ver los cambios en la cara de Vicki cuando modificaba mi voz al leer, sonreía o me hacía el enojado.

- ¿Qué herramientas empleás?

- Algo que suma mucho son los recursos: cambiar las voces mientras se lee, modificar las entonaciones o introducir elementos complementarios al texto como juguetes o demás. No hay que olvidar que la lectura debe ser lúdica y siempre, siempre, se puede comenzar a leer con un niño, no importa la edad. Un último consejo, quizás el más importante, es no abandonar la lectura cuando van creciendo. Por lo general, entre los ocho y los 10 años es cuando más se pierde la lectura porque se introducen las pantallas y los chicos ya leen solos. Además, hay menos material publicado para esas edades pero es reimportante continuar con el hábito porque genera preguntas y conversaciones.

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