La vocación es algo que se construye

La vocación es algo que se construye

08 Septiembre 2021

Pedro Lobo - Psicólogo del Instituto de Orientación Vocacional de Filosofía y Letras de la UNT

Según datos 2020 las carreras ligadas a la salud como medicina y enfermería -no psicología u odontología- registran un nivel de interés alto que se refleja en las inscripciones, pero por el sistema de ingresos con examen, esto no quiere decir que sean las carreras que finalmente tienen más estudiantes. Las carreras como abogacía y ligadas a la economía como contador público, licenciatura en economía o administración de empresas (agrupadas en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT) le siguen entre las más demandadas. Estas tendencias muestran que aún se mantienen como foco del interés de los jóvenes las carreras que en nuestra sociedad son las más valoradas cultural y tradicionalmente: ser médico, abogado o contador. Los cambios en las valoraciones que cada sociedad hace de las carreras, trabajos y actividades, en general, son lentos por lo que el impacto a nivel de números y el desplazamiento hacia nuevas carreras como las más deseadas son procesos muy graduales. Evidentemente las carreras ligadas a las áreas de los sistemas han ganado en interés, que también está ligado a los requerimientos del mercado y a las necesidades que las nuevas modalidades del trabajo exigen. Los jóvenes aspirantes a ingresar en estudios superiores se interesan con muchísima habitualidad en las posibilidades laborales de una carrera. El problema es que el dato que buscan puede ser engañoso. Uno podría saber eventualmente cuál es la salida laboral de una carrera al día de hoy, pero cuál será la realidad cuando este alumno egrese, en cinco o seis años o cuál será la realidad laboral cuando este profesional tenga 15 o 20 años de egresado, son cuestiones sobre las que no podemos tener certezas. En la actualidad los procesos de orientación vocacional buscan pensar la elección de una carrera en función de trabajar las modalidades de elección del individuo, sus propios deseos e intereses más que pensar la elección como el mero resultado de una demanda del mercado laboral. La vocación anteriormente era como una especie de tesoro enterrado que tenías que encontrar, vos la tenés oculta, pero no lo sabés. Ya no se piensa así, la vocación no es algo que ya está, sino que vas a comenzar a construir, los gustos e intereses no están definidos de una manera inamovible, sino que se van construyendo. Cuando entré en la Facultad me preguntaron si me gustaría ser docente. No, no tenía ningún interés. En segundo año, una profesora preguntó: ¿Algunos de ustedes se animaría a exponer un comentario sobre este texto en un par de semanas? Un amigo levantó la mano y dijo: “sí, Pedro Lobo y yo”, lo quería matar. Hicimos el proceso y de repente empecé a encontrarle el gusto, al año siguiente me metí en un concurso de ayudante estudiantil y desde entonces estoy en la docencia y es el trabajo que más me gusta. No tenía la vocación docente, la fui construyendo.

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