Economía en tacos altos
IMAGEN ILUSTRATIVA DE LA TERCERA. IMAGEN ILUSTRATIVA DE LA TERCERA.

La economista Candelaria Botto posteó hace poco una lista de más de 25 economistas argentinos del año 2018. Al lado del nombre de cada uno (todos ellos varones, por supuesto) se indicaba la cantidad de entrevistas en las que había aparecido y los “segundos de aire” que cada una de ellas había consumido. Algo así como un ranking de quiénes eran los más consultados o populares.

En el puesto número uno se encontraba Javier Milei a quien los medios le habían realizado 235 entrevistas que representaban 193.547 segundos al aire. La lista seguía con Fausto Spotorno, Damián Di Pace, Martín redrado y Guillermo Nielsen. “La conozco (a la lista) de pe a pa porque fue cuando me cayó la ficha de que tenía que direccionarme al mundo de la comunicación. No hay una sola mujer en la lista y menos aún hay perspectivas feministas, críticas o nada que salga de lo que las consultoras y los mercados financieros quieren escuchar y repiten sin parar”, escribió la joven economista al respecto de esta lista.

Botto forma parte del grupo de mujeres que produce cotidianamente “Economiafemini(s)ta”, una organización que nació en mayo de 2015 con el objetivo de visibilizar la desigualdad de género a través de la difusión de datos, estadísticas, contenidos académicos y producción original sobre economía, orientadas a todo público. “Hoy somos capaces de comprender, cuantificar y explicar distintas fuentes de desigualdad económica que en el pasado han sido escasamente estudiadas”, indican desde su sitio web oficial y las redes sociales.

Según las especialistas que conforman este equipo, la brecha salarial entre hombres y mujeres se cerraría recién en el año 2.186, si todo continúa a este mismo ritmo. Los techos y paredes de cristal, es decir, las trabas que interrumpen la carrera profesional de las mujeres; la desigual distribución del trabajo doméstico no remunerado; las tareas de cuidado y las legislaciones con respecto a la mapaternidad son los temas que analizan cotidianamente, buscando respuestas para que esa brecha sea cada vez más chica.

Actualmente, además de las tareas de difusión, brindan cursos para todos los interesados en lograr una sociedad más igualitaria. “La solución de la desigualdad tiene como paso previo el conocimiento y la información sobre estas, por eso los invitamos a leer y a compartir el material que nos ayude a acercarnos un poco más a un mundo donde las mujeres y los varones seamos efectivamente iguales”, indican desde el sitio.

Uno de los conceptos más destacados que manejan y difunden es el de la “feminización de la pobreza”, y lo explican así en el artículo Feminización de la pobreza, pandemia y políticas públicas que se encuentra en su sitio web: “según el Ministerio de Trabajo, el 2021 empezó con 200.000 trabajadores registrados menos que el año pasado. Si bien esto ya prende las alarmas, sólo evidencia lo sucedido en el mercado laboral registrado, donde se pagan aportes jubilatorios y obra social. Si queremos ver un escenario más completo, que incluya el trabajo no registrado, entonces la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC nos indica una diferencia de más de 500.000 personas.

De esta manera, podemos ver que la profundización de la crisis económica tuvo un impacto más fuerte en los y las trabajadoras no registradas y cuentapropistas. Esta realidad corrobora lo que ya sabíamos, son las y los trabajadores informales y autoempleados la población más vinculada a la inestabilidad, ya que se encuentra estrechamente sujeta a los vaivenes de la economía en el corto plazo. A su vez, cuando vemos las tasas de desempleo, evidenciamos que son las mujeres menores de 29 años las más afectadas del mercado de trabajo, con un 26% de desocupación que implica que una de cada cuatro de ellas está buscando un empleo y no lo consigue”.

La forma de medir es clave para entender la feminización de la pobreza. “La pobreza se calcula tomando los ingresos totales de las familias, no se distingue puntualmente qué personas perciben cada monto y aportan a la suma del hogar. Es algo que está justificado porque la metodología reconoce a las estructuras familiares como el espacio en el que se organiza nuestra reproducción cotidiana”.

De todas maneras, las mismas encuestas muestran una brecha de ingresos de aproximadamente 27% entre varones y mujeres. Es así como, mirando los ingresos que percibe cada persona (y no el hogar completo), puede verse que el 10% de la población de menores ingresos está compuesto en un 63% por mujeres, lo que llamamos feminización de la pobreza, y el 10% de la población con mayores ingresos está compuesto en un 63% por varones, lo que podemos llamar masculinización de la riqueza”, explican.

Además de Economía Femini(s)ta, este espacio desde el cual surgieron también algunos libros como Economía feminista de Mercedes D’Alessandro, Botto recomienda @paridadmacro, un grupo de economistas mujeres con distintas miradas que escribe notas semanales en Bae Negocios. Espacios que se van abriendo, para conocer por qué somos una sociedad desigualdad y cómo podemos hacer para revertir esto.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios